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Para el Ayuntamiento de El Vendrell puede ser un primer paso para recuperar el edificio del histórico teatro Brisamar de Coma-ruga, de propiedad municipal, y dotar a la zona de un equipamiento singular para los vecinos, desestacionalizar la zona y atraer a visitantes todo el año. Pero para los vecinos es un brindis al sol a pocos meses de un año electoral y no se creen el proyecto.
El Ayuntamiento ha adjudicado la redacción de un anteproyecto que debe recoger y adaptar al edificio las pretensiones de dar actividad al inmueble, cerrado desde 2012 y para el que el paso del tiempo juega en contra.
El encargo es para un anteproyecto que debe recoger la intención de destinar el edificio a un centro de terapias naturales de salud, deportivas de baja intensidad, actividades de mejora de cuerpo y mente e incluso una piscina cubierta, saunas, jacuzzi y una terraza en la planta superior.
La concejal de playas, Bárbara Peris, explica que el anteproyecto debe recoger y encajar las pretensiones en el inmueble. O incluso determinar si el actual edificio puede conservarse o debería hacerse uno de nueva planta adaptado a las pretensiones.
Ese documento debe servir para pedir subvenciones que permitan tirar adelante la obra, aunque todavía no está cuantificado el presupuesto que podría tener.
Esbozo
Peris niega electoralismos, aunque lo cierto es que ahora se ha encargado un esbozo de lo que, de ser factible, posteriormente debería detallarse en el proyecto. La concejal de playas explica que es una idea que hace más de un año que la concejalía, junto con las técnicas del departamento de Turismo, trabajan para dar un uso al edificio relacionado con la salud.
«El objetivo es dar servicios a la zona a la vez de crear un elemento de atractivo turístico que pueda alargar la temporada por el tipo de terapias y actividades que ofrezca». Además de recuperar un emblemático inmueble que durante décadas fue un símbolo de Coma-ruga.
Emblemático
Construido en 1961 el cine teatro Brisamar contaba con 743 butacas y una caja escénica de 14 metros de ancho y 9 de profundidad, similar a la del histórico Liceu de Barcelona y por el que pasaron las mejores compañías. También contaba con dos salas de cine con 82 butacas cada una.
El Ayuntamiento lo compró en 2008 asumiendo la deuda de la finca para optar a la compra por 1,2 millones, lo que evitó una subasta.
En la fachada destacan los mosaicos, obra de Santiago Padròs, uno de los mejores mosaístas y que residió en la zona. Pese a que no había peligro, hace unos años se realizaron trabajos de consolidación.
Pero también ha sufrido el expolio de todo el interior antes de que se tapiase la entrada después de que vecinos de la zona alertasen de que accedían personas incluso para pernoctar y llegó a sufrir un incendio.
