La crisis y los atracos reiterados obligan el cierre de la Joieria Rafel de El Vendrell

Los pequeños comercios del sector sufren la crisis, la inseguridad y la competencia de las grandes cadenas

19 mayo 2017 23:47 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:24
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El pasado sábado colgó el cartel en su Joieria Rafel de la Rambla de El Vendrell. Liquidación por cierre con descuentos del 40% en todos los productos, reza el anuncio. La crisis en el sector de la joyería y los atracos han llevado a Rafel Gil a cerrar el establecimiento tras casi dos décadas.

Los carteles sorprendían a muchos vecinos. De 45 años, Rafel Gil lleva tres décadas dedicado al negocio de la joyería. «Comencé con 16 años», lo que la ha valido un reconocimiento a nivel nacional. Pero no es suficiente. «Cuando se acaben los productos cierro». Calcula que en junio.

 

‘Jóvenes no compran’

La crisis han reducido las ventas en el negocio, sobre todo en los pequeños comercios, desde hace años. «Los jóvenes no compran joyas porque no pueden y los adultos cada vez lo hacen menos», explica el joyero.

El negocio de muchos establecimientos del sector se limita ahora fundamentalmente a unos arreglos también cada vez más mínimos y centrados en la relojería. «Incluso preguntan si la reparación es muy cara. Si lo es optan por no hacerla, explica el joyero».

Crisis y atracos. El joyero de El Vendrell ha tenido diversos asaltos. Casi un atraco al año. Aunque no es el principal motivo del cierre. Desde las agrupaciones de joyeros de Catalunya explican que los robos son una amenaza, pero sólo puntualmente son causa de los ceses del negocio.

El ministerio del Interior obliga a las joyerías a disponer de una caja fuerte de apertura retardada, alarma, puertas blindadas e incluso detectores sísmicos para detectar intentos de butrón. En este sentido son los representantes los más expuestos ya que están en la calle.

 

Muchos gastos

Además, las compañías de seguros no cubren robos fuera del establecimiento. Son muchos gastos. «Muchas joyerías han cerrado y cerrarán. Sobre todo las pequeñas», augura Gil.

También explica un cambio de preferencias entre quienes todavía pueden permitírselo. «Las joyas antes se compraban como inversión o capricho. Ahora los que pueden prefieren gastar su dinero en electrónica o viajes».

O incluso se opta por el diseño en metales no preciosos y aquí las grandes marcas son una difícil competencia a la joyería artesanal. Una situación a la que se añade una disminución de celebraciones como bodas o comuniones que suponían un motivo de compra de esas piezas.

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