Los agricultores denuncian que sufren robos 'masivos' de hortalizas

Aseguran que han 'saqueado' cosechas, sobre todo de alcachofas, para revenderlas. Alertan de que es peligroso

19 mayo 2017 23:22 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:28
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Los payeses del sector de las hortalizas están preocupados por los repetidos robos que sufren en sus fincas. Reconocen que la situación se repite cada invierno, pero también aseguran que este año la problemática ha crecido de forma alarmante. «Habitualmente se llevan pequeñas cantidades, principalmente, para el consumo propio. Pero ahora entran y saquean las cosechas con nocturnidad y alevosía», explica David Roca, encargado de la Cooperativa Agrícola de Cambrils. Sobre todo, se llevan alcachofas y calçots, verduras que este año tienen el precio más alto y esto hace que sean más ‘golosas’ para los ladrones, que en muchos casos optarían por revenderlas.

Jaume es de Cambrils y uno de los afectados por la situación. Explica que entraron en su finca por primera vez hace alrededor de un mes, y después lo han hecho dos veces más. Calcula que se han llevado unos 500 kilos de alcachofas. «No pude pillarlos, y eso que vivo aquí, en la masía. Incluso he hecho guardia varios días, pero no lo he conseguido», lamenta este agricultor cambrilense. Le preocupa que le roben y su producción caiga en picado: «Nos ganamos la vida aquí, y robos masivos como estos nos perjudican muchísimo».

Pero Jaume también lamenta el daño que hacen a las plantas. «Las destrozan. En una zona donde tengo 3.000, casi no han dejado ni una entera. Y luego cuesta mucho que vuelvan a producir», apunta. Asimismo, confiesa que el año pasado ya percibieron que se había producido algún robo, «pero no como ahora, que ha sido terrible. Ahora riego a última hora de la tarde para que, al menos, se vayan llenos de barro».

 

Peligros para el consumidor

Los agricultores alertan de los peligros que supone este hecho para el resto de la ciudadanía. Afirman que, si sustraen las hortalizas para revenderlas, el consumidor final puede sufrir las consecuencias. «Se aplican tratamientos fitosanitarios. Y los ladrones cogen las plantas sin saber si están preparadas para el consumo», señala el encargado de la cooperativa cambrilense.

«La última vez que ocurrió, había sulfatado las alcachofas el lunes, y me las robaron la madrugada siguiente. Yo sé que debo esperar cuatro o cinco días, regarlas y limpiarlas, para poder usarlas una semana después. Si eso no se tiene en cuenta puede acabar mucha gente en el hospital», alerta Jaume, quien afirma que ya ha puesto dos denuncias.

«A veces los consumidores no son conscientes de qué compran. Lo único que ven es la diferencia de precio. En otros productos se tiene más en cuenta», señalan desde la cooperativa.

 

‘El volumen es de cajas’

Otro de los afectados recientemente es Òscar Escribà. Explica que en anteriores inviernos habían detectado fugas de pequeñas cantidades. «Pero ahora son mucho mayores. El volumen es de cajas. Y además rompen la planta, provocando que haya problemas para que brote otra vez. Pillarlos es muy complicado», lamenta este vecino de Cambrils.

Para tratar de evitar situaciones como estas, han llegado a aconsejarles que vallen las fincas. Pero Escribà se muestra claro y contundente: «Es inviable, y además, si quieren entrar, lo harán igualmente, con o sin vallas». En su caso, apunta, le robaron hará unas tres semanas.

Oriol Aragonès, coordinador de Unió de Pagesos en el Baix Camp y miembro de la ejecutiva del sector de la huerta, aseguraba ayer que de momento no tenían constancia de esta situación. Pero anoche tenían programada una nueva reunión de la comisión junto con cuerpos policiales para poner sobre la mesa distintas cuestiones y analizar los datos registrados en el último mes.

Aragonès lamenta que en muchos casos, el afectado se queja pero no formaliza una denuncia ante la policía. «Los Mossos necesitan saber qué ocurre y tener información que les permita actuar. Los agentes incluso se ofrecen a desplazarse hasta la finca y que el agricultor haga la denuncia desde allí», puntualiza Aragonès, lamentando que «los policías no tienen bolas de cristal».

La problemática es difícil de combatir. «El aumento del precio hace que haya productos más golosos; el acceso es fácil porque son propiedades no valladas, y si denuncias tampoco consigues mucho. Alos dos días los responsables vuelven a estar en la calle», puntualizan los agricultores.

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