Los Reyes Magos esparcen ilusión y regalos casa por casa en Cambrils

Crónica. Vuelve la tradición del reparto de paquetes, con mascarillas y besos al aire, pero con los nervios y la inocencia de siempre entre grandes y pequeños

02 enero 2022 17:20 | Actualizado a 06 enero 2022 13:13
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Faltan unos minutos para las 9.30h de la mañana. El termómetro no marca más de cinco grados, pero en la plaza del Pòsit se congregan varios grupos de familias que se reúnen expectantes en el exterior de sus portales.

La ilusión se masca en el ambiente y los más pequeños no pueden esconder los nervios. De fondo se empiezan a escuchar los cláxones de varios coches. Cada vez más cerca. «¡Ya vienen los Reyes, ya vienen los Reyes!», anuncia alguien con exaltación.

De repente, aparecen en escena Sus Majestades los Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, recibidos entre aplausos y vítores como auténticas estrellas del rock. Hoy, además, han aparcado sus camellos y se han subido a bordo de tres modernos jeeps para recorrer las calles de Cambrils repartiendo los regalos casa por casa. 

Ataviados con sus elegantes capas y sus relucientes coronas, los ‘reixos’ no pierden un minuto. Los vehículos reales han llegado cargados hasta los topes y grandes y pequeños les aguardan después de una noche de muchos nervios.

Sus diligentes pajes toman posiciones y ya han empezado a esparcir los regalos por las casas del barrio. Los pitos no dejan de sonar para acabar de despertar a los vecinos más perezosos y los ayudantes reales se ponen a gritar los nombres de todos los que van a recibir su regalo.

La señora Lluïsa es la primera que coge el presente de manos de Melchor. Emocionada, agradece la labor de todos los que lo hacen posible. Y es que la edad no está reñida con la ilusión en un día como el de Reyes. 

Gerard es el próximo en recibir su paquete, que hace mucho más bulto que él. Antes, Gaspar se interesa por cómo va en el colegio y si se porta bien en casa, una formalidad que tienen que cumplir todos los niños y niñas antes de abrir sus regalos. «Es un momento muy especial. Que los Reyes hagan la entrega personalmente y que los niños puedan verlos y abrazarlos es algo único. No es lo mismo que encontrarse los regalos debajo del árbol», reconoce su madre, Aura, fiel a la tradición cambrilense cada Navidad.

Es momento para las fotos, recoger los caramelos y volver corriendo a casa para abrir los paquetes. Aunque también hay quien no puede esperar ni a entrar en casa para abrir el suyo.

Pau tiene un año y medio y se estrena en esto de recibir el regalo de manos de los mismísimos Reyes Magos. La reacción natural ha sido la de asustarse, pero ahí están sus padres para darle seguridad. Mantiene las distancias, pero pronto coge confianza y se lanza a por su regalo. Le han traído una moto, que ya luce deslumbrante en la puerta de casa. 

Quien también debuta este año es Noah, de tres años, que ha bajado al portal en pijama y abrigo y todavía tiene cara de dormido. Es la primera vez que celebra los Reyes en Cambrils y está alucinando. Después de abrazarse tímidamente con Gaspar, abre a toda prisa su presente, un nuevo puzzle para su colección.

Los hay mucho más experimentados. Como Joa y Roc, dos hermanos de 9 y 6 años que llevan casi una hora esperando a Sus Majestades en la rambla de Jaume I. «Este año llegan más tarde», se impacientan.

No paran de saltar e ir de aquí para allá esperando a que los pajes griten sus nombres. No pueden estar más eufóricos. Su madre, Betty, recuerda cuando ella misma se encontraba en esa misma situación. «Cuando yo era pequeña les esperaba en este mismo sitio, en casa de mis abuelos, y ahora son ellos los protagonistas. Es muy bonito ver cómo lo viven con la misma ilusión que lo hacíamos nosotros después de tantos años», cuenta.

Y es que hay cosas contra las que ni la pandemia, ni la subida de los precios, ni siquiera el frío pueden luchar. Después de que el año pasado, la Covid desvirtuara el reparto de regalos de los Reyes en Cambrils, ayer la ilusión volvió a apoderarse de grandes y pequeños para disfrutar del día más mágico del año. Con mascarillas y besos al aire, pero con el nerviosismo y la inocencia de siempre.

Una tradición de hace más de 50 años que se mantiene más viva que nunca gracias al trabajo de la Associació d’Antics Alumnes La Salle Cambrils. En la logística del reparto de regalos participan más de cien personas; unos 50 personajes y más de 60 miembros de la organización y voluntarios, que se han ganado un año más el agradecimiento de todo el pueblo de Cambrils.

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