Un matrimonio denuncia que su hijo sufre bullying en el instituto de Roda

Sus padres han llevado el caso a los Mossos. Dicen que el chico, de 14 años, ha recibido duras amenazas por parte de compañeros

19 mayo 2017 23:05 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:21
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Los padres de un alumno de segundo de ESO del Institut Roda de Berà han denunciado ante los Mossos d’Esquadra de El Vendrell que su hijo, de 14 años, sufre bullying por parte de otros alumnos del centro. El juez ya lo ha admitido a trámite. El joven ha recibido de un compañero mensajes de WhatsApp con insultos y amenazas como «te voy a rajar» o «voy a tu casa a quemártela». Aseguran que ya le había increpado en persona en anteriores ocasiones. Y esta vez fue de manera virtual. Según explica su padre, Xavier Vidal, la situación va mucho más allá: «Todo empeoró cuando detectamos que su tutora también le atacaba y le hacía la vida imposible» (lo que se conoce como surmenaje). Los padres del chico aseguran que llegarán donde sea necesario para poner fin a esta situación, subrayando que «mi hijo está desesperado y desanimado, ya que no entiende por qué le hacen esto».

Este es el primer curso que el joven estudia en el instituto de Roda. El año pasado iba a un centro de Tarragona. «Pero como vivimos en Roda, decidimos hacer el cambio. Antes tenía que madrugar mucho y llegaba ya muy tarde por las noches. Iba muy cansado. Así que dimos el paso», explica el matrimonio, quien asegura que el joven nunca antes había tenido ningún problema similar y que aún mantiene contacto con sus anteriores compañeros de clase.

Vidal explica que recibió una llamada de la tutora en que le acusaba de vandalismo, apuntando que había rajado las ruedas de su vehículo. Pero el padre asegura que es una afirmación totalmente falsa, y que pueden demostrarlo porque el día en el que ocurrieron los hechos «mi hijo jugaba un partido de baloncesto federado con el equipo de La Salle Puigcerver de Reus en Sant Carles de la Ràpita y podría aportar el acta de la federación». A los pocos días -apunta Vidal- la tutora le llamó para comunicarle que su hijo sería expulsado durante tres semanas por haber roto, según ella intencionadamente, un cristal de una de las dependencias del centro de un pelotazo en la clase de educación física. La familia, sin embargo, defiende que fue un accidente, y que ni siquiera les dieron opción de réplica «ya que no se nos permitió entrevistarnos con la dirección ni con la tutora cuando fue expulsado».

Fue durante la primera semana de expulsión cuando el joven recibió las amenazas a través del móvil, en horario escolar y desde una de las aulas del instituto, explica Xavier Vidal. Y añade: «Los profesores no solo no se dieron cuenta, sino que no actuaron contra ese niño hasta que los Mossos se personaron en el centro con la denuncia que nosotros, como padres, habíamos presentado en la comisaría de El Vendrell».

Según explican los padres, a partir de ese momento el surmenaje creció. «Nos comunicaron que la expulsión ya no sería de tres semanas como nos dijeron al principio, sino de tres meses, el máximo permitido por la ley. No nos explicaron los motivos, no nos quieren atender, nos dan cifras contradictorias de partes de mala conducta y no tienen las copias. Primero dijeron que eran 60 y después 43. No cuadra nada», dicen.

El niño, que sigue expulsado, tiene derecho a realizar trabajos escolares y asistir a exámenes. «Pero cada vez que aparece por el centro para entregar los deberes o hacer exámenes es increpado por la profesora para que no vaya por el centro», puntualiza Vidal. E insiste: «Mi hijo ha entregado todos los trabajos pero en el centro dicen que no. Y encima han perdido algunos deberes». De hecho, manifiesta que le han suspendido la asignatura de Plástica cuando lo había entregado todo. «Cuando nos quejamos, lo corrigieron en bolígrafo en la hoja de evaluación. ¿Qué clase de validez puede tener esto?», alerta.

Por otra parte, el Síndic de Greuges, en su sección de Defensor del Menor, aceptó su queja a trámite pero hasta hoy no tienen más noticias. También han intentado ponerse en contacto con la Direcció General d’Atenció a la Família i la Comunitat Educativa, de momento sin respuesta.

Lo último que ha sucedido, explican sus familiares, es que han cambiado de clase al chico y ahora irá con los alumnos con necesidades especiales. «Nadie nos lo ha comunicado. Y ni los profesores sabían nada de este cambio de grupo. Tampoco hay un informe que certifique que sus capacidades son menores», insisten los padres, que aseguran que el joven «no irá a clase si le ponen en este grupo. No queremos».

Por su parte, el centro declinó ayer hacer declaraciones, apuntando que el caso está en manos de los Serveis Territorials d’Ensenyament de la Generalitat.

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