Cristian Perfumo: «La ceniza volcánica del Hudson me acompañó durante meses»

El autor dibuja en ‘Rescate gris’ un thriller psicológico que transcurre en la Patagonia, bajo la erupción del volcán chileno, en una historia parcialmente basada en un hecho real

03 abril 2021 19:44 | Actualizado a 04 abril 2021 12:40
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Un volcán en erupción, un secuestro bajo las cenizas en Puerto Deseado, un rescate difícil de pagar... Este es el escenario de la última novela de Cristian Perfumo, Rescate gris (Suma de letras. Penguim Random House. Grupo Editorial), un autor que ambienta sus thrillers en medio del paraje natural de la Patagonia argentina, donde se crio. Siempre a caballo entre un lado y otro del Atlántico, este autor e informático triunfó con sus novelas autopublicadas en plataformas digitales. Uno de sus éxitos es El coleccionista de flechas, con el que ganó el premio Literario de Amazon. Rescate gris fue finalista del premio Clarín de Novela, 2018, uno de los más prestigiosos de Latinoamérica. En él, la erupción del volcán está basada en un hecho real, vivido por el propio escritor. El secuestro...

La ceniza impregna toda la novela.
Sí. Lo viví. Es un hecho tan fuerte que lo tengo grabado en la memoria. Es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia. Yo solo tenía 8 años.

¿Ocurrió igual que en ‘Rescate gris'?
Me desperté un día para ir al cole, pero enseguida vi que mi familia actuaba de manera extraña. Miré por la ventana y todo el cielo estaba de un color imposible, que no lo vi nunca más, entre naranja y gris. Una cosa muy rara. Y entonces por la radio nos enteramos de que era una erupción volcánica, en Chile.

¿Desde Chile?
A 600 kilómetros de mi casa. En la Patagonia hay mucho viento y siempre sopla de oeste a este. Fue una de las erupciones más grandes de las que hay registro en Sudamérica y la ceniza cubrió un área del tamaño de Austria, más o menos. Mi pueblo estaba debajo de esa nube. Es como un talco, pero gris y mayormente es de óxido de silicio, que es vidrio molido. Es muy finito y nos acostumbramos a vivir con eso. La erupción duró seis días, pero la nube, el polvo nos acompañó durante meses por el viento.

En Puerto Deseado, donde me crie, casi todo el mundo tiene allí guardado un frasquito de la ceniza volcánica en su casa

Y entre las cenizas, plantea un secuestro, algo muy angustioso.
Esa es la parte de ficción. Este es mi quinto libro y ya llevaba tiempo pensando en la historia de un secuestro. Entonces, se me ocurrió que al familiar de la víctima le pidieran un dinero que él no robó. Eso me parecía bastante original. Una premisa interesante porque claro, yo pienso en una idea y luego me la tengo que aguantar durante un año o año y medio mientras la escribo, por lo que tengo que estar muy enamorado al principio. Ya sé que al final terminaré harto.

¿Y cómo entra aquí el volcán Hudson?
En esa época más o menos volví a Puerto Deseado, al pueblo de mi familia, donde me crie y casi todo el mundo tiene allí guardado un frasquito de la ceniza volcánica en su casa. Hay gente que aún lo usa para pulir metales, porque los deja muy brillantes. Mi padre también lo tenía guardado y me lo dio. Me acuerdo que lo abrí, lo olí y la verdad es que no tenía el mismo olor que yo recordaba. Igual porque después de 30 años, algo en su composición química podía haber cambiado, pero me metí un poco en la boca como para intentar revivir esa sensación. Porque yo me había comido kilos de aquello cuando era niño. Una pizca en aquel momento, no me iba a hacer nada, pensé. Vi que el escenario de la erupción sería muy potente, muy inusual. Además, el volcán no solo sorprende a la víctima, sino también  a los secuestradores. Y les cambia las reglas a las dos partes. Fue por eso que decidí incorporarlo. Tarde o temprano lo hubiera utilizado. Tiene mucho jugo.

¿La trama tiene algo que ver con los secuestros esprés que se dieron en Argentina durante algún tiempo?
No. Ocurrieron mucho después de la erupción del volcán. A veces pasaba que llevaban a alguien al cajero y le obligaban a sacar dinero. Ahora hace mucho que no escucho de ese tema.

También habla de la depresión. ¿Cómo puede hacer mella en una familia?
Como todas las enfermedades, uno les intenta poner una etiqueta, englobarlas y meterlas en una bolsa, pero cada uno puede vivir la misma enfermedad de una manera diferente. Una enfermedad en la familia impacta a todos los miembros, cualquier tipo de enfermedad. Pero como todas, mientras más se alargan en el tiempo, mayores son sus ramificaciones y sus consecuencias. A veces es una enfermedad muy fuerte y dura poco y otras, pueden ser fuertes o no, pero duran mucho. Mientras escribía el personaje de Graciela quería ser respetuoso hacia las personas que han pasado por eso. No tenía claro que el lector que haya pasado una depresión se sintiera identificado. Tuve un montón de dilemas con ese tema.

¿Qué hace un informático escribiendo novelas?
Tienen más en común de lo que uno sospecha. Yo soy programador y mi trabajo es resolver un problema, escribir un algoritmo, un código para que haga una cierta tarea. Hay una estructura que hay que seguir para que el programa funcione, para que haga lo que uno quiere que haga y esa estructura, si no se hace bien, hay problemas, no funciona. El proceso mental de escribir un programa es un poco parecido a armar un puzzle, tiene que encajar todo. Cuando esto se traslada a la literatura, también yo lo vivo como una experiencia parecida. Pienso que estoy resolviendo un problema, un puzle, y quiero que todas las piezas encajen. Entonces, escribir un programa o una novela es bastante similar en ese sentido. El desafío mental lo vivo como algo parecido.

Usted triunfó en digital. ¿Cómo ha sido el paso a papel?
Es el primero que saco con una editorial. Todos mis anteriores también los saqué en papel, autopublicándolos, de manera personal y a través de plataformas, lo que se llama impresión bajo demanda. Rescate gris ya estaba escrito y les interesó. A partir de ahí empezó un proceso de reeditar, con el equipo editorial, que sabe muchísimo. Ahora la historia, tal como está contada, es mucho más fuerte que su primera versión. Pero la autopublicación puede servirle a cualquier autor, quizás, para demostrar que sus historias tienen lectores detrás.  

¿Ha estado en Pompeya?
Miles de años después del volcán. 
 

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