El pequeño lobo de Orce

El ‘Canis orcensis’, hallado por el investigador del IPHES Bienvenido Martínez, vivió hace 1,6 millones de años

25 mayo 2021 11:08 | Actualizado a 28 mayo 2021 14:12
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«Este animal vivió hace 1,6 millones de años. Se caracterizaba básicamente porque pesaba unos 15 o 20 kilos, tendría la cara alargada y su dentición indica que, sin ser una forma hipercarnívora, sí que consumía más carne de vertebrados que los lobos del Pleistoceno inferior que se conocen en Europa, cuyos hábitos dietéticos eran más omnívoros, con mayor consumo de vegetales. Esta conclusión se apoya en un análisis bioquímico, que pone de relieve la acumulación de isótopos de nitrógeno-15, que indican unos hábitos carnívoros».

Bienvenido Martínez-Navarro describe de este modo el Canis orcense, una nueva especie de lobo hallado por un equipo de paleontólogos liderado por él mismo en Venta Micena, en la cuenca de Baza (Granada). El descubrimiento, publicado en la revista ‘Compte Rendus Palevol’, es fruto de una revisión del material que se había excavado años atrás. «Es un cúmulo de datos que vas sumando año tras año hasta que finalmente te percatas de que existen diferencias por las que podemos constatar que esta forma de lobo es diferente a los otros de la misma cronología en el continente. Esto nos permite decir que se trata de una nueva especie». 

Bienvenido Martínez-Navarro  es investigador ICREA en el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) sito en Tarragona y profesor asociado de la Universitat Rovira i Virgili (URV), donde es responsable de la asignatura de paleontología y también imparte clases del Master de Prehistoria.

Se caracterizaba básicamente porque pesaba unos 15 o 20 kilos, tendría la cara alargada y su dentición indica que, sin ser una forma hipercarnívora, sí que consumía más carne de vertebrados que los lobos del Pleistoceno inferior que se conocen en Europa.

Para este profesional, el hallazgo significa, ante todo, que «los yacimientos de Orce aún no han dicho la última palabra, ya que en la cuenca de Baza está el mejor registro paleontológico del Plio-Pleistoceno, que abarca los últimos cinco millones y medio de años y que muy probablemente sea el más rico de Europa». Venta Micena es un yacimiento con unas dimensiones únicas en el que, según los cálculos de los expertos, tiene más de un millón de metros cuadrados con restos paleontológicos, lo que significa «más de 60 fósiles por metro cuadrado».

Bienvenido recuerda, además,  que «en Orce se encuentran las evidencias humanas más antiguas de Europa Occidental», localizadas en los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva 3, datados de 1,4 y 1,3 millones de años de antigüedad, consistentes en un diente humano fósil, abundantes piedras talladas y marcas dejadas por su uso en los huesos de los animales de los que se alimentaban estos remotos antepasados.

Grandes mamíferos
En lo que a paleontología se refiere, Bienvenido explica que este pequeño Canis orcense, bautizado así en honor a la localidad de Orce, «sería el ancestro del lobo que después se encuentra con los humanos, el Canis mosbachensis, aunque el Canis orcensis no llega a encontrarse con los humanos. «En Venta Micena había una fauna muy variopinta de grandes mamíferos», cuenta Bienvenido. Entre ellos, «abundancia de mamuts, rinocerontes, hipopótamos, ciervos, dos especies de búfalos y cuatro de bóvidos más pequeños. También dos especies de tigres de dientes de sable, una pantera y un lince, una hiena gigante, la famosa Pachycrocuta brevirostris, un oso, que comía prácticamente lo que comen los osos pardos actuales, un tejón y tres especies de cánidos, que comprenden un licaón y un zorro, entre los que estaría el Canis orcensis».

En aquel momento, en el Pleistoceno, que se remonta a hace 2,6 millones de años, los grupos humanos que lo habitaban eran cazadores recolectores. Así, Bienvenido señala que «eran muy carnivoros. Se alimentaban de los elefantes, algo que está documentado en el yacimiento de Fuente Nueva 3, que es un auténtico cementerio de elefantes». 
Eran grupos humanos de varias decenas de individuos. «Desconocemos cuántos, pero podrían estar formados por cincuenta o un centenar de personas. «Lo sabemos porque descuartizaban los elefantes y se los llevaban, lo que significa que transportaban 600 u 800 kilos. Esto quiere decir que se los tenían que comer, ya que no se conoce que tuvieran manera alguna de conservar la carne», apunta  Bienvenido, quien destaca la importancia de todos los yacimientos de la cuenca de Orce.

Bienvenido Martínez-Navarro es el autor del libro ‘El Sapiens asesino y el ocaso de los neandertales’.

«Son espectaculares por tres razones», dice este especialista. «Porque estamos en el sur del sur de Europa, la climatología es la más benigna y es Mediterránea». Para hacerse una composición de lugar, Bienvenido ilustra que «toda la cuenca de Baza estaba dominada por la presencia de un lago de más de cincuenta kilómetros, que atemperaba, lo que favorecía la presencia de animales». Además, también se sabe que estos yacimientos estaban ligados a la presencia de manantiales de aguas termales, «mayoritariamente hipotermales, de pocos grados. Si en verano había sequía, los animales iban hasta el lago y en invierno, si hacía frío, el agua salía con una temperatura agradable».

Bienvenido Martínez-Navarro es, asimismo, autor del libro El sapiens asesino y el ocaso de los neandertales, una reflexión sobre el rol de nuestra especie.

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