En la playa con M. Night Shyamalan

'Jungle Cruise' y 'Tiempo' son dos de las películas que se podrán ver este verano

02 agosto 2021 17:54 | Actualizado a 02 agosto 2021 18:00
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Se han ido estrenando títulos, pero la taquilla sigue renqueante. Ni “La viuda negra”, el regreso de Marvel a las salas en tiempos de pandemia; ni “En un lugar tranquilo 2”, la notabilísima secuela de una de las películas de terror más rentables de los últimos tiempos; ninguna de estas películas ha logrado reactivar la recaudación. Este año, además, no hay un título como “Tenet”, dispuesto a salvar las salas de cine con su cóctel infalible entre blockbuster y cine intelectual.


Lo que sí que hay es una nueva película de M. Night Shyamalan, el director que revolucionó el cine en el tránsito del siglo XX al XXI con una cinta como “El sexto sentido” que exacerbaba el concepto del giro final. Tras una serie de películas excelentes y una obra maestra como “El protegido”, Shyamalan parecía extraviado. Se reencontró, primero, en los brazos del terror sin grandes presupuestos con “La visita”; y sobre todo con el regreso al universo de los superhéroes con dos películas en las que reaparecían los personajes de “El protegido”: “Múltiple” y “Glass”.


Shyamalan, pues, ha recuperado la forma. Quizá por esto, el estreno este verano de “Tiempo”, su última película, puede considerarse de nuevo un pequeño acontecimiento. Situada en una isla paradisíaca, donde una pareja con dos hijos se disponen a pasar unos días de vacaciones que disipen los nubarrones que planean sobre el matrimonio, “Tiempo” se va recogiendo sobre si misma. Si el paisaje insular tiende a cerrarse, abierto hacia el mar pero delimitado por sus propios confines; Shyamalan va un paso más allá y lleva a sus personajes a una cala escondida por un muro escarpado y rocoso, de la que los protagonistas no logran escapar. De hecho, el mismo Shyamalan ya había trabajado sobre espacios que componen como micromundos: la comunidad de vecinos de “La joven del agua”, el sótano carcelario de “Múltiple”, la casa de “La visita” o el sanatorio de “Glass”; pero también el ascensor donde queda atrapado un grupo de personas en “La trampa del mal”, de la que Shyamalan no era director pero sí guionista.


En esta playa, con tres familias (y un rapero que se ha quedado solo tras perder a su novia) comienzan a suceder cosas extrañas: desde desapariciones, a transformaciones. Shyamalan logra poner en práctica su perfecto dominio de la cámara y de la escena. Jugando constantemente con lo que vemos y con lo que no, con el movimiento de una cámara que va revelando algún secreto, la película se va desplegando hacia el discurso metafísico, en torno al paso del tiempo, ese concepto que da título al film en su versión española. Y, si bien es cierto que los diálogos son flojos (por no decir que a veces burdamente explícitos), que la resolución no está a la altura de su premisa, y que alguno de los actores, como Gael García Bernal, parecen fuera de tono: la idea de “Tiempo” resulta tan perspicaz como la puesta en escena de Shyamalan.
Por todo esto, y por su paisaje playero, “Tiempo” es uno de los títulos de este verano, junto a la esperada “Annette”, el musical dirigido por Léos Carax, o títulos a priori menos estimulantes, como “El escuadrón suicida”.


En este panorama se ha colado Jaume Collet-Serra y su incursión definitiva en el blockbuster hollywoodiense con “Jungle Cruise”, una película de aventuras protagonizada por Emily Blunt y Dwayne Johnson. La película se basa en un parque temático de Disney, y aunque esta premisa lo diga todo, se le agradece a “Jungle Cruise” su faceta precisamente lúdica, sin más aspiraciones que la de hacer del Amazonas una montaña rusa. Además, Blunt se confirma como una de las mejores actrices contemporáneas a la hora de armarse (aquí, a lo Indiana Jones) para la acción.


Quizá, “Jungle Cruise” sea la menos personal de las películas que Collet-Serra ha firmado en Estados Unidos, donde ha sabido establecerse a camino entre el thriller de impacto y un universo propio. Sus películas junto a Liam Neeson configuran un corpus interesante: con músculo, pero también con personajes atravesados por la pérdida, la confusión y la duda. Mi favorita, de todas ellas, se titula “El pasajero”, y pasa casi por completo en un tren. A Shyamalan, seguramente, le interesaría esto.

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