Karen: retrato de los últimos días en Kenia

29 mayo 2021 06:30 | Actualizado a 29 mayo 2021 06:33
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En 2014 el azar puso al escritor francés François-Henri Désérable frente a una placa en Vilna, antigua Vilnius, que indicaba que el escritor francés, nacido en Lituania, Romain Gary había vivido en ese edificio. Désérable le dedica su novela Un tal señor Piekienly al escritor, a tratar de rastrear las huellas reales de un personaje que aparece en La promesa del alba, las memorias de Gary. Lo que descubre Désérable es a Gary, sus capas, la leyenda que se construye. Catherine Millet ha publicado también este año en español Amar a Lawrence, sobre el autor de El amante de lady Chatterley; un estudio donde, como en el libro de Désérable, se mezclan la autobiografía y el ensayo. Sin salir de Francia, pero ya traducido, la escritora Marie-Hélèna Lafon dedica unas páginas emocionantes e inteligentes a explicar su pasión por Flaubert. En español –edita minúscula– se publica solo ese texto breve pero intenso; en la edición original, el texto precede a la selección de las páginas favoritas escritas por Flaubert y seleccionadas por Lafon. Agradecimiento, homenaje, reconocimiento de una deuda o señalar al maestro, confesar una obsesión, cualquier motivo cabe para justificar un libro de un escritor sobre otro escritor. 

En el cine hay no pocos ejemplos de películas dedicadas a escritores, más o menos cerca del biopic o más o menos cerca del retrato del proceso de escritura, y eso que seguramente hay pocas cosas menos cinematográficas que un escritor escribiendo. Shirley, que se estrenó directamente en plataformas, escapaba del biopic, aunque sí ofrecía algunas claves de la escritura y del mundo de Shirley Jackson, a quien estaba consagrada. 

Karen, el segundo largometraje de María Pérez Sanz (Plasencia, 1984), tiene como protagonista a la escritora danesa Karen Blixen (1885 - 1962), que firmó sus libros con el pseudónimo de Isak Dinesen. Entre otros, Memorias de África, que fue adaptado al cine con Mery Streep en el papel de Blixen y Robert Redford en el del cazador con el que la escritora tiene una historia de amor. Esa película se centraba en la trama romántica, justo de lo que quería huir Pérez Sanz en la suya: Karen es el retrato de la última temporada de Blixen en África. Entonces aún no era escritora, aunque ya había empezado a escribir, y seguramente el fracaso del cafetal la impulsó a escribir, o dicho de otro modo: si hubiera seguido ocupándose del cafetal tal vez no le habría quedado tiempo para la literatura.

Blixen había apostado todo a ese cafetal en Kenia, que terminó vendiendo tras la caída de los precios del café. 
La película tienen una particularidad que explica su esencia: rechaza la tragedia y se centra en situaciones domésticas, aparentemente anodinas, para hacer el retrato de esos últimos días de Blixen en Kenia. Para María Pérez Sanz, “Karen es un antibiopic porque deja fuera los acontecimientos relevantes de la vida del personaje para detenerse en un momento muy preciso de su existencia que se representa además a través de lo que normalmente no se filma, momentos valle antinarrativos que sin embargo para mí son completamente cinematográficos”. Eso hace que el peso de la película caiga en la relación de Blixen con Farah, el capataz de su granja, se ocupaba del dinero, de la administración de la granja, y en parte era el mediador entre Blixen y Kenia. Escribe de todo eso con detalle en Sombras en la hierba. 

María Pérez Sanz eligió a Christina Rosenvinge para que hiciera la banda sonora, pero la convenció también de que tenía que ser Blixen: afortunadamente, aceptó. Rosenvinge le da al personaje entereza y aleja la película de la épica con su interpretación contenida y sutil. Hay otro elemento más peculiar: el origen del proyecto no fue Blixen, sino la idea de convertir la dehesa extremeña en otra cosa, y ahí se apareció la escritora danesa. La película, de escaso metraje, transcurre y funciona como un hechizo cuyos efectos solo son visibles al final, cuando el pasado y el presente se conectan y se hace evidente uno de los temas de la película: el destino. En ese salto temporal está contenida la explicación del mito Blixen y es lo que da sentido a todo lo demás.

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