Mireia Tarragó: «La ópera no volverá a ser un género de masas»

La soprano tarraconense gana el Premi Catalunya Música que otorga 
la emisora Catalunya Ràdio y grabará una maqueta profesional

13 enero 2021 11:30 | Actualizado a 13 enero 2021 16:06
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La soprano Mireia Tarragó (Tarragona, 1995) cerró 2020 alzándose con el Premi Palau Música que la emisora Catalunya Ràdio otorga, por séptimo año, dentro del ciclo El Primer Palau. El galardón consiste en la grabación de una maqueta profesional con un repertorio escogido por ella y promoción internacional a través de la red de la Unión Europea de Radiodifusión. Pese a su juventud, la tarraconense ya ha tenido papeles protagonistas en óperas como Les Mousquetaires au couvant, Hänsel und Gretel, Die Zauberflöte, Gianni Schicchi o Dido and Aeneas.

De niña tocaba la guitarra.

Empecé de muy pequeña en el Centre de Difusió Musical de Tarragona, primero tocando el piano y al cabo de poco me interesé por la guitarra, que se convirtió en mi instrumento principal y así entré en el conservatorio.

Y se pasó al canto.

En el conservatorio llega un momento en el que puedes hacer un segundo instrumento y en ese momento me decidí por el canto, ya que había cantado muchos años en el coro infantil de la Associació Cor Ciutat de Tarragona, Els Rossinyols, y ya me gustaba mucho. Durante tres años lo compaginé con la guitarra, pero me gustaba tanto cantar que al final acabé decidiéndome por el canto. Además, en el conservatorio hacíamos cada año montajes de ópera con los que aprendíamos mucho y nos lo pasábamos muy bien. Acabé el conservatorio y con 18 años entré en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC) en Barcelona, donde estudié el superior y luego el máster de Lied.

¿Una soprano nace o se hace?

Si con soprano nos referimos al tipo de voz, se nace, porque el registro vocal viene determinado por una serie de características anatómicas tanto de las cuerdas vocales como de la tráquea, laringe, faringe, cabeza y el cuerpo en general. Evidentemente, luego hay que hacer todo un trabajo a muchos niveles para llegar a cantar con un buen dominio de la voz.

¿Es sacrificado?

La imagen de que llevamos el instrumento encima, o vaya, que somos el instrumento, es bastante clara. Cuidar la voz es cuidar el cuerpo también, comer correctamente, dormir bien, hacer deporte... Una siempre está pendiente de cómo está la voz y a veces es un poco cansado, pero poco a poco se aprende a relativizar y a vivirlo con tranquilidad.

Cerró 2020 con la recompensa del Premi Catalunya Música.

Siempre es una alegría ganar un premio y más uno de estas características. El 2020 fue muy extraño, pero por suerte siempre hay cosas buenas que recordar.

Hizo bien en presentarse.

El concurso consta de dos fases. La primera consiste en enviar un vídeo, currículum y propuestas de concierto. Las personas seleccionadas para la segunda ofrecen un concierto de media hora en la sala grande del Palau. Ya solo poder pasar a la segunda fase es un premio, porque no siempre se tiene la oportunidad de cantar en esa preciosa sala. Yo lo hice el 30 de septiembre y fue una gran experiencia acompañada por Carmen Santamaría al piano. El premio fue una sorpresa y es muy especial porque en la carrera de un músico siempre llega el momento de grabar una maqueta y ahora me ha llegado esta oportunidad.

¿Ya tiene pensado el repertorio de la maqueta?

Aún le estoy dando vueltas. Seguramente será un repertorio centrado en mujeres tanto compositoras como poetisas. Grabaré algunas obras de las que canté en el concierto del Palau, de Clara Schumann, Alma Mahler o Ilse Weber, y es posible que pida un pequeño ciclo de obras de nueva composición. En principio grabaremos en septiembre en la sala pequeña del Palau de la Música, pero aún falta acabar de concretarlo todo.

¿Por qué un repertorio íntegramente femenino?

En la ESMUC empecé a estudiar el repertorio de Clara Schumann junto con la pianista Marina Pelfort, con quien creamos un concierto dedicado a su figura para darla a conocer. Desde entonces me interesé por la música de compositoras y en el trabajo de fin de máster hice un estudio sobre algunas de ellas y lo desconocidas que son. Gracias a esto, estoy descubriendo un repertorio fantástico y estoy incluyéndolo de manera natural en el mío para reivindicar y normalizar que es necesario que haya un equilibrio.

2020 ha sido un año muy duro. ¿Cómo lo ha vivido profesionalmente?

En marzo empezaba una época muy activa, con muchos conciertos tanto de solista como colaborando con el Cor de Cambra del Palau, y de un día para otro se canceló todo. Fue muy chocante y era desesperante no saber cuándo podríamos volver. Las producciones iban cayendo hasta que no quedó nada de nada entre marzo y agosto. Por suerte, a finales de agosto retomé la actividad con el Kallias Ensemble en la Schubertíada de Vilabertran y fue una gran alegría. Y así parecía que volvía cierta normalidad hasta que en noviembre volvieron a cerrar la cultura, aun sabiendo que no había habido contagios en conciertos, cine, teatro...

Así fue.

Es un poco desesperante, sobre todo la incertidumbre de no saber si lo que estás preparando para la semana siguiente lo podrás hacer. Y lo peor de todo son las producciones que no se sabe si se podrán reprogramar.

¿A la ópera le cuesta ponerse de moda y llegar al público joven?

Es un tipo de arte que cuesta renovar o darle un nuevo enfoque. Se pueden hacer producciones más modernas, más interesantes, más cercanas a nuestra época, pero creo que no volverá a ser un género de consumo de masas que esté de moda y que llegue a todo el público joven, aunque nunca se sabe.

¿Por qué?

Algunos argumentos están obsoletos y opino que para que estén acorde con la sociedad actual hay que darles unas cuantas vueltas. Pero esto no quiere decir que tenga que dejar de hacerse ópera, todo lo contrario, hay que seguir programando e intentar renovar el género al máximo.

¿La ópera es elitista?

En España es de difícil acceso. Las entradas son muy caras y, aunque hay descuentos para estudiantes, cuesta encontrarlos. Es cierto que cada vez hay más proyectos para hacerla llegar a más público, tanto desde teatros grandes como el Liceu o desde pequeñas instituciones y compañías que intentan hacer sus espectáculos para acercar el género a toda la gente que le interese. También es verdad que la ópera es generalmente un espectáculo de gran formato y eso dificulta su accesibilidad.

Aparte de buena voz, requiere dotes de interpretación.

En la ópera se interpreta un personaje, por lo tanto las dotes de interpretación son también muy importantes. En el superior se estudian técnicas actorales como parte del currículum en algunos cursos, pero pienso que aún habría que hacer más hincapié en esto, añadir más horas de esta asignatura y hacerlo durante los cuatro años de carrera. Para renovar el género de la ópera se empieza a dar más importancia a la teatralidad de los personajes y es por eso que las dotes de interpretación se están volviendo fundamentales.

Y a nivel personal, ¿cuáles son sus próximos retos profesionales?

Pues tengo uno en verano que me hace mucha ilusión, pero aún no puedo decir nada. También estoy desarrollando dos proyectos teatrales para acercar la música clásica al público de una manera más directa; ojalá podamos estrenarlos durante el 2021. En primavera haré una pequeña gira de recitales con Francisco Poyato, de la cual pronto publicaré las fechas, y en verano tendremos varios conciertos con el Kallias Ensemble.

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