Oliver Espinosa: «No puedes llevar medio millón de euros en el bolsillo, pero sí un libro que lo valga»

El autor dibuja en La librera y el ladrón el fascinante mundo del libro antiguo, con sus ladrones, sus bibliófilos y coleccionistas. Un mercado tan tenebroso y desconocido como lucrativo

18 diciembre 2020 11:26 | Actualizado a 02 enero 2021 17:18
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Oliver Espinosa es licenciado en Derecho por la Universidad de València. La librera y el ladrón (Editorial Planeta) es su primera novela. En ella relata el fascinante mundo del libro antiguo, de sus ladrones, sus coleccionistas y sus bibliófilos. Un tenebroso mercado de grandes obras culturales.

Una librera y un ladrón, ¿no es una combinación explosiva?
Sí. Para mí era muy plausible dentro de lo que yo conozco de este mundo. Es más posible de lo que parece.

El mercado del libro antiguo no parece muy transparente.
Saber de lo que se habla en el ámbito del libro antiguo es complicado. Hay un mercado con una oferta y una demanda, pero las reglas de cómo se fija esa oferta y esa demanda no son tan sencillas como en otros.

Hay libros que tienen un valor importante y no necesariamente todas las bibliotecas tienen conocimiento de ello.

¿Mercado negro?
No. Hay mercado negro, regular y gris. A mí el que me ha interesado siempre es el mercado más gris, que es ese donde precisamente objetos de robo se acaban insertando en mercados legítimos, porque al final, sobre todo en el libro impreso, es muy difícil hacer la trazabilidad de ese volumen, saber exactamente a quién perteneció. Los libros impresos son elementos en serie. Podríamos hablar incluso de elementos industriales, que han pasado por una imprenta y que hay varios idénticos.

¿Cómo los identifican?
Antiguamente las cubiertas eran el elemento diferenciador. Cada propietario ponía la suya e incluso con marcas. Una mancha, un error, un daño que haya sufrido alguna página... Eso te puede ayudar a diferenciar o a saber a quién ha pertenecido anteriormente, pero no siempre es tan sencillo. Esas marcas se pueden borrar, las tapas se pueden cambiar y esos libros de origen ilegítimo acaban volviendo al mercado con apariencia de naturalidad. Eso sucede.

Todo el mundo va a la caza de la edición de 'El Quijote', de Ibarra, de muchísima calidad. Es una obra muy buscada, en cuatro tomos

¿Los personajes como Marcos existen?
Marcos se ve abocado a esa situación casi por una casualidad. Pero es una casualidad posible. Aunque en la vida real yo creo que se es un poquito más sutil. Pero sí se puede dar. Si eres librero y tienes un cliente que te está presionando durante 20 o 30 años por un libro y resulta que aparece un señor que lo tiene o que te dice que te lo puede conseguir, pues a lo mejor abres un ojo y tapas el otro. No te cercioras con el rigor suficiente para saber de dónde ha salido o haces menos preguntas de las que deberías.

O un señor que tiene en su poder una página arrancada.
Eso es de la vida real. Uno de los casos más rocambolescos que he conocido es el de un librero que había enseñado un libro al que luego le desapareció una página. A veces, cuando le falta una página y dependiendo de cuál sea, el libro pierde prácticamente la totalidad del valor. Posteriormente apareció otro comprador y el librero se quedó con la sospecha de saber si el que se lo estaba comprando era el mismo que se llevó la página para después ponérsela. 

¿Nunca lo supo?
No. Es esa trampa de confundir lo legítimo con lo ilegítimo, disfrazar las cosas y el libro antiguo llega incluso a ser un elemento que facilita el movimiento de capitales en el mundo. Tú no puedes llevar en el bolsillo medio millón de euros, pero puedes llevar tranquilamente un libro que lo valga y en una aduana nadie te va a preguntar. En este mundo hay historias increíbles muy dadas al thriller.

Una mancha, un error, un daño que haya sufrido alguna página... Eso te puede ayudar a saber a quién ha pertenecido anteriormente

¿Qué perfiles actúan en este mundo?
Los hay de todos los pelajes. Gente de altísimo nivel social y económico que acaban metidos en esto porque saben que en su trayectoria como coleccionistas llegan las oportunidades una vez en la vida y a veces las ventanas de oportunidad no son ni una subasta ni una librería, sino que es una biblioteca u otro propietario. Y hacen lo que sea por un convencimiento absoluto por el interés del libro, que en parte es lo que yo he buscado poner en valor.

¿No están bien valorados?
Es un tema muy de actualidad. Siempre ha sido así. Por una parte, el libro parece un elemento un poco muerto, que está descansando en una estantería, que nadie sabe muy bien lo que vale. Por otra, el mercado es internacional, importante, pero también es un mundo pequeño. No todo el mundo es consciente del valor de los libros y de repente, pues hay instituciones que los descuidan.

Hay algunos volúmenes que por fuera parecen de muy mala calidad, pero que pueden tener un alto valor

¿Por ejemplo?
Hay libros que destacan que a veces están entre otros comunes. Libros que tienen un valor importante y no necesariamente todas las bibliotecas tienen conocimiento de ello. Eso es una realidad. Yo he estado en bibliotecas públicas y he visto libros de principios del siglo XX, con un valor de 500 o 700 euros. Y hay que cuidarlos porque además, hay pocos.

¿Colecciona?
Mucho menos de lo que quisiera.

¿Cómo descubre las pequeñas joyas?
En las librerías de viejo a veces compran los libros al peso y se les cuela alguna cosa. Hay algunos que por fuera parecen de muy mala calidad, pero que pueden tener un alto valor. 

¿Hay algún autor que sea ránking?
La información siempre es un poco contradictoria. Yo daría dos reglas. La primera sería cualquier autor que nosotros damos por importante en la trayectoria de la historia. Una primera edición de Shakespeare, de Newton, de Cervantes. O alguna edición que por algún motivo tenga una característica especial. Por ejemplo, la primera edición de El Quijote por supuesto es muy valiosa. Pero tras la de Ibarra, que está hecha con muchísima calidad, está todo el mundo a la caza. No es precisamente la más cara, porque rondará los 20.000 euros arriba o abajo, pero es una obra muy buscada en cuatro tomos. 

Gente de altísimo nivel social y económico acaban metidos en esto porque saben que en su trayectoria como coleccionistas llegan las oportunidades una vez en la vida

¿Y la segunda?
La rareza. Por ejemplo, un viaje a las Américas documentado del que no se conozca su existencia. Si apareciera algo así, su valor se tendría que calcular en una subasta. También es importante la parte gráfica o el propio contenido. Es decir, si arroja nueva luz sobre alguna interpretación histórica. Hay muchos elementos.

¿Le gusta el olor del libro viejo?
Diría que sí. Si lo estás oliendo es porque estás rodeado de libros viejos. Es un olor inconfundible.

¿Cómo los ordena?
Por tamaño. Lo aprendí en la librería de Bardón, en Madrid, hace muchos años.

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