Experimentar, tocar, recordar... Gaudí

La Casa Batlló ha diseñado una visita inmersiva en su figura. El Gaudí Centre apuesta por un enfoque lúdico

30 mayo 2021 14:25 | Actualizado a 31 mayo 2021 05:50
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Sumergirse en un fondo marino o volar con la mente por un espeso follaje que emula las ensoñaciones inspiradas en la naturaleza de un niño que se convertiría años más tarde en un genial arquitecto. Quedar rodeado de la vida y los ‘secretos’ de ese artista que transcurrieron en Riudoms, Reus, Poblet, Barcelona... Imbuirte de sus edificios y pensamientos y de lo que se ha escrito sobre ellos en unos minutos relampagueantes. Buscar las pistas en cofres al tiempo que se sabe más de su obra.

Juguetear con las maquetas de sus obras. Quien diga que la cultura es aburrida o algo pasivo se equivoca. La figura de Gaudí se puede experimentar casi con los cinco sentidos. Así lo demuestran la Casa Batlló, en Barcelona, y el Gaudí Centre, en Reus. 
La Casa Batlló, una de las obras del arquitecto reusense o riudomense en Barcelona, acaba de diseñar una inmersión, textualmente hablando, en la vida y obra del crack del modernismo. 

Más allá de renovar el contenido de las audioguías y modernizarlas para que se adaptan al ritmo del visitante (ofrecen más o menos información en función del tiempo que emplea el visitante en cada espacio), la Casa Batlló ha introducido tres novedades para seducir a todo tipo de público.

En algunas de las habitaciones, cobran vida una especie de hologramas que recrean, por ejemplo, la reunión de Gaudí con el promotor de la Casa Batlló, el industrial Josep Batlló, una comida familiar o la dura vida de las lavanderas. Recuerdan a los cuadros vivientes de las películas de Harry Potter. 

Pero lo realmente innovador son las dos instalaciones con que se encuentra el visitante al principio y al final de su periplo por el edificio modernista: la Gaudí Dôme y la Gaudí Cube.

En la Gaudí Dôme, una cinta transporta con suavidad al espectador por una sala con más de mil pantallas circulares en las que se proyecta un mapping con imágenes de formas orgánicas marinas y terrestres. Una escultura de un niño adormilado sobre su pupitre evoca la figura de un chico que soñó con convertir la naturaleza en piedra. Creada por Miguel Alonso, la experiencia permite entender de donde manó la inspiración de un genio que fue capaz de convertir en formas pétreas la vegetación y el fondo marino.

El Gaudí Cube, donde al visitante se le ofrece una sorpresa culinaria, es un cubo de seis caras donde un vertiginoso audiovisual se introduce en la mente del artista y recupera en minutos lo que se ha escrito o dibujado sobre él.
Una apuesta «osada» 

Antes de acceder al Cube se desciende por una escalera con ‘toques’ japoneses. Pero dejaremos que el lector se lleve la sorpresa. No es cuestión de destriparle la visita. Spoilers, aunque sean gaudinianos, los justos.

¿Cuál es la intención de esa renovación en la que se han invertido quince millones de euros? El director de la Casa Batlló, Gary Gautier, admite que esa visita más inmersiva «es una apuesta osada. En la vida hay que ser osado y respetuoso. Es el balance que usamos en esta propuesta. Lo primero es el respeto que tenemos por el patrimonio que preservamos y queremos. Nunca haríamos nada que modificase el patrimonio».

Sigue Gautier: «El otro rol que tenemos como gestores de un patrimonio mundial es la difusión. La difusión no es que te conozcan más. Esto es cuestión de gastar más dinero en publicidad. Tampoco de que te visiten más. Para eso bajamos el precio de la entrada. Lo que tiene verdadero valor es cómo te recuerdan, la experiencia que tienen contigo».
¿Cómo se logra ese recuerdo?  Gautier: «El recuerdo está muy vinculado al sabor de boca que te queda, a las sensaciones. Recuerdas un 1% de lo que sientes, un 2% de lo que ves, un 5% de lo que tocas, un 15% de lo que pruebas y un 35% de lo que hueles. Si organizas una visita que solo afecta a los sentidos que tienen menos capacidad de recuerdo, costará mucho que sea memorable».

«Para que la visita a la Casa Batlló sea el mejor momento del día del visitante tienes que cuidar todos los detalles. No puedes dejar nada al azar. Nos imaginamos la Casa Batlló como si fuera una partitura para interpretar qué tipo de sensaciones generaba. Luego pusimos los contenidos que queríamos narrar. Y vimos cómo podíamos usar la magia, la tecnología, el ilusionismo, para provocar una curva emocional significativa», recuerda Gautier.

Para todo ello, relata, «hicimos mucho I+D. Soy un amante de la magia. La magia, como tal, no existe. Son trucos, ilusiones. Lo que hemos intentado es provocar sensaciones generando ilusiones ópticas. Visitas un patrimonio muy cuidado y al tiempo hacemos volar tu imaginación. En todo caso, la tecnología no se interpone con los elementos patrimoniales. En la planta menos 1 sí que hemos mostrado toda nuestra creatividad». Gautier alude al Gaudí Dôme y la Gaudí Cube. 

En suma, dice Gautier, «es una nueva forma de disfrutar del arte y la cultura, con todos los medios disponibles, sin tapar la esencia».

Experiencia reusense

Experimentar Gaudí no solo es cosa de Barcelona. El Gaudí Centre de Reus también sumerge en todo lo que rodea al arquitecto. Fue el primer centro en inventar el término «Gaudí Experiencie» cuando se inauguró en 2007. La instalación de Reus pretende, sobre todo, que las visitas sean dinámicas y táctiles. Un ejemplo: hay una sala con varias maquetas del arquitecto. El lema de esa sala en concreto y del Gaudí Centre en general es «prohibido no tocar». 

Varias vitrinas son interactivas y muestran al Gaudí más ‘ecológico’, con su proyecto de aprovechamiento del suministro de agua en el Park Güell, o como un arquitecto de formas deslumbrantes, pero también práctico: el sistema de calefacción en Casa Batlló o el de iluminación en el Palau Güell.

La visita ‘Descobrir Antoni Gaudí, del geni a la persona’ tiene dos versiones: la familiar (dirigida sobre todo a los peques) y la de un público más adulto. Permite un recorrido inverso al habitual y del Gaudí más conocido conduce al que vivió entre las dos localidades que se ‘disputan’ ser su lugar de nacimiento: Reus y Riudoms. La responsable del Gaudí Centre, Lucy Redó, la define como «una visita sensorial para conocer la personalidad» del genio.

El Gaudí Centre también incorpora un tour virtual en 3D, visitas en streaming, pequeñas píldoras audiovisuales complementarias a las explicaciones, otra visita basada en las curiosidades gaudinianas (‘Ho saps tot de Gaudí?’), una tercera con manualidades incluidas, un audiovisual de 360 grados sobre los orígenes del arquitecto y, algo que está muy de moda, una escape room, lúdica y didáctica: ‘L’enigma de Takeshi Nazo’, con cofres del tesoro incluidos. 

Guste o no, la cultura como experiencia es el presente. Y el futuro. La concejal de Promoció de Ciutat del Ayuntamiento de Reus, Montse Caelles, explica que «desde su creación, el Gaudí Centre se renueva continuamente para mejorar la experiencia de los visitantes: nuevas maquetas, como la del Park Güell, nuevos recursos tecnológicos y nuevas propuestas de actividades adaptadas a un nuevo perfil de visitantes».

En esa línea de vivir la cultura, Caelles adelanta que «estamos trabajando en una nueva propuesta museográfica, el Proyecto Gaudí 2030, de renovación del espacio e incorporación de las últimas novedades en el ámbito de nuevas tecnologías y visitas experienciales aplicadas a la museografía, visitas en streaming o espacios inmersivos para incrementar la capacidad de atracción del equipamiento. Las presentaremos más adelante».

Comentarios
Multimedia Diari