Reseña literaria: Diálogos con la desaparición

23 abril 2021 11:54 | Actualizado a 23 abril 2021 11:58
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Tokio Goodbye
Autor: Ôji Suzuki
Editorial: Gallo Nero, 240 páginas
Precio: 21€

“Ah, aún estoy demasiado cuerdo”, “Es el pasado mañana de la eternidad, ¿no?”, “En el aire translúcido de la noche, el corazón podía ir dónde quisiera”, dicen algunas de las voces errantes que surcan los once relatos reunidos en Tokyo Goodbye. A medio camino entre la precisión para la escucha de Sánchez-Ferlosio en El Jarama y las voces entrecruzadas y espectrales de los relatos de Juan Rulfo, la escritura visual de Suzuki es un viaje hacia el interior de una memoria a punto de desaparecer. Como sucedió con buena parte de los autores de manga concitados en torno a la revista Garo a partir de mediados de los años sesenta, es la cara oculta de Japón, de la elegancia del shibui y de la hegemonía de la ciencia-ficción lo que sostiene la narrativa de Suzuki. Jóvenes alcoholizados en minúsculas habitaciones del distrito de Shinjuku o en los arrabales de Tokyo que están sin estar, niños abandonados recogidos por familias de vendedores ambulantes y la perenne ausencia de la madre que -como ha glosado el propio autor en su ensayo Abandonar el pueblo natal- transcribe la sensación de una pérdida que recayó sobre la generación de japoneses surgida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial dan forma a un mundo de poesía luminosa y desgarrada.

De igual modo que los protagonistas de las películas de Oshima, Imamura, Adachi y Fukasaku o que las imágenes, provocadoras y desacompasadas de la mítica publicación fotográfica nipona Provoke, la voz del recuerdo transita entre las criaturas de Suzuki sin el amparo en los códigos culturales arrasados por las bombas de Hiroshima y Nagasaki. A la colosal labor que la editorial Gallo Nero está haciendo con autores de gekiga —literalmente “imágenes dramáticas”, el nombre que tomó el género narrativo cristalizado en torno a Garo como reacción al magisterio de Osamu Tezuka en el shônen manga— como Yoshihiro Tatsumi, Yoshiharu Tsuge, Tadao Tsuge o Shin’ichi Abe se suma ahora el trabajo de Suzuki. En su poesía recala la máxima “are-bure-boke” —grano, borroso, fuera de foco— de Provoke, al tiempo que la cercanía con los trabajos del casi coetáneo mangaka y animador Seiichi Hayashi. ¿Acaso se puede decir de piezas como La casa de las gaseosas, reunida en este volumen, si se trata de un ensayo, una poesía o un relato? ¿No es Tokyo Goodbye, el relato que da título al volumen, la memoria melancólica de toda una generación nipona, de cuyos ecos parece surgir la narrativa de Haruki Murakami?

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