Reseña literaria: Marsé, puro

Notas para unas memorias que nunca escribiré
Autor: Juan Marsé
Editorial: Lumen
Precio: 22,90€

Los comentarios crepusculares sobre el paso del tiempo, repetitivos dibujos de Batman a su nieto, las ocurrencias irónicas sobre el relato del “procés”, las indignaciones por los discursos de Aznar o las anotaciones de visionados de clásicos del cine por televisión permiten acercarnos al pensamiento en bruto de Juan Marsé. No hace falta ser incondicional de él para pasar un buen rato recorriendo su pensamiento íntimo, en paralelo a su día a día, en Notas para unas memorias que nunca escribiré. Habituados como estamos a lo políticamente correcto, a (re)medir continuamente nuestro lenguaje y nuestra forma de pensar, con miedo a cómo seremos juzgados, es un confort encontrarse con una mirada al mundo tan liberada de ataduras como al mismo tiempo anodina, según el propio Marsé. Los materiales que configuran el libro, un diario de Marsé del año 2004 –anotado en una agenda– y sus tres libretas de ideas (comentarios, pensamientos, anotaciones o recordatorios, entre otros), permiten dibujar muy bien la personalidad directa y sin embudos de Marsé (hacia su entorno de amistades, hacia la política o hacia la propia profesión). En definitiva, las filias, las fobias, las ocurrencias, las revelaciones, los chistes, los gustos, los hartazgos, las inquietudes, los recuerdos, el germen de historias que no se narraran porque aburrirían. Merece la pena leerse el diario del 2004 de forma cronológica porque llegamos a imaginarnos de forma muy clara su oficio, sus rutinas, sus hábitos familiares, al mismo tiempo que volvemos a la España del inicio de Zapatero, de los atentados de Atocha, de los Estados Unidos de Bush atacando a Irak,... Un año documentado (con escepticismo) de forma mordaz y aguda por uno de los clásicos de la literatura española contemporánea. En lo que se refiere al material de sus tres libretas es más bien sugerente perderse por el torrente de pensamientos fragmentarios de Marsé saltando hacia delante y hacia atrás dejando la cronología de los años (2005-2019) de lado para adentrarnos a una especie de despacho/dietario mental en el que el escritor toma anotaciones de toda índole. Todavía me río de la del 24 de abril de 2017: “Un hombre apoyado en el mostrador de una taberna. Se presenta un amigo y le pregunta: - ¿Qué estás tomando? - Me estoy tomando mi tiempo”.