Reseña literaria: Mirar al hijo muerto

23 abril 2021 13:34 | Actualizado a 23 abril 2021 14:45
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Tienes que mirar
Autor: Anna Starobinets
Editorial: Impedimenta

- Qué, ¿otra vez estás leyendo horrores?
- Sí
- ¿Por qué? 
- Por saberlo

La conversación la tienen Anna Starobinets y su marido, el también escritor Sasha Garros, cuando aún creían que había un poco –lo mínimo– de esperanza. Al bebé que esperan le han detectado una malformación que garantiza que no sobrevivirá. En Moscú, el especialista despacha a la embarazada de tres meses con frío desagrado: tiene que abortar, límpiese y vístase. Ella se arroja a internet en busca de algo a lo que aferrarse, un destello de supervivencia, algún caso similar. Y acaba asomada al horror: en Rusia no hay apoyo psicológico, ni compasión, ni esperanza para las mujeres que afrontan una situación así. Solo desgarro y silencio. Así pasó la escritora «reina del terror ruso» a protagonizar su propia historia de terror, sin una gota de ficción.

El resultado es Tienes que mirar (Impedimenta) un durísimo relato que expone al despiadado sistema sanitario ruso y sus protocolos de inaudita crueldad. Starobinets escribe sin ahorrar detalles ni nombres propios, desgranando cómo humillación a humillación, espanto a espanto, su marido y ella acabaron reuniendo dinero para escapar a Berlín. Allí, el diagnóstico continuó siendo funesto, pero fueron tratados como seres humanos que merecían no ya compasión, sino respeto por su dolor. Y posibilidad de atenuarlo. La historia del aborto de Starobinets provocó un descomunal escándalo en Rusia por su desafío frontal a la mentalidad rusa, que obliga a las mujeres a callar. Nadie antes se había atrevido a escribir algo así. No es un debate sobre aborto sí o aborto no: es una disección extraordinariamente valiente de cómo seguir viviendo. 

Tienes que mirar es un libro que puedes no leer. No mirar. Puedes ahorrarte todo ese dolor, esa asfixia que provoca que sucedan cosas así. Pero, como le recomendaron los especialistas alemanes, es mejor que mires a tu hijo muerto si quieres sanar, empezar el duelo y sobrevivir. O como decía la propia autora en esa conversación con su marido: el horror, es mejor saberlo. Para combatirlo. 

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