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Un verdor terrible
Autor: Benjamin Labatut
Editorial: Anagrama
Precio: 18,90€
El cianuro tuvo un papel importante en la Segunda Guerra Mundial; entre otras aplicaciones, fue el veneno que buena parte de los altos mandatarios nazis tomaron cuando el final de su avance estaba claro. Y resulta inquietante pensar que algo tan letal, capaz de provocar tantísimas muertes, se creara a partir de un componente nada nocivo con fines artísticos, un pigmento sintético que revolucionó el arte a partir del siglo XVII, el azul de Prusia. Cuando en 1782 el químico Carl Wilhelm Scheele metió una cuchara con ácido sulfúrico en un bote lleno de azul de Prusia se coronó como el creador de uno de los venenos más mortíferos de la Historia de la Humanidad.
Este es solo uno de los muchos casos que Benjamín Labatut relata en ‘Un verdor terrible’, un libro de no ficción que recurre a la ficción para hacer humanos a todos los científicos que recorren sus páginas, además de genios. El autor acerca al lector a Fritz Haber, Albert Einstein, Karl Schwarzschild, Alan Turing, Erwin Schrödinger o Werner Heisenberg, con sus tribulaciones, sus exploraciones, sus delirios y sus obsesiones, hasta encender en él esa chispa que es el conocimiento, el hacerse preguntas. Las comparaciones que establece en ocasiones con elementos más terrenales también van encaminadas en esa dirección, en hacer tangible lo intangible, como cuando trata de explicar la singularidad de Schwarzschild: “allí el espacio se curvaba suavemente, tal como había predicho Einstein, y el astro quedaba suspendido en medio de esa depresión, como una pareja de niños durmiendo en la tela de una hamaca”.
Con un estilo distante, sin entrometerse en el relato, pero sin llegar tampoco al tono documental, el autor afincado en Santiago de Chile recopila descubrimientos científicos que han jugado un papel fundamental en la manera de entender y vivir el mundo. La naturalidad con la que relaciona los distintos hallazgos, el papel que juegan unos y otros en esa sed de comprensión de lo desconocido, hace pensar que este libro es solo el inicio de algo, quizá de una cadena imperecedera cuyos eslabones se entrelazan sin fin mientras el mundo sique siendo mundo y hay preguntas que responder.
