¿Respiramos bien?

Respirar por la nariz mejora el bienestar físico y mental. Un asunto vital en época de mascarillas, que el periodista James Nestor explica en 'Respira'

06 marzo 2021 20:50 | Actualizado a 07 marzo 2021 21:21
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«Los humanos son los peores respiradores del reino animal, algo que es nuevo en nuestra evolución. Nuestros antepasados tenían dientes rectos, mandíbulas poderosas, aberturas nasales anchas y vías respiratorias mucho más expansivas. Y, sin embargo, hoy muchos tienen algún tipo de obstrucción de las vías respiratorias. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?».

Esta es la pregunta que se formuló el periodista estadounidense James Nestor a raíz de sufrir una bronquitis crónica. Ahora, fruto de una década de investigación y de búsqueda entre textos antiguos, estudios médicos y científicos, ha publicado el libro Respira (Editorial Planeta), en el que reflexiona y aporta claves sobre este «arte olvidado».

La cuestión no deja de ser paradójica, ya que si respirar es una acción natural desde que se llega a este mundo, ¿cómo es que se hace mal?

La cuestión no deja de ser paradójica, ya que si respirar es una acción natural desde que se llega a este mundo, ¿cómo es que se hace mal? «El autor explica que el punto de inflexión fue el momento en que empezamos a consumir productos procesados, cuando dejamos de masticar para empezar a engullir. Poco a poco se fue deformando la mandíbula, las cavidades nasales se fueron haciendo más pequeñas y en lugar de seguir respirando por la nariz, empezamos a hacerlo por la boca. Consecuencia de una forma de contaminación, que en este caso es la mala alimentación», cuenta Oriol Alcorta, editor de Respira.

Así las cosas, una dieta inadecuada iría más allá de ser la causante de las enfermedades más prevalentes de este siglo XXI como la obesidad, la diabetes, las cardiovasculares o el cáncer. En este sentido, James Nestor asegura que da igual que seas joven, fuerte e inteligente. No importa cuánto ejercicio hagas. Tu salud, la física y la mental, depende esencialmente de la manera en que respiras. «Y lo estás haciendo mal»

Con y sin mascarilla
En ningún otro momento, la sociedad ha sido tan consciente de su respiración como ahora con la mascarilla. Las personas que utilizan gafas, comprueban cómo los cristales se empañan por el vaho. Y una parte de la población intenta mitigar la sensación de falta de aire respirando por la boca. Sin embargo, ¿es la mascarilla la responsable? «No», responde Nestor.

«Muchas personas me han escrito para decirme que cuando utilizan mascarilla no pueden respirar porque no reciben suficiente oxígeno. Sin embargo, los cirujanos, dentistas y otros profesionales médicos las han usado todo el día durante décadas», señala. «No sufren privación de oxígeno a menos que se encuentren en una habitación con poca ventilación. En otras palabras, no hay deficiencia de oxígeno causada por el uso de una mascarilla. Numerosos estudios lo han demostrado. Y si no se lo creen, compruébenlo ustedes mismos. Pónganse una mascarilla y comiencen a respirar. Luego, colóquense un oxímetro de pulso y controlen las saturaciones de sangre. No cambiarán, a menos que cambien su respiración», dice categórico. 

Para llegar a Respira, Nestor se sumergió en una rigurosa investigación y se inscribió como candidato en un experimento, un estudio pionero y «masoquista», según el periodista, en la Universidad de Stanford. El objetivo no era otro que poner a prueba la tradicional creencia de que la vía por la que se respira, nariz o boca, no tiene repercusiones. Nada más lejos de la realidad.

Poder nasal
Así, Respira ilustra, de forma práctica y ágil, justamente el papel crucial que tiene la nariz en el organismo, según el uso que se haga de ella. La presión arterial, la frecuencia cardíaca, el incremento de energía, la claridad mental y el bienestar general tienen mucho que ver con la respiración. También la ansiedad, las caries, el mal aliento o el dolor de espalda se asocian con ella. Y, lo más sorprendente, está relacionada con problemas como la disfunción eréctil o el ciclo menstrual. El sueño, los ronquidos, el estrés y el envejecimiento son otras de las conexiones. 

La mascarilla no influye. «No hay deficiencia de oxígeno causada por su uso»

Todo ello lo argumenta James Nestor en este volumen internacional con gran éxito de acogida, especialmente en Estados Unidos. Un libro «para tomar conciencia de qué se está haciendo mal e intentar corregirse dedicando cinco minutos al día. No es meditación ni está relacionado con la espiritualidad. Es una cosa muy sana y de grandes beneficios», defiende Oriol Alcorta, el editor, quien no dudó en ponerlo en práctica con las sencillas técnicas que se incluyen para revertir la situación. «De entre todos los libros que he publicado, es de los que más he interiorizado». 

Porque, como asegura James Nestor, todo se aprende. Y uno de los ejemplos más claros son los buceadores, «personas que parecen sobrehumanas, que practican apnea o buceo a pulmón libre, capaces de mantener la respiración bajo el agua como consecuencia de que han entrenado sus cuerpos y sus pulmones para estar hasta doce minutos sin tomar aire». Profesionales que no respiran inconscientemente. «Hay tantas maneras de respirar como alimentos para comer», reveló una monitora que en una ocasión se sumergió por debajo de los noventa metros. «Y mientras algunos métodos nutren el cerebro, otros matan neuronas». A lo largo de la obra, Nestor plasma estos ejemplos así como el trabajo de médicos, directores de coro, entrenadores, autodidactas y una larga lista a la que él califica de pulmonautas


Y ustedes, ¿cómo respiran?

 

 

La presión arterial, las caries, el mal aliento o el dolor de espalda se asocian a la respiración

URV
Primeras preguntas y mitos 

En este año de pandemia muchas son las cuestiones que han ido apareciendo por las redes sociales desde la obligación de usar mascarillas. ¿Pueden provocar infecciones? ¿Disfonías? ¿Se recomiendan en el deporte? El doctor Luis Franco Bonafonte, profesor asociado de la Facultat de Medicina i Ciències de la Salut de la URV y Secretario General de la Sociedad Española de Medicina del Deporte, puntualiza que «el uso correcto de las mascarillas quirúrgicas no provoca infecciones, que se conozcan a día de hoy».

Eso sí, si no se lavan como está estipulado o no se renuevan, «dejan de ser efectivas como protección y pueden ser fuente de cultivo de gérmenes». Asimismo, en casos muy puntuales, que no afectan a la mayor parte de la población, «podrían producir dermatitis», un extremo que se está investigando en la actualidad.

De igual manera, la conveniencia de su uso en los pacientes que presentan dificultades para respirar, «se deberá estudiar a nivel individual por el médico que los controla». Y en cuanto a la práctica deportiva, son altamente recomendables.

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