Tumores, también en las mascotas

De mama, linfomas o cutáneos son algunos de los más frecuentes entre los animales de compañía

18 noviembre 2020 12:50 | Actualizado a 18 noviembre 2020 13:03
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Los animales de compañía más habituales, perros y gatos, no escapan a las enfermedades más prevalentes en sus propietarios. Los malos hábitos en muchos casos, el ritmo de vida, pero también una mayor longevidad hacen que padezcan cáncer, diabetes, alergias o dolores de huesos, de la misma forma que los humanos.

En el caso de los tumores, un informe presentado por la plataforma Barkyn apunta que las neoplasias o cáncer tienen una incidencia creciente, siendo una de las principales causas de muerte en los perros: aproximadamente una de cada cuatro mascotas lo desarrolla a lo largo de su vida. La incidencia aumenta en las más mayores, y más o menos la mitad desarrolla la enfermedad. De hecho, recientemente el Hospital Veterinario Glòries (Onco Vet Barcelona) manifestaba que «de su detección temprana depende la calidad de vida del animal, su curación y también la posibilidad de que viva más años».

«Cada vez vemos más y mucha causa es debida a que están mejor cuidados y viven más años», corrobora Anna Martí, doctora de AniCura Vetamic Clínica Veterinària, en Cambrils. «Los animales lo pueden sufrir, como las personas, pero es mucho más frecuente en perros y gatos a partir de los diez años», revela.

En este sentido, la veterinaria explica que los más habituales son los de mama en perras no esterilizadas, los tumores cutáneos y los linfomas en perros y gatos. Para prevenir precisamente el primero de ellos, la responsable de la clínica cambrilense recomienda «esterilizar a las hembras cuando son jóvenes porque entonces en muy pocas ocasiones desarrollarán el tumor mamario». La castración, asimismo, también es una técnica quirúrgica contra «infecciones de matriz o problemas de ovarios», en estas hembras más mayores.

Los síntomas que pueden alertar de la aparición de un tumor son variados, dependiendo del animal y de la edad, pero en general, Anna Martí apunta a la fatiga o el malestar general como el más frecuente. «Cuando no sabes muy bien qué le ocurre. También es muy típico que aparezca un bulto, como en las mamas. En los linfomas, los ganglios linfáticos aumentan mucho de tamaño. Otra señal es la respiración fatigada, si afecta al pulmón, o una hinchazón abdominal, que se perciba la barriga inflada», señala la veterinaria.

Ante estos casos, ¿qué se puede hacer? «Depende de cada situación», responde.

«Hay muchos que tienen solución quirúrgica. Se operan y se extraen. Algunos de ellos con la intervención es suficiente. Otras veces, como por ejemplo en los linfomas, se necesita quimioterapia, que es efectiva, con muy poca incidencia de efectos secundarios. Los perros la toleran muy bien y aumenta bastante la cantidad de vida tras el pronóstico». Los tratamientos de quimioterapia pueden tener una duración de seis meses. Los pacientes deben ir a la clínica de forma periódica, según el cuadro médico, y someterse también a controles de sangre.

Uno de los avances en la detección precoz de esta enfermedad es la tomografía, más comúnmente conocida como TAC, una prueba que proporciona unas imágenes muy precisas. «Desde que la tenemos diagnosticamos más tumores. Por ejemplo, los cerebrales, que antes no teníamos forma de verlos». No obstante, el TAC se utiliza también en casos de problemas de extremidades, de columna, pinzamientos o hernias discales, entre otras cosas.

En este contexto, la profesional destaca las curas paliativas. «Si realmente la enfermedad está muy avanzada y no se puede hacer nada, prescribimos un tratamiento para el dolor con el objetivo de que tengan buena calidad de vida, porque al final, lo más importante es que mientras estemos aquí, estemos bien», concluye Anna.

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