Un árbol para cada momento de la vida

Salvador Comelles concibe veinte ejemplares imaginarios, cuyas historias nos recuerdan a los sentimientos y emociones humanas

30 agosto 2021 09:10 | Actualizado a 31 agosto 2021 11:11
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En apariencia inmóviles, sosegados y ajenos al paso del tiempo. «Los árboles se arraigan a la tierra y, a la vez, crecen hacia el cielo», escribe Salvador Comelles, autor del libro Arbres (Barcanova), ilustrado por Mónica Armiño, de quien el escritor destaca que «me gustan las texturas de los árboles que ha imaginado y los colores que ha escogido». Un álbum ilustrado que invita a disfrutar de la compañía de veinte ejemplares, desde el Árbol de las Estaciones hasta el Árbol Viajero, pasando por el Árbol Curioso o incluso el Árbol de los Secretos. «La idea surge por el interés que muchas personas tenemos por los árboles, ya que nos acompañan cuando paseamos o están allí cuando contemplamos el paisaje. Así surgió la idea de escribir un libro sobre árboles imaginarios», detalla el autor.

 

 

De este modo, el Árbol de la Memoria nace cuando fallece alguien. Es el recuerdo material de quienes ya no están, el rostro de sus recuerdos que perdurará en tanto que «exista alguien que recuerda a la persona que ha fallecido».

El anhelo por conocer a nuestros antepasados nos lleva a esbozar las ramas y hojas del Árbol Genealógico, cuyas sólidas raíces y troncos robustos sostienen el legado de las generaciones pasadas, a la vez que nutren las descendencias futuras. «Desde hace siglos podemos representar, en forma de árbol, la historia de cualquier familia. Por esta razón, me imaginé cómo sería este árbol si realmente lo pudiésemos plantar», explica el autor, quien añade que «el formato del libro es singular porque son prosas sobre árboles, más o menos, convertidas en pequeñas narraciones».

 

 

En cada historia, de transferir todo este conocimiento se encarga en primera persona la pequeña voz de un narrador. «Desde el principio me plantee que fuese un niño o una niña el que explicase cada uno de los árboles, su relación con el ejemplar o una aventura que hubiese vivido», afirma Salvador Comelles, quien añade que «los árboles sienten y hacen cosas como si fuesen personas, y en algunas de las narraciones se puede percibir esta metáfora entre el árbol y el ser humano».

Por ello, en el libro cada árbol habla de su vida y también de la nuestra. Así, también existe el Árbol Miedoso. «Acostumbrados a tantos árboles altos y fuertes, poderosos, hay gente que no se imagina un Árbol Miedoso. Para él, el mundo está lleno de peligros», escribe el autor, para después recordar que «el Árbol Miedoso es así, y así debemos quererlo».

Y es que en el libro «encontrarás unos cuantos árboles que harán volar tu imaginación, que te divertirán o te invitarán a pensar. Unos árboles que pueden convertirse en tus amigos». Hasta llegar al Árbol Interior. «Este árbol es uno de los símbolos de nuestro crecimiento personal, tanto externo como interno, es decir, queremos arraigar a la vez que seguir mirando hacia arriba para volar más allá», concluye el autor.

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