Cultura

Tom Hindle: «Intento trasladar el legado de Agatha Christie a un mundo moderno»

‘Asesinato en el lago de Garda’, del autor británico, es un cozy crime en un mundo de lujo y sofisticación

Tom Hindle.Foto: Cedida/Ático de los Libros

Glòria Aznar
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Una boda de la alta sociedad en un paisaje italiano de ensueño. Glamur y lujo, el acontecimiento soñado: los novios, los invitados, los yates y Ferraris. Sin embargo, tras las apariencias, se afilan los cuchillos. Asesinato en el lago de Garda (Ático de los libros) es un cozy crime del británico Tom Hindle, calificado ya como heredero de Agatha Christie. En el relato, todos los personajes tienen voz –inocentes y sospechosos- por lo que la realidad se confunde. No hacemos ningún spoiler si decimos que la víctima que abre el relato es la novia, puesto que se recoge en su contraportada. Entonces:

¿La novia merecía morir?

Desde luego, era una persona desagradable, se podría calificar de mala, pero no sé si se puede decir que merecía morir, que merecía que la mataran. Uno de los motivos por los que se escriben misterios y asesinatos, como este libro de Asesinato en el lago de Garda, es porque hay cierto sentido de la justicia detrás. Esta es la cuestión. Ella era mala, no sé si el precio a su maldad era la muerte o el merecido asesinato.

La boda, idílica, esconce muchísima tensión entre los personajes.

Esta tensión se crea de varias formas. Por un lado, sabemos que mutuamente muchos de los personajes se odian entre sí. Lo que hago es crear un momento al principio del libro en el que se escucha un grito, que sitúa al lector. Piensa que ha muerto alguien, se puede imaginar que es la novia, pero realmente en ese momento todavía no lo sabe. Entonces, doy unos saltos en el tiempo, dos o tres días atrás y pongo en acción toda la trama. Así es que el lector sabe que algo malo va a pasar. Intento aplicar el principio de Hitchcock.

¿En qué consiste?

Él decía que si sientas a dos personas en una mesa y explota una bomba, el lector sentirá sorpresa, pero si en lugar de hacer eso pones a dos personas en una mesa hablando y colocas la bomba debajo y se la enseñas, ahí se crea tensión. Lo que yo quiero es crear una tensión con un mecanismo análogo. El lector tiene que anticipar no solo quién es la persona asesinada, sino también cómo se le va a matar y quién va a ser quien acabe con su vida. Esta es la cuestión.

Aunque estuve dudando en incluirla o no, en un libro de crímenes, de misterios, de asesinatos en Italia, no podía faltar la mafia

Un crimen en una boda aparentemente perfecta, glamurosa. Con Ferraris...

Parte de la tensión de la novela también viene de ellos, de ese trasfondo. Es una boda muy glamurosa, el mundo piensa que es una ocasión feliz o que debería ser así y ese es el contrapunto al asesinato. Hay varias familias conviviendo, cada uno tiene sus secretos. Son ocasiones muy políticas, por así decirlo. Creo que realmente es el entorno perfecto para escribir una novela de misterio, de asesinatos.

La familia de los altos ejecutivos presiona mucho a uno de los hijos para que siga el camino dictado. Aquí la burguesía catalana también lo hacía. ¿Todavía ocurre en Gran Bretaña?

No soy miembro de la aristocracia británica. Soy de clase media, así que visto desde fuera, la respuesta honesta es que no lo sé, no estoy seguro de lo que pasa. Cada familia, cada persona es un mundo y actuarán de forma diferente. Sí que es verdad que en mis novelas me interesa la idea del legado, por qué camino va a continuar una persona, por el que siguieron sus ancestros o si va a iniciar uno nuevo por sí mismo. Me encanta tanto en las historias que yo leo como en las que escribo. Es un interés personal sobre cómo se abre cada uno camino en la vida, da igual de la clase social que sea.

¿Cree que es buena idea que las clases sociales se mezclen?

Sí. Creo que es bueno que se unan en este tipo de matrimonios. Es muy importante saber que hay diferentes visiones, diferentes situaciones, realidades en el mundo y ejercer la empatía de esa forma es bueno. El intento de comprender al otro siempre va a ser algo que yo aplauda, la empatía es fundamental. En el contexto de una novela de misterio como en la mía te permite explorar este tipo de situaciones y jugar con la realidad del mundo. También un poco en la línea de Agatha Christie. Es decir, ella escribía sus novelas ambientadas en las grandes mansiones de la campiña inglesa, en la que por supuesto hay nobles y aristócratas. Pero también están los jardineros, los criados de la casa, mundos que se juntan y esto es algo que creo que es muy interesante. Cuando se produce en la vida real, lo aplaudo. También es verdad que cuando trato estas cuestiones, esta mezcla entre varios mundos, no es tanto para hacer un comentario en clave social, que puede estar ahí, por donde me lleva el libro, sino que originalmente intento escribir una novela lo más entretenida posible.

La novia era una persona desagradable, se podría calificar de mala, pero no sé si se puede decir que merecía morir, que merecía que la mataran

Ya que nombra a Agatha Christie, lo tildan de su heredero.

He leído muchísimo a Agatha Christie, que acuñó esta fórmula única. A veces sí que intento atenerme a las normas de misterios de asesinatos que ella estableció. ¿Qué reglas son? Pues por ejemplo, un número fijo de personajes, una serie de pistas, no se pueden decir palabrotas.... Yo intento incorporar algunas de estas cosas a mi propia narrativa y otras, por supuesto romperlas. Por ejemplo los personajes en mis libros, en este concreto, dicen palabrotas. Pero lo que intento es trasladar el legado de Agatha Christie a un mundo moderno, con redes sociales que, por supuesto, no existían en su época.

¿Se considera honesto con el lector al dejar las pistas?

Efectivamente, es necesario que haya un narrador honesto, aunque a veces puede que no exista. De hecho, la propia Agatha Christie en uno de sus libros, en El asesinato de Roger Ackroyd no lo es en absoluto. Agatha Christie juega con eso. No obstante, si tienes un narrador que no es fiable, el lector no va a tener todos los elementos para llegar a descubrir al asesino. Yo creo que esta es la regla número uno. El lector tiene que tener las suficientes pistas, la suficiente información para que pueda descubrir al asesino antes de que lo haga el policía, el detective, etc. Como muy bien mostró Agatha Christie en ese libro y en otros que lo podía hacer, personalmente también intento jugar con esto y podría decir que lo hago en Asesinato en el lago de Garda. Aunque no se puede abusar de este juego.

¿Ha visitado el lago?

Sí, estuve allí de vacaciones con mi esposa, en un pueblo llamado Malcesine. Subimos a la torre del castillo y desde lo más alto vimos una boda muy glamurosa. Me quedé fascinado por el glamur, por la arquitectura, era una visión preciosa. Y desde el primer instante supe que sería el primer capítulo de mi próxima novela. Así es que tomé una foto, se la envié a mi editor y se lo comuniqué. Le encantó.

¿Qué me dice de la mafia italiana?

Aunque estuve dudando en incluirla o no, en un libro de crímenes, de misterios, de asesinatos en Italia, no podía faltar la mafia. Igualmente, quería mantener a la policía fuera de la escena del crimen durante, por lo menos, un par de horas, y la presencia de la mafia contribuía a ello. Pero lo relevante es que estuve dudando en incluirla o no y al final fue divertido e interesante escribir sobre ella.

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