Guillermo Arriaga: «Siempre me interesó saber cuánto de sangre había en una fortuna»
El escritor y guionista de ‘Amores perros’, ‘21 gramos’ o ‘Babel’ publica ‘El Hombre’

Guillermo Arriaga.
La frontera obsesiona a Guillermo Arriaga, escritor y productor cinematográfico mexicano, conocido especialmente por ser el guionista de Amores perros, 21 gramos o Babel. El Hombre (Alfaguara), su última novela, está ambientada en la zona fronteriza entre México y EEUU en los tiempos en los que el primero, en el siglo XIX, perdió la mitad de su territorio a manos del segundo. Es la historia de un imperio forjado a sangre y fuego con Henry Lloyd como centro.
¿La violencia actual en la frontera México-EEUU se debe a sus inicios tormentosos?
Hay un problema que viene arrastrándose desde hace 200 años, que fue el despojo del territorio mexicano. Ese despojo creó muchas contradicciones en el interior de la región porque se quedaron muchos mexicanos de aquel lado, hay una población que ellos llaman hispánica que no termina de ser completamente asimilada por el sistema americano, lo que ha causado tensiones en ambos países. Luego, algún presidente dijo que Estados Unidos era la alberca, la piscina y ellos el trampolín con respecto a las drogas. México no es un país consumidor y, sin embargo, sufrimos el problema del narcotráfico para poder abastecer la demanda del otro lado.
¿Ve una serie en esta historia? ¿Una película?
No. Había visto primero una película y como vi que no se podía hacer, vi un libro.
¿Por qué no?
Porque todo pasa dentro de los personajes y es una construcción del lenguaje. Cada uno tiene un lenguaje distinto. Es difícil trasladar eso a la pantalla. Traté de hacer la película durante muchos años y me di cuenta de que no funcionaba. Esa es la razón por la que decidí que fuera un libro.
Ya en su anterior novela suprimió el pronombre ‘que’.
Mi obligación como escritor es ver qué la novela necesita. Y de pronto descubrí que era necesario que el personaje de Henry Lloyd fuera narrado desde distintas perspectivas para tener una visión poliédrica, para que no fuera unidimensional. No solo eso, los personajes debían tener una historia interesante que contar en sí mismos.
Muchos años en su cabeza. ¿Cuántos?
Hay temas que me interesan desde niño. Cuando tenía 12 años crucé a pie el puente que me convirtió la experiencia de los dos países en algo completamente distinto. Las fronteras que ustedes tienen no son tan radicales como las nuestras. Para nosotros, un país del tercer mundo, la impresión de entrar en la máxima potencia del mundo es muy fuerte. Luego, la región en la que cazo es frontera con Texas. Allí hay un enclave apache. Ya no hay apaches, pero todavía encuentro las puntas de flecha, las puntas de lanza o los utensilios de cocina que usaban los apaches que fueron exterminados. La frontera me obsesiona. También conocí el Nacimiento de los Negros, en Coahuila, México...
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Un lugar que fundaron esclavos norteamericanos que huyeron de Estados Unidos porque en México se había abolido la esclavitud. Entonces, conozco negros... y todo esto empezó a bullir en mi cabeza. En esa ebullición, en 1981 leí ¡Absalon Absalon! de Faulkner y pensé, ‘yo quiero hacer una novela como esa’. No quiero decir que lo haya logrado.
En ‘El Hombre’, los esclavos negros creen que llegará un momento en que se vengarán. No ha pasado nunca.
Hasta ahora. Eso fue lo que dijo Chávez cuando lo metieron en la cárcel después de su primer golpe de Estado. Le preguntaron ¿fracasó? Y dijo, hasta ahora. No sabemos de qué manera pueda de pronto eso revertirse. Empieza a haber tensiones cada vez más grandes en los países y no sabemos en qué momento esto va a explotar.
Al llegar al otro lado de aquel puente, ¿qué encontró?
Había otra ciudad. Tan solo el asfalto era de otro color, en México gris y aquí rojo. Todo el mundo hablaba español, pero era distinto. Fue muy impresionante e interesante. Fue la primera vez que vi un refresco, Coca-Cola en lata, helada, de esas maquinitas que empezaban en EEUU.

La frontera en ‘El Hombre’ es zona de desarraigo y huérfanos.
Fue una coincidencia. Me di cuenta de que había muchos personajes bastardos, huérfanos... Y hay un momento, hacia el final, que Lloyd reflexiona que solo contrata para su ejército a gente rota porque si alguien tiene algo que perder no es un buen soldado. Quien no tiene nada que perder y todo por ganar va a ser más valiente. En tanta pobreza, morirse o no ya da igual. Por tanto, los soldados, los más golpeados, son los mejores para su ejército.
¿Están condenados esos pasos a la violencia perpetua?
No. Cuando conocí la frontera era el lugar más tranquilo de México. Las fronteras eran lo más seguro del país. Lo que ocurre es que en el momento en que se convierten en paso para sustancias ilegales, pues ahí se concentra quién controla la plaza, como lo llaman los narcos. Y no todas las fronteras son territorio comanche. Las de Coahuila, que fueron muy peligrosas, ya no lo son. Es más, Piedras Negras, la frontera de Coahuila con Texas, está considerada la tercera ciudad más segura del país. Entonces, no todas están condenadas per se. Ahora, hay que entender una cosa, no hay crimen sin colusión, sin un político coludido, de uno o del otro lado.
¿Henry Lloyd es el gran fracaso del sueño americano?
Es la encarnación del sueño americano. Un tipo que parte de la nada...
... Pero es una mentira.
Pues es mentira y no es mentira. Por lo menos el sueño americano permite que aquel que tuvo una visión la termine por construir. Claro que lo hace asesinando, robando, saqueando e incendiando, pero termina por construir lo que él desea, que es un imperio. De tal magnitud que 200 años después sigue siendo un conglomerado de empresas de las más poderosas del país.
¿Toda inmensa fortuna tiene un pasado de sangre?
Siempre me interesó saber cómo se construyó una fortuna y cuánto de sangre había. Obviamente, no todas están empapadas en sangre. Hay otros vicios de los cuales están imbuidas. Puede ser la corrupción, el fraude, la explotación laboral. Pero aquí quise hablar de una donde la sangre, donde el asesinato fuera parte importante de la construcción de la fortuna.
¿Cómo se blanquea esa violencia?
Asumiendo modales aristocráticos, diciendo pertenecer al dinero viejo. La exquisitez ayuda.
En la novela trata la inmigración contra los recién llegados.
Sí, me tocó ahora. Estuve con un migrante indocumentado que se casó con una mujer americana. Dijo que votaría a Trump porque había demasiados migrantes. ¿Por qué? Los migrantes que ya llegaron quieren sentirse seguros, quieren sentir que su trabajo está seguro y que no va a llegar nadie más a quitárselo.
Caldo de ultraderecha.
Más que asustarnos deberíamos preguntarnos por qué gana y no simplificar las cosas. ¿Qué miedo hay en los votantes que prefieren este tipo de gobierno? En el fondo, hay que ver qué le preocupa a la clase obrera que hace que vote a la ultraderecha. Si la izquierda está discutiendo temas culturales y la derecha, temas económicos, va a terminar ganando la ultraderecha.