Arteterapia, la receta definitiva

Mucho más que dibujar bien o mal, que tener ritmo, que afinar una canción, o que tejer a la perfección. «La arteterapia consiste en utilizar el arte y los distintos materiales artísticos para expresar lo que sentimos y nuestras emociones», describe Anna Solé Martínez, psicóloga, arteterapeuta, psicomotricista terapéutica especializada en niños con dificultades de desarrollo y maestra de educación infantil.

Así, tanto la escultura como la danza, la música, la escritura, etc. son útiles a la hora de beneficiarse de la arteterapia. ¿Cómo funciona? «Al comienzo del taller explicamos qué haremos y los tiempos. Básicamente, empezamos con dinámicas de movimiento del cuerpo para desprendernos de lo que hemos hecho previamente al taller, para situarnos en el presente, y prepararnos para crear», explica Anna Solé, quien añade que «después realizamos ejercicios de relajación, para volver a la quietud, y seguidamente planteo al grupo la propuesta creativa, que puede ser a partir de una fotografía, un poema, utilizar determinados materiales, etc.»

Creación

Llegados a este punto, «incentivo la creatividad a través de diferentes herramientas y conduzco a los participantes cuando aparece algún bloqueo», afirma la psicóloga, quien destaca que «la creación es el punto más importante, ya que será el resultado de lo que habremos estado haciendo». La sesión termina con una conversación final en la que los participantes comparten cómo se han sentido, qué han experimentado, cómo se han relacionado con unos materiales y con otros, etc.

Cuando la arteterapia se desarrolla a través de la pintura, Anna Solé dice que «todos los colores se pueden utilizar por igual, lo que ocurrirá es que utilizaremos unos tonos en lugar de otros por una cuestión social y cultural».

«En un momento determinado, si atravesamos diferentes conflictos vitales y lo que queremos es hallar la luz, utilizaremos colores como el amarillo, blanco o verde esperanza. Pero después, hay colores que para cada persona pueden tener significados diferentes, como por ejemplo el color rojo que para una persona puede ser sinónimo de pasión y para otra recordarle la sangre y los miedos o peligros que conlleva».

Universal

En vista de los beneficios, la arteterapia está indicada para todo tipo de personas: «Es útil tanto para quienes quieren cuidarse, como aquellas personas que se encuentran en una fase de crecimiento personal, alguien que tenga algún conflicto emocional, ansiedad, depresión, personas mayores, niños con dificultades de desarrollo», explica Anna Solé.

Y muestra de esta magnitud, el pasado mes de septiembre la directora de la Unidad de Arteterapia de Instituto Centta, Cristina Ramos, subrayaba que «la arteterapia es una herramienta eficaz para ayudar a personas que sufren trastornos de la conducta alimentaria».

Paralelamente, «también está indicada para artistas que están desarrollando un proyecto y necesitan más recursos. La arteterapia crea accesos a herramientas diferentes que nunca te habías planteado y así surgen nuevas ideas que llevan a otros lugares», afirma Anna Solé.

En esta misma línea, destaca que es una oportunidad para «maestros y profesores que quieren enfocar de manera diferente la educación artística en el ámbito escolar y que buscan un nuevo enfoque de la creación, más libre, individualizada y personal».

Expresión

Por su parte, la psicóloga clínica-psicoterapeuta, psicoanalista y graduada superior en Bellas Artes, con formación en arteterapia, Raquel Vidal Arandes, asegura que «siempre he tenido muy presente que en determinados pacientes la palabra no resulta tan fácil, es decir, en situaciones traumáticas o acontecimientos que son difíciles de recordar, lo que no se puede expresar a través de la palabra, se puede expresar a través de procesos y producciones artísticas».

Por ello, hace referencia a la pandemia y al confinamiento cuando, encerrados en nuestras casas, hemos encontrado refugio en la lectura, la escritura y la música. «Precisamente, el confinamiento generó, por un lado, un aislamiento que perjudicó a buena parte de la población, y, por otro lado, para otras personas el hecho de estar recluidas favoreció que pudiesen conectar a un nivel interno consigo mismas a través de recursos personales de los que no tenían conocimiento», explica Raquel Vidal Arandes.

En este sentido, la misma es la coordinadora del grupo de trabajo Creativitat, Procés Artístic i Salut Mental de la Delegació Territorial de Girona del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya. «El grupo se constituyó porque las personas que lo formamos en su día trabajamos en una línea psicodinámica y todas estamos vinculadas al arte», afirma y añade que «cuando alguien puede expresar a través del cuerpo o producciones pictóricas o musicales aquello que no puede expresar con palabras, tiene un efecto terapéutico, por lo que es una manera de entrar en un proceso curativo y sanador».

Así, en el artículo Mater Amantísima. De hilos y bordados. Vínculos de amor y reparación a través del arte, publicado en la revista Temas de Psicoanálisis de la Sociedad Española de Psicoanálisis (SEP), Raquel Vidal recuerda «a una paciente que, padeciendo un trastorno psicótico crónico, comenzó a bordar cuidadosamente y con una dedicación abnegada cada uno de los extraños seres que aparecían en sus delirios. Todos tenían una identidad, la cual también era bordada a sus pies. Fue a través de su peculiar obra que pudo, en primer lugar, dar forma, y posteriormente nombrar, a los demonios más terroríficos que la asaltaban de manera intermitente. Inició de este modo un proceso de mejora en su sintomatología, poniendo de manifiesto el poder de la creatividad: el hilo terapéutico».