Como un tifón revoltoso después de la calma, el renacer humano queda estampado entre las paredes de la base expositiva de la Joieria Personal en Tarragona.
Mar Sáez configura en su exposición Terza Vita un retrato carnal e íntimo de la restauración sensible de las relaciones humanas tras el paréntesis social que supusieron los años afectados por la pandemia del Covid. Las playas romanas de Ostia son el escenario eclipsado por los encuentros de unos jóvenes que no son conscientes de los hechos históricos a través de los que viven, y por los cuales son empujados hacia una contienda eterna entre la moral, la necesidad y el horror de ser y existir, superando una época de transición.
La artista captura unos retratos psicológicos que resaltan sus magníficas capacidades compositivas y estéticas; haciendo uso de una iluminación artificial para crear escenas etéreas, casi teatrales, con una carga emocional desmesurada que desbordan vulnerabilidad. Sáez brinda proyección a miradas, volúmenes, tactos y, sobre todo, movimiento extático.
El pasado es el protagonista indirecto, a la vez que se convierte en el ingrediente clave de la fórmula para poder hablar del presente e incluso del futuro, con narrativas plenamente vigentes que reflejan la realidad social, convirtiendo las imágenes en un punto de encuentro de realidad y sugestión.
Se trata de una experiencia sobrecogedora que reposa en los pilares del querer y sustenta una narrativa atemporal que estremece el ambiente rocoso de la galería y absorbe los sentidos, a través de imágenes, vídeos y sonidos, de los presentes.
Terza Vita se desprende de prejuicios, de estamentos y edades para documentar un fenómeno único y extremadamente complejo que vincula estéticamente con la atemporalidad de la Roma clásica conectada identitariamente con la Tarragona que ahora acoge la exposición. Pues es esta Roma legendaria la que acogió este proyecto pospandémico internacional que ha contado con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, de la Unión Europea, y de becas públicas de cooperación dedicadas a la producción artística en la Academia de España en Roma.
A través de su lente, Sáez recoge una complicidad con los sujetos fotografiados que, a pesar de no tener nombre, llegan a increpar al visitante con miradas aturdidoras causadas por la incertidumbre y las complejidades de reconquistar un renovado, pero ya conocido mundo.
La exposición se podrá visitar hasta el 15 de enero del año entrante, y se completa con un fotolibro que recoge los testimonios fotográficos presentado también en el mismo espacio haciendo que la Joieria Personal demuestre de nuevo esta capacidad sensible colaborativa que la está convirtiendo en un espacio imprescindible del circuito artístico actual.
