A Cesc Gay siempre le han gustado las historias corales, entendiendo como tales, ese entramado de muchas historias donde ninguna se impone sobre las demás y que de algún modo convergen para constituir un único relato.
A través de estas historias ha compuesto una serie de puzzles sobre las miserias contemporáneas y, casualmente (o no), en casi todos existían historias para no contar, como el título de su nuevo trabajo.
Sus personajes siempre tienen algo que esconder, situaciones y secretos que no vieran la luz y que tenían que ver no sólo con los secretos inconfesables, sino también con prejuicios, con los juicios morales. En Historias para no contar lleva el calladito estoy más guapo a la quinta esencia.
Rodada con un Dream Team del cine español, es realmente atractivo ver en una hora y media a Anna Castillo, Alexandra Jiménez, Maribel Verdú, Antonio de la Torre, Quim Gutiérrez, Nora Navas, Alejandra Onieva, Chino Darín, Maria León, Javier Rey, Alex Brendemühl, Eva Reyes, José Coronado, Brays Efe y Verónica Echegui, entre otros. Quizás estos actores saben que este será un trabajo menor en sus carreras, y deciden divertirse todo lo que pueden dejando salir el cómic que todos ellos llevan dentro.
Ana Castillo, por ejemplo, es una improvisadora nata, y sale ganando muchísimo en su interpretación, elevando su historia y haciéndola ciertamente hilarante y uno de los «momentazos» de la película.
Maribel Verdú, Antonio de la Torre o Quim Gutiérrez aparecen en el reparto del film
Historias para no contar es una película entretenida. De estas películas corales que llaman la atención, quizás en este caso, por este destacable elenco actoral y por ese sentimiento de partida hacia ningún sitio, o hacia algún lugar indeseado, que sus historias nos pretenden avisar: la frágil línea que existe entre el control de las emociones y la pérdida de éste. De cómo todo, en un pequeño instante, puede cambiar y mostrarnos de lo más patético y ridículo del ser humano.
La nueva película de Cesc Gay podría ser una segunda parte de lo que supuso Una pistola en cada mando aunque, en realidad, todas sus obras se encuentran de alguna manera conectadas entre sí y plantean temas similares. En esta ocasión el director vuelve a abordar, de alguna forma, la masculinidad a través de su estancamiento y sus debilidades, entre la cobardía, la tontería, los tabúes y el amor propio.
Lo hace a través de pequeñas fábulas morales que nos enseñan las mentiras que se esconden tras las apariencias y que se encargan de evidenciar lo que hay bajo las buenas intenciones.
La hipocresía se revela, así como la sinceridad o la falta de ésta. Relaciones estancadas, transfobia, suggar daddys, infidelidades, expectativas o realidad. Un mosaico que en manos del director resulta tan ágil como cercano y que cuenta con ese abanico de actores en estado de gracia en sus minúsculas aportaciones.
El Cineclub de Altafulla la proyectará este viernes, a partir de las 22 horas, en la Plaça de l’Església.
