Cris Iturgoyen: «No importa el significado que tenga una obra, se lo pones tú»

«El agua me identifica» es la premisa de la que parte la exposición de la reusense Cris Iturgoyen, abierta al público durante este mes de abril en el Centre Cívic Llevant. Trazos de tinta china, numerosos colores y formas y mucha evocación.

¿Por qué el agua es el hilo conductor?

Pinto acuarela y me gusta mezclarla con otras texturas, entendida de forma contemporánea, no para plasmar un paisaje o una imagen más transparente y difuminada. Me gusta combinarla con elementos como la tinta china por su potencia, el contraste con el negro. Y esta exposición en concreto es un resumen de las diferentes colecciones del año 2022; hay obras grandes y otras más pequeñas, que las he redimensionado respecto de sus originales, y lo que las une es sobre todo la técnica.

Además, empezó en 2021 a pintar acuarelas.

Yo siempre he sido del ‘pinta y colorea’. Desde pequeña quise ser profesora de plástica, no quería escoger entre ciencias y letras, pero hice magisterio musical. No me alejé mucho del arte tampoco. Luego, siempre he sido de hacer detalles a mano y, como he leído muchas veces, los artistas acaban siéndolo por casualidad; ya sea porque han estado enfermos o han estado encerrados en casa. En mi caso, murió un familiar y la caja de las acuarelas me sirvió de canalizador de mi proceso de duelo.

En casa gustaban, pero la prueba de fuego fue abrir una cuenta de Instagram, porque además nunca me ha gustado presumir de ello y hacerlo público.

También ha hecho ilustración editorial.

Sí, un amigo mío y exinspector –porque soy profesora del Joan Rebull– me dijo que le gustaban mis obras abstractas y contemporáneas, y me preguntó si quería ilustrar su libro de poesía. No quería algo figurativo, sino algo que hiciese pensar; hice las ilustraciones y también la portada.

Y todo ha sido en el último año.

Sí, también me apunté a la Associació Reusenca d’Artistes (ARA) y he tenido la oportunidad de ir mostrando mis obras fuera de conocidos y exponerlo de cara al público. Me apunto a todo, no paro porque intento estar en todas partes: he enviado algún cuadro a Barcelona, a otras exposiciones... Intento moverlo, no para gustar, porque si no me gustan a mí no salen de casa, pero para que la gente pueda verlos.

¿Cómo surgió la colaboración con el Centro Cívico?

El director de ARA nos comentó que ofrecían la oportunidad de exponer y no lo dudé. Es algo que hago por gusto, este no es el trabajo que me da de comer; hoy en día raro es que un artista pueda dedicarse en exclusiva y vivir de ello. Ya he vendido más de uno en vida, me doy por satisfecha.

¿Qué supone este espacio?

Hay un flujo de gente que pasa y, como no hay una intención de venta, solo de difusión... Sé que generará ‘algo’ en alguien que resultará en más arte. Para mí, todo es como una red invisible que nos conecta a todos.

¿Cómo lo compagina con su día a día?

Ahora me dedico a las artes plásticas, con lo cual estoy todo el día, en bucle, sumergida en ideas nuevas y mezclas. A los niños siempre les digo que el arte sirve para canalizar emociones y pensamientos, da igual lo que quiera expresar el artista porque lo que te llega es lo que tú sientes. No importa el significado que tenga una obra, se lo pones tú.

Para mí, es una continuación natural de mi faceta como artista. La línea que separa mi vida personal, de hobby, y la laboral es muy fina. Se retroalimentan.

¿Se inspira en cosas de su entorno más cercano?

Dudo que alguien no lo haga. Lo de que la musa baja y te ilumina... Es lo que decía Picasso, la inspiración te tiene que pillar trabajando. Cuando ves obras de otros artistas, te fijas en elementos para luego experimentar; esa idea da pie a la tuya propia, no significa que estés copiando.

¿Cuál es su proceso entonces?

Tengo claro qué elementos quiero mezclar y llega un momento que elijo los colores y, a partir de aquí, va surgiendo de forma natural sobre el papel.