De marcha... por el mar

Una camiseta para protegerse del sol y unos escarpines para caminar por la arena... Y ¡al agua! La marcha acuática es el nuevo deporte que se ha instaurado en Catalunya procedente de las playas del norte de Francia, de Normandía y la Bretaña, donde nació hacia unos 15 años. Aquí llega de la mano de la Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC) y el Club Excursionista Arítjol, sito en la Selva del Camp, es el que más socios tiene.

La marcha acuática consiste en caminar por el mar, a una altura en la que el agua llegue al diafragma. La actividad tiene dos vertientes, competitiva y social, por lo que se dirige a todo el público, desde los 12 o 13 años hasta los nonagenarios.

«Parte de una idea muy sencilla, caminar de forma sincronizada, piernas y brazos y los beneficios para la salud son destacables», apunta Josep Casanovas, instructor, presidente del Club Excursionista Arítjol y vicepresidente primero de la Federació d’Entitats Excursionistes. «Esta disciplina se basa en un esfuerzo del 80% de las piernas y un 20% restante de los brazos. Estos realizan un trabajo fundamental de equilibrio porque estamos en medio de las olas y pequeñas corrientes, que varían de un día para otro, así como de una playa a otra. Pero la práctica ligera de esta actividad se trabaja a nivel aeróbico sin ningún tipo de problema», explica Josep Casanovas.

En cuanto a la equipación, es básica. Se obliga a ir calzado, con unos escarpines bien ajustados, preferiblemente con un poco de suela o bien unas zapatillas viejas de correr, con calcetines, para que impidan la entrada de arena. En este sentido, Casanovas aclara que las sesiones duran una hora y media, por lo que sin calzado la arena acaba afectando a la planta del pie. «Asimismo, debemos tener en cuenta los peligros intrínsecos que podemos encontrar en el mar. Piedras pequeñas, aunque muchas veces no se ven, rocas, peces araña o algún vidrio. Aparte de todo ello, necesitamos una tracción en las piernas que nos la da el hecho de ir calzados».

Además del bañador, una camiseta para prevenir insolaciones y las clásicas gafas, gorra y crema solar. Como se trata de una actividad que se practica todo el año, de cara a la temporada de frío incorporan los neoprenos. Como complemento, los que lo prefieran, un remo, manoplas o bastones, con el objetivo de mejorar el impulso y la estabilidad del movimiento.

Beneficios para la salud

Se trata de un entrenamiento de musculación cardiovascular sin traumatismos articulares, que mejora el equilibrio y la resistencia. Y aunque a priori no lo parezca, es una actividad que cansa. Con su práctica se pueden consumir hasta 600 calorías en una hora.

Como todo ejercicio físico, son muchas las bondades para el organismo. «Sabemos que es muy beneficioso porque se trata de un deporte sin impacto», destaca Casanovas. «A nivel dermatológico, por los propios oligoelementos del agua del mar. La sal o el yodo, así como otros minerales que son beneficiosos para la piel. Y si hablamos de presión hidrostática, sobre todo en las piernas, estimula la circulación, algo que se acentúa en la época hibernal, con la temperatura más fría», señala el instructor. También ayuda en la recuperación de lesiones y postoperatorios, especialmente de cáncer de mama. «Por supuesto, la intensidad la marca cada persona», comenta Casanovas. De igual manera, también puede haber problemas, por lo que antes de iniciar la actividad se debe tener en cuenta el estado de salud del usuario y consultar con un especialista. «Pensemos que el agua es 25 veces más densa que el aire, lo que quiere decir que nos costará 25 veces más avanzar. Al principio es recomendable una práctica de la mano de un instructor, bien monitorizada, en la que el practicante aprenda la técnica y los conocimientos».

Antes de entrar en el agua, se debe valorar el estado del mar y si cambia durante el ejercicio, las olas y la resaca. Siempre con la prevención en mente, los profesionales aconsejan no practicar marcha acuática de forma individual, sino salir un mínimo de dos personas por cualquier imprevisto, «ya sea un corte de digestión o un desfallecimiento. Si nos caemos practicando marcha nórdica, seguiremos respirando. Si nos ocurre en el mar y estamos solos, puede acabar en tragedia. Pensemos que estamos en una naturaleza cambiante».

Prima hermana de la marcha nórdica y el complemento perfecto del senderismo, la marcha acuática gana adeptos en la provincia. Aunque se está trabajando desde el 2019, la pandemia ha ralentizado la progresión, de tal manera que este es el primer verano que se recogen resultados y tanto clubs como Ayuntamientos, como el de Creixell, adoptan programas de salud a partir de la disciplina. En Tarragona, asimismo, han arrancado con fuerza el Centre Excursionista y el Club Alliberadrenalina, tanto en la vertiente de bienestar y salud como en la competitiva.

Por lo que se refiere a esta última, ayer se celebró en Cambrils una de las pruebas de la I Copa Catalana y la próxima tendrá lugar el 10 de septiembre en Salou. Mientras, del 23 al 25 de septiembre Roses acogerá el I Challenge europeo en el que participan las selecciones de Francia, Italia, Catalunya y Bavaresa. www.feec.cat/esports-de-muntanya/esport/marxa-aquatica