¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de escoger el centro escolar? ¿En qué deben focalizarse las familias? Josep Maria Cornadó da algunas claves para saber moverse entre la avalancha de oferta educativa que existe en la actualidad. Cornadó es Doctor en Ciències de l’Educació per la URV; Coordinador de la Prueba de Aptitud Personal (PAP) para el acceso a los grados de educación del Consell Interuniversitario de Catalunya y Asesor del Departament d’Educació.
Ante la avalancha de oferta, ¿cómo se pueden informar las familias?
A partir, sobre todo, de cuatro elementos: las jornadas de puertas abiertas. En ellas, las familias se tienen que fijar en aspectos que a veces no explica la persona que las acompaña. Cómo son las aulas, cómo están organizados los pasillos, los patios y, sobre todo, captar el mensaje que da la persona que hace la presentación. También creo que es una buena opción preguntar a familias usuarias del colegio. Después, todas las escuelas y centros tienen webs, blogs y redes sociales, por lo que también está bien echarles un vistazo. Y por último, a través de la Oficina Municipal d’Escolarització. La OME funciona muy bien y es un servicio muy aséptico. Informa de manera objetiva a las familias, ofreciendo los datos que necesiten de todos los centros. Hay un equipo de profesionales competente y conocedor de la realidad.
La preinscripción es un momento de estrés e incluso de angustia para muchas familias.
En los últimos años la oferta de centros, tanto si hablamos de P3 como de primero de la ESO que es, sobre todo, cuando las familias hacen cambio de escolarización, la oferta es muy grande. Hace años todo el mundo tenía muy claro dónde tenía que ir porque no había tanta oferta. En cualquier caso, la elección tiene que depender de cada familia, de sus necesidades y de lo que ofrece el centro, con independencia de si es público, público-concertado o privado.
Cuando habla de necesidades, ¿a qué se refiere?
A que algunas familias necesitan, por ejemplo, servicio de acogida, comedor o actividades extraescolares. Y otras, no. Sin embargo, hay una idea que para mí es muy importante y en la que todos los expertos están de acuerdo y es que la proximidad del centro con el domicilio es clave.
¿Por qué?
Por unos motivos muy claros. Primero, porque favorece la autonomía de los niños. Es decir, un niño de 3 o 4 años no puede ir solo al colegio, pero un niño de 7 u 8 años, sí. Puede ir y volver a casa, sobre todo si es responsable. Y ya no te digo más grande. Personalmente, cuando veo todas las familias que hay en coche a las puertas de los colegios me preocupa un poco. Y esta proximidad es la opción más sostenible y conciliadora. Favorece toda la organización familiar.
Si nos fijamos en otros aspectos, ¿qué puede cambiar de un colegio a otro?
Todos los centros de Tarragona e incluso de Catalunya ofrecen un servicio de calidad y diciendo esto estoy siendo sincero. Garantizan una buena educación. Como es lógico, cuando se publican los baremos y criterios de prioridad, cada familia debe valorar cuáles son sus opciones reales porque si no las tiene, será muy difícil que se le adjudique el colegio escogido y se llevará una decepción. En cambio, si está en la zona de influencia lo tendrá más fácil.
La zona de influencia da muchos quebraderos de cabeza.
Sí. Y siempre hay una calle que es la que separa, pero en un lugar se tiene que cortar. Es como muchas otras cosas de la vida. Es cierto que tiene un punto que es discutible, pero se tiene que marcar un espacio. De todos modos, rebelarte contra esto no sirve de nada.
Pero a la familia le puede gustar más otro colegio que esté fuera de esta zona...
Las familias se preocupan por los proyectos educativos de los diferentes centros, pero la verdad es que hoy en día, en el 95% de los casos, son similares. Todos los colegios educan en la solidaridad, en la democracia y el respeto. Son inclusivos. ¿En qué puede variar? En que un centro tenga un huerto ecológico o que trabaje por proyectos con los más pequeños. Pero las fórmulas que funcionan se las pasan de un centro a otro. Al fin y al cabo, el que lleva la batuta es el Departament d’Educació. Además, los profesores también han cambiado y actualmente, es un perfil mucho más innovador y profesional.
¿La oferta de idiomas es un punto de diferencia?
Todos los centros siguen el proyecto lingüístico que marca el Departament, que dice que la lengua vehicular es el catalán. Y que a partir de cierta edad se va introduciendo la lengua castellana. Sobre la introducción del tercer idioma, se ha frenado un poco aquella obsesión que había hace 10 o 15 años. Está comprobado que para aprender un idioma que no es habitual es importante la inmersión, lo que funciona es pasar un verano en el país de la lengua de aprendizaje o ir de colonias.
En conjunto, ¿qué es lo que más pesa en la balanza?
El niño o la niña, la familia y el centro educativo, por este orden. Hay que pensar que no hay escuela ideal. Todas tienen cosas que gustan más y otras que gustan menos. Realmente, el sistema educativo parte de un principio de equidad e igualdad y da más posibilidades para favorecer a las personas que más lo necesitan, algo que encuentro muy justo, compensar un poco las desigualdades. Entiendo que la familia se lleve un disgusto si no le han asignado la escuela que quería, pero una vez pasado esto, la única posibilidad que queda es aceptarlo y dar un voto de confianza a los profesionales y al centro. Porque lo importante son las condiciones personales de cada niño o niña. El Departament d’Educació ofrece, prácticamente los mismos recursos a todas las escuelas, sean públicas o privadas-concertadas, en función de las necesidades y apoyos que necesiten.