El apellido Sackler como legado

Tras el éxito de 'No digas nada', Patrick Radden Keefe nos brinda de nuevo un tour de force investigador, a medio camino entre la crónica periodística y la novela de intriga, para relatarnos la desconocida historia de los Sackler, magnates de la industria farmacéutica

26 diciembre 2021 22:26 | Actualizado a 27 diciembre 2021 08:57
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No hace falta ser un negacionista o un conspiracionista para saber que la industria farmacéutica es una máquina de hacer billetes. Muchos billetes. Sin embargo, lo que quizás ya es más desconocido es quién está detrás de estas grandes multinacionales y cuáles han sido las vías para amasar tales fortunas. Así por ejemplo, podemos pasearnos por el 'ala Sackler' del Metropolitan de Nueva York o visitar la 'Galería Arthur M. Sackler' en el Smithsonian de Washington sin saber que dicho apellido está estrechamente asociado al éxito de fármacos como el Librium o el Valium. 

De hecho, el propio Arthur Sackler (patriarca de la familia) se las ingenió en vida para moldear su biografía y construir su propio 'print the legend' obviando que fue uno de los pioneros en el negocio de la publicidad de fármacos y que fueron sus innovadoras y cuestionables estrategias de marketing las que encumbraron algunos medicamentos a los cuales muchos ciudadanos norteamericanos acabarían convirtiéndose en adictos. 

Aquí reside el primer aspecto fundamental de 'El imperio del dolor' de Patrick Radden Keefe, no dejarse iluminar por el manto de filantropía con el que está cubierto el apellido Sackler y hurgar de forma minuciosa y rigurosa (el libro contiene casi un centenar de páginas con notas sobre sus fuentes de información) en las historias de éxito, y también de desdicha, de la familia Sackler.

El libro se inicia con un prólogo en el que nos situamos en 2019, en la declaración ante los tribunales de Kathe Sackler por el juicio a la farmacéutica Purdue Pharma acusada de ser responsable de una de las mayores epidemias de adicción a los opioides en Estados Unidos a través de un analgésico llamado OxyContin, anunciado como el tratamiento revolucionario para el dolor crónico. Presentadas las cartas, hacemos un salto en el tiempo y nos trasladamos a principios del siglo XX para adentrarnos en las vidas de los médicos Arthur, Mortimer y Raymond Sackler, los tres hermanos que fundaron lo que en su momento fue una pequeña empresa familiar, Purdue Frederick. A partir de este momento, el libro se divide en tres partes denominadas “El patriarca”, “La dinastía” y “El legado” para hacer una radiografía histórica que explica tanto el linaje del que proviene Kathe como el nacimiento y funcionamiento del negocio de los fármacos. 

Keefe nos relata los entresijos familiares de los Sackler, sus disputas, frustraciones, ambiciones a lo largo de un siglo, pero al mismo tiempo muestra de forma muy clara el crecimiento y evolución de su fortuna y la incidencia que tuvo tanto en la industria farmacéutica como en el panorama cultural y social de Estados Unidos. Ahí tenemos otro de los logros fascinantes de 'El imperio del dolor', comprender que un apellido puede ser como un pulpo que con sus tentáculos abarca muchos ámbitos y territorios, a priori, alejados entre sí, pero en esencia, estrechamente conectados.

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