‘El Cazador de Mariposas’, al acecho de la fragilidad humana

Jöel H. Prévost, de Tarragona, es el autor del libro, escrito con tintes cinematográficos, con el que participó en la Feria del Libro de Madrid .

23 octubre 2021 15:21 | Actualizado a 24 octubre 2021 05:49
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Macabros asesinatos, un criminal sádico y cruel y un policía recién nombrado inspector. Son algunos de los ingredientes de la novela negra El Cazador de Mariposas (Universo de Letras) del tarraconense Jöel H. Prévost (1992), la segunda publicación del autor después de Historias que arrastraba el viento (Silva Editorial, 2016). «La idea de escribir El Cazador de Mariposas surge de la necesidad de convertir dos de mis pasiones, la criminalística y las ciencias forenses, en un relato», explica el autor, quien es graduado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y máster en Criminalística y Ciencias Forenses (UAB) y de Seguridad (UNED).

De hecho, la obra es la primera incursión del autor en el género de la novela negra, dice Jöel H. Prévost, «escrita desde un prisma cinematográfico y plagada de referencias y guiños al mundo del cine y de la cultura popular». En este sentido, rememora el autor que «en esa época, estaba en auge todo lo relacionado con la criminología, como las series de televisión, así como el interés por la novela policíaca, por lo que decidí concederle a la trama un perfil más cinematográfico, desde una perspectiva visual y plástica».

De hecho, el joven autor tarraconense recuerda que «cuando era niño quería ser director de cine, pero, al poco de empezar los estudios, me di cuenta de que producir un largometraje dependía de muchos factores, más allá de una buena idea». Circunstancias que le llevaron a pensar que «podía contar historias a través de la literatura, es decir, de una forma más íntima para que fuesen los lectores quienes se imaginasen las escenas».

 

«Darte a conocer es el gran escollo con el que se encuentra cualquier escritor o artista».

En este sentido, reconoce que el género novelístico es el que «mejor se adapta a mi persona y a mi interés por contar historias de manera flexible y libre, aparte de que es el género más vendido», por lo que opina que «la novela es la fórmula literaria magistral que llega al máximo público posible». Asimismo, es consciente de que «darte a conocer es el gran escollo con el que se encuentra cualquier escritor, artista o cantante, ya que existen autores y libros que nunca serán conocidos porque lo difícil es hacerte ver». En este sentido, Jöel H. Prévost ha superado esta barrera, ya que el pasado mes de septiembre fue invitado por Universo de Letras y Lantia, editoriales del grupo Planeta, a firmar libros en la Feria del Libro de Madrid, «lo cual es un hito bastante relevante para un escritor novel como yo», dice y añade que «poco antes de la invitación, recibí el Sello Maestría de Universo de Letras que se concede a las mejores obras de la editorial, en calidad de distintivo; y la propia editorial también me presentó a la primera edición de los Audi Future Books donde quedé finalista». 

Del título de la obra, Jöel H. Prévost describe que «deja entrever la fragilidad y la dureza de la historia», aunque la intencionalidad inicial no fuese esa. «Cuando trabajo, no lo hago sobre una idea preconcebida, sino que empiezo sobre la base de apuntes más generales, a los que les voy dando forma, matices y tonos para construir cada una de las etapas de la trama», afirma.

 

 

Indagar en la piscología 
Por ello, de la intriga que rodea El Cazador de Mariposas dice que «poco a poco el lector descubrirá que gira alrededor de la fragilidad del mundo moderno, ya que el protagonista es una persona a la que acaban de ascender y que ha triunfado en la vida, pero a la que un mal golpe de suerte y el encontrarse con un asesino en serie lo llevará a límites impensables». Ello se debe a que la intención de Jöel H. Prévost ha sido «indagar en la psicología de la condición humana». Así, reconoce que, como el protagonista, «en la vida real también existen personas que por su actividad profesional y por empatía se llevan el dolor a casa, lo que poco a poco les genera un desgaste emocional, la culpa del superviviente, la impotencia de tener a su cargo un problema para el que no están del todo cualificados o que no saben cómo encarar… Problemas que todos tenemos a nuestra manera».

Así son la dureza y la fragilidad de la vida, las dos caras de una misma moneda. «Al final las cosas no son como se nos presentan a simple vista, siempre hay una doble lectura», afirma el autor, quien avanza que «en El Cazador de Mariposas se asocia a la fragilidad de la infancia, pero esta etapa acaba pervirtiéndose y degenerando en la depravación del ser humano en el estado más puro, de sadismo y crueldad».

En este contexto, la novela también quiere romper estereotipos, «acercando la criminología y la realidad del mundo criminal, para entender cómo funciona el trabajo policial», dice el autor, quien se muestra hastiado de «ver, entre otros tantos clichés infundados, que en la ficción todos los psicópatas o asesinos en serie son, por ejemplo, personas enfermas, cuando en realidad las estadísticas indican que la psicopatía representa entre un 2-15% de la población, lo que no significa que todos los psicópatas sean criminales». 

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