Elena Moya (Tarragona, 1970) es escritora, periodista financiera y directora del Festival Literari de Morella (FLIM) que celebra su cuarta edición del 16 al 18 de este mes. Moya es autora de las novelas Los olivos de Belchite, La maestra republicana, La candidata y La otra orilla. La periodista anima a los tarraconenses a asistir al FLIM. «Invito a que visiten este spa cultural, con muchas actividades, también para niños. El camino, además, es fantástico. Puedes parar en el Priorat a hacer una cata de vinos o en el Delta a comer una paella».
¿Ha aparcado la escritura?
No. En estos momentos tengo un pequeño proyecto. Pero hubo una parada por cuestiones profesionales. Tuve que hacer unos exámenes financieros.
Usted es periodista financiera.
Exacto. Para acabar de pagar la hipoteca porque ya sabemos que el periodismo está pasando por un período difícil. Me he tenido que reciclar, pasé estos exámenes financieros, que fueron muy bien, pero me absorbieron todo, lo que tenía y más.
Vive en Londres ¿verdad?
Hace un año y medio que llegamos a Dublín. Mi calidad de vida ha mejorado mucho porque no voy en un metro horrible, ruidoso, sino caminando cada día al trabajo. Creo que es un factor importante a la hora de empezar a inspirarte. Ahora ya ha pasado y estoy inmersa en el festival de Morella, que es un proyecto muy ilusionante.
En su presentación dijo que era muy necesario debido a la polarización que vivimos. Puso el ejemplo de la final de Copa del Rey y del árbitro llorando.
El fútbol, como muchos sectores de nuestra sociedad, refleja este grado de polarización. Que el árbitro se ponga a llorar es extremo –quizás no era el día y la hora– pero me parece fantástico que la gente exprese sus sentimientos. Lo que me llamó la atención es que Florentino Pérez no se presentara a la cena de ambos equipos, antes de la final. Porque si no estás de acuerdo, te sientas y hablas. Y el FLIM, el festival, nació como un lugar para celebrar la cultura y la literatura en un mundo que se radicaliza. Podemos pensar diferente, podemos ser de equipos diferentes, podemos vivir en mundos opuestos pero, de pronto, compartimos actividades.
Un festival literario con profesionales del fútbol. ¿El fútbol es cultura? De esto también habló en la presentación.
Yo creo que sí. No me gusta poner puertas al campo ni categorizar porque a veces nos perdemos el punto real de lo que estamos hablando. Para mí es cultura porque tengo un concepto de la cultura bastante amplio. Por supuesto, es pintura y literatura, pero los que hacen un castell, los que practican un deporte... Toda manifestación de un grupo que comparte unos hábitos, unas celebraciones... Para mí sí. Y si son millones de personas viendo la tele, me parece bastante cultural.
Es un debate...
No les encuentro sentido a estos debates porque, en el fondo, cuál es la pregunta. Es decir, ¿por qué es relevante?
¿Aún juega a fútbol?
No he colgado las botas. En Londres jugábamos con un equipo, pero en Dublín no lo hemos encontrado. Es decir, lo encontramos, pero eran jóvenes de 20 años y ya tenemos una edad. No era nuestro universo demográfico, por decirlo de alguna manera. Entonces, empecé a jugar con los del trabajo, pero eran todo hombres y no quiero jugar con todo hombres. No descarto, en absoluto, que cuando volvamos encontremos un grupo de mujeres sénior. Nos queremos instalar por aquí, medio año en Morella y el otro medio en Cambrils o Salou.
¿Usted se crió en Tarragona o en Morella?
En Tarragona. Nací y estudié aquí hasta que me fui a la Universidad. Mi padre era de Morella, por eso íbamos de vacaciones, en verano, en Semana Santa. Siempre he tenido muy buena relación. En Inglaterra hay muchos festivales literarios y como autora y lectora, siempre pensé que sería el escenario ideal, un pueblo pequeño.
Y medieval. Le hago la pregunta que plantea el festival. La historia, ¿para qué sirve?
Tenemos que saber de dónde venimos para saber a dónde vamos, también a nivel personal. Y todos tenemos una historia. Me gustaría pensar que sí que sirve de mucho, que es la piedra angular que nos hace entender e interpretar. Sin embargo, a veces, francamente, parece que la historia no sirva de nada. Hay guerras, países y gobernantes malos y más malos. Veo la tensión mundial con bastante preocupación.
¿Donald Trump?
Veo a mucha gente enfadada, cada uno por un motivo diferente. Los americanos votan a Trump porque están enfadados por una cosa. Los ingleses se marchan de Europa porque están molestos por otra. Yo soy gay y en el colectivo estamos muy preocupados, parece que nuestros derechos estén yendo hacia atrás. Y como el nuestro hay muchos.
Durante el FLIM se hará una conexión con Paul Preston. ¿Tiene relación con él?
Sí, soy muy amiga suya. Cuando vivía en Londres íbamos a pasear. Habla perfectamente catalán. Me saco el sombrero porque es cero presuntuoso, una persona que hace lo que pregona. Y ahora que ha llegado a lo más alto de la London School of Economist, nunca le he visto tratar a nadie con superioridad o altanería.
¿Todavía está en activo?
Sí. Tiene miles y miles de libros. Una habitación de Hitler, otra de Mussolini, otra de Franco. Yo lo he visto ayudar. A mí me ha ayudado. Le encanta la idea del festival precisamente porque es gratis para todo el mundo, no queremos ser elitistas.
¿La cultura gratuita podría provocar que no se valore como se debe?
Hombre, si es así, vamos mal. Pero tengo claro que no queremos likes en Instagram, no queremos mails, no vendemos nada, no comercializamos nada. Solo esperamos que la gente se vaya con el corazón y la cabeza más plenos. Si piensan que como es gratis no vale la pena, entonces lo tenemos que explicar un poco mejor. Si se miran el programa, verán que hay una calidad muy alta. Hemos tenido a Eduardo Mendoza, a Empar Moliner, a Carme Riera, a Manuel Jabois. Viene gente de Londres, de Irlanda, Clive Brill se vestirá de Shakespeare. Es un personaje que ha hecho muchísimas cosas para la BBC.
Fútbol, yoga y cocina.
Estrellas y ajedrez. Es un spa cultural de un fin de semana. Nadie dicta cátedra. Se va a hablar y a expresar las opiniones.
Las mujeres no faltan, su eje. ¿La historia nos ha maltratado más?
Absolutamente. Y contamos con Purificació Mascarell, que ha escrito un libro brutal, Como anillo al cuello, que habla de la violencia machista en la historia de la literatura, desde Mary Shelley hasta Mercè Rodoreda y Pardo Bazán. ¿De verdad nos ha ayudado la historia?
¿No estamos mejor?
Aún falta mucho. La pregunta del segundo año del festival fue ¿vamos hacia adelante o hacia atrás? Quizás nos la tendríamos que volver a hacer. Por lo que veo, Trump y algunos gobiernos de extrema derecha están legitimando, de nuevo, el machismo y esto me preocupa muchísimo. En el sistema de checks and balances es la sociedad civil, las universidades, las asociaciones, los clubs de lectura... los que tienen la capacidad de alzar la voz, de cuestionar y preguntar. Formamos parte de estos checks and balances y me parece muy bien que nos hagamos estas preguntas.