Infantil
'Oskar y yo', de Maria Parr: Crecer no es tan divertido
La autora noruega crea una sinergia tierna, divertida y bonita entre los dos hermanos

Ida y Oskar son dos hermanos que viven con sus padres «en una casa roja y grande. Está un poco vieja y descuidada (…), pero está pegada al bosque y, por la noche, sale de las ventanas una acogedora luz amarilla». Así comienza este libro tan especial en el que Ida narra en primera persona las aventuras y desventuras con su hermano pequeño de cinco años Oskar, y la calidez de esa luz amarilla a la que se refiere es la que queda en el lector con cada capítulo que pasa.
Antes que nada, decir que me ha gustado tantísimo cómo escribe Maria Parr, la autora, que lo primero que he hecho al acabar Oskar y yo ha sido buscar otras novelas suyas para leérmelas también, y he descubierto que mantiene una mecánica similar en todas ellas: poner a prueba el vínculo creado entre dos personas muy distintas. ¿El resultado? La sinergia que se crea entre ellos es tan tierna, divertida y bonita que cuesta decirle adiós.
Voy a intentar resumir por qué me ha gustado tanto este libro en el espacio que tengo, pero seguramente podría llenar mucho más. Lo primero que me ha llamado la atención son los títulos de los capítulos. Podrían llamarse fragmentos más que capítulos, porque son exactamente eso: fragmentos de la vida de los dos hermanos. Respecto a sus títulos, que es a lo que quería referirme, dejo uno para ejemplificar lo que quiero comentar: El colegio o la historia de una mochila perdida y de cómo disparar a las letras. Un título tan largo debería tener un buen motivo, ¿verdad? ¡Pues lo tiene! Y es que todos los títulos se forman con las dos perspectivas de una misma cosa, las de sus dos protagonistas.

- Título: Oskar y yo
- Autora: Maria Parr
- Editorial: Nórdica Libros
- Precio: 17.50 €
A lo largo del libro, el lector se va dando cuenta de que Ida juega su papel de hermana mayor con orgullo, aunque a veces le cuesta un poco. Ella cuida de su hermano para que no se deje la mochila olvidada, ella le socorre cuando ve monstruos en un armario, ella le acompaña a tirarse en trineo… Está tan metida en su papel de hermana mayor responsable que, a veces, tiene que olvidarse de ser una niña, pero, paradójicamente, su hermano se lo recuerda, y entonces todo es mucho más divertido, como el colegio, que gracias a Oskar se convierte en eso: en buscar mochilas perdidas y disparar letras debajo de una mesa.
A través de la relación que mantienen estos hermanos en un entorno tan apacible como un pequeño pueblo noruego, Maria Parr trata temas tan profundos como difíciles con delicadeza, con empatía, pero también con mucho humor, y es que el punto explosivo que Oskar añade a cualquier momento puede provocar cosas totalmente inesperadas. Pero, por otro lado, leer a Ida es leer sinceridad, es leer a una niña de ocho años que se debate entre su parte más infantil y la más madura que, supuestamente, le toca vivir. Hablar de la muerte, de la pérdida y del duelo es muy complicado cuando se trata de un público juvenil, pero la autora lo introduce de manera tan natural que fluye con suavidad en esta familia tan unida, tan dada a hablar de todo. Lo que me lleva a destacar otro de los elementos con los que he disfrutado muchísimo: las conversaciones entre la madre y la hija. La comunicación que comparten es tan íntima cuando hablan de lo que supone hacerse adulto, de cómo las cosas pequeñas se hacen grandes, de cómo los miedos se hacen pequeños… Logra remarcar lo fundamental que son esos momentos con los niños para que no se pierdan en los silencios.
Tal y como he comentado, podría llenar unas cuantas líneas más hablando de Oskar y yo. ¡Pero ya no me queda espacio! Así que solo puedo recomendar fervientemente su lectura. Yo diría que si algún padre o madre se anima, se puede leer a niños y niñas de a partir de 7 años, y que los peques que ya leen sin apenas ilustración con 9 o 10, lo disfrutarán solos un montón. No os extrañe escucharles reírse desde su cuarto. ¡Adiós a los silencios!
Ana Punset es escritora.