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El deje aflamencado de Jesús de la Rosa, un artista capaz de emocionar con sus letras, y su fusión de las raíces andaluzas con el rock agitó la música en las postrimerías del franquismo en España. El grupo Triana, formado en el barrio sevillano de la Macarena, creó una nueva escuela, casi una religión, que siguieron otros como Alameda, Guadalquivir, Imán o Medina Azahara. El rock andaluz se consagró como un movimiento imparable y Triana abrazó la inmortalidad, un triste 14 de octubre de 1983, cuando Jesús de la Rosa perdió la vida en una carretera de Burgos regresando de un concierto.
«Jesús era especial», asegura Manuel Martínez, cantante y alma de Medina Azahara. La banda cordobesa es la alumna más aventajada de Triana, ondea con honor la bandera del rock andaluz desde que se creó en 1979. Su último disco, Llegó el día (2021), es precisamente un homenaje a los ‘padres’ de este género –con permiso de Smash–, surgido en el desasosiego del confinamiento por la pandemia de Covid. Incluye canciones como Abre la puerta, Tu frialdad, Sr. Troncoso, Quiero contarte o En el lago.
«Podríamos haber llevado los temas a nuestro terreno, con guitarras más potentes y ritmos más rápidos pero decidimos mantener los desarrollos tranquilos propios de Triana. Lo hemos hecho como pensamos que lo harían ellos ahora y, aunque unos pueden pensar que nada puede igualar el original y otros echarán de menos nuestra caña habitual, lo cierto es que lo hemos hecho desde el corazón y con el máximo respeto», dice Martínez.
Mañana, a partir de las 20.00 horas, el grupo mostrará esta propuesta en directo en el Palau Firal i de Congressos de Tarragona. El concierto se dividirá en dos partes: la primera con temas de Triana y la segunda de Medina Azahara. «Es un espectáculo retro, en cuanto a luces y puesta en escena, pero muy puesto al día».
«Una relación cordial»
El público de ambas formaciones es muy afín... «menos aquellos que dicen ser trianeros, trianeros, y nunca estarán de acuerdo con lo que hace Medina Azahara ni ningún otro grupo. Pero sí, la gente que iría a ver a Triana también viene a vernos a nosotros», cuenta Martínez.
De hecho, Triana y Medina Azahara compartieron giras y escenario en su día. «Tuvimos una relación cordial. Además, nuestro manager de entonces era compadre de Jesús», recuerda el vocalista. «Como Triana no hay nadie, las composiciones de Jesús le convirtieron en un grupo diferente. Dio con la clave para llegar al público. Nosotros no nos consideramos sus herederos, sino un grupo más que ha tenido la suerte también de llegar a la gente con nuestra música. Y si seguimos aquí 43 años después imagino que será por algo», añade.
Los cordobeses son unos supervivientes, han sabido aclimatarse a los momentos sin perder su acento andaluz. «Incluso llegamos a a rozar el heavy. La música tiene que adaptarse a los tiempos y nosotros hemos sabido hacerlo y tenemos la suerte de contar con un público incondicional», concluye Martínez.
