Cocina de mercado al más puro estilo canalla en Salou

Hablar de la gastronomía de la provincia y no tener en cuenta a Salou es tener menos luces que el desembarco de una narcolancha a medianoche. La capital de la Costa Daurada está reclamando, ya desde hace tiempo, un lugar destacado y a tener en cuenta para los amantes de la cocina más exigentes; dejando atrás ese típico tópico de que Salou es un lugar de sangría, hamburguesas y paellas de microondas. Y culpa la tienen restauradores que, huyendo de la primera fila, han constituido un cuadrante gastronómico de oro en el que perderse y disfrutar de exquisitas cocinas. Y hoy toca hablar de uno de ellos: el MRKT de Edu Cuesta.

Eduardo es un amante de la hostelería sin reparos ni tapujos, con más bagaje en el oficio que la motocicleta de un afilador. Después de años trabajando de jefe de cocina para otros, decidió ponerle nombre a la locura y abrir el MRKT. El nombre es toda una declaración de intenciones, haciendo referencia al ‘mercat de tota la vida’, que és de donde proviene el producto llegado a diario; rematándolo al dar una versión personal y canalla.

El MRKT nos ofrece un menú diario por dieciocho euros con postre y bebida incluida, en el que podemos escoger entre seis primeros y siete segundos. Pese a lo llamativo, nos decantamos por sumergirnos en la carta y dejarnos aconsejar por el siempre acertado criterio de Edu.

De acompañante para la ocasión mi buen amigo Carlos, un fenómeno financiero, con el que me une una amistad a prueba de balas y que en breve cumplirá la tercera década.

Empezamos el gastrofestival con una recomendación expresa: las alcachofas. Confitadas previamente y acabadas a la plancha, para que se hagan una idea del éxito del plato diariamente se consumen en el MRKT alrededor de veinte kilos del fruto. Seguimos con un plato de huevería. Provenientes de una granja cambrilenca, mención especial para los huevos, disponibles con carabinero, bogavante, trufa y foie, jamón ibérico, chistorra, o el escogido por nosotros: los huevos especiales con tartar de atún y doritos de maíz, acompañados por patatas a lo pobre y cebolla caramelizada. Sin palabras. Seguimos el espectáculo con un calamar de potera, que por tamaño podría ser perfectamente digno heredero del Kraken, con un salteado teriyaki, setas y un cremoso ligero de patata. Y para acabar la tanda, la paletilla de cordero. Cocinado durante doce horas a baja temperatura, Edu consigue una carne melosa que se deshace en la boca, a la par de ser extremadamente sabrosa. Un doce sobre diez,

Y para acabar el postre, que como no puede ser de otra manera, están elaborados en casa. Primero nos sorprendieron con unas fresas con nata en las que las fresas son la nata y la nata son las fresas; y dimos por finiquitado la gran experiencia gastronómica con un coulant de chocolate blanco que satisfará los paladares dulces más exquisitos.

La filosofía del MRKT es clara: dar una gran importancia al producto a la vez que Edu ofrece su visión original al plato. Todo ello arropado por un servicio amable y cercano que te hace sentir como en tu propia casa.

Recomendamos:

l Chipirones con setas y teriyaki

l Tataki muu de ternera madurada

l Huevos especiales con tartar de atún

l Focaccia a la trufa

l ‘Mamaoche’