El Taller de los sueños

El Serrallo está empeñado en liderar la oferta gastronómica de Tarragona. Y gran parte de la culpa la tienen jóvenes restauradores que desean estar lo más cerca posible del producto que sirven en sus mesas.

Restauradores que quieren darle una vuelta de tuerca a la clásica gastronomía pero sin olvidar dónde están, de dónde vienen y hacia dónde van. Y este es el caso del Taller, que irrumpió en el corazón del Serrallo tarraconense en 2017 dispuesto a ofrecer su particular versión de la cocina tarraconense. Los artífices: Òscar Garcia y Jorge Huima. Este tándem, más bueno que un novio en casa del suegro, se conoció hace doce años.

Formados en la prestigiosa Hoffmann, decidieron dar ese salto que dan algunos ‘locos’ y abrieron el Taller de Cuina en la Part Alta por allá 2006, para terminar trasladándose en el Serrallo cinco años ha; y dar la forma definitiva al Taller que conocemos hoy, un local de referencia en la zona.

Que razón tenía Pau Donés al decir que «la pureza está en la mezcla», y la prueba fehaciente la encontramos en Jorge. De procedencia peruana, de abuela japonesa y de corazón tarraconense; esta confluencia se traduce en una cocina sin límites que bebe de estas tres fuentes, con solo una norma inviolable: usar el mejor producto de proximidad.

Y la sala comandada por Òscar, un profesional que consigue transmitir al cliente su pasión por esta profesión además de ser un abanderado del producto ecológico, visible en una carta de vinos en la que los caldos sin sulfitos tienen un peso específico.

En cuanto a la carta, nos encontramos con una oferta cambiante según la captura y cosecha del día; hecho que obliga a Òscar a imprimir el repertorio a diario; y al igual que Heráclito de Éfeso que afirmaba que no podíamos bañarnos dos veces en el mismo río porque todo fluye, no comeremos dos veces en el mismo Taller porque la carta no es siempre la misma.

La mejor acompañante

De acompañante mi hija Gisela, que después de los exámenes de evaluación estaba más tensa que Don Quijote en un parque eólico.

Empezamos con un ceviche de corvina, lima, ají amarillo, aguacate y camote; un plato en el que Jorge da rienda suelta a sus orígenes. El segundo de los entrantes: un tartar de atún con huevo frito y virutas de foie; en el que el hígado potencia el sabor del pescado a la vez que el huevo le aporta suntuosidad.

Doce sobre diez. Saltamos a los principales con una cola de rape en tempura, aconsejada por Òscar, de la que no se dejan ni las espinas. Y para acabar un anticucho de cerdo ibérico, acompañado por quinoa y verduras Thai salteadas. Jorge consigue en esta brocheta de carne ibérica confirmarnos el porqué es el emblema de la gastronomía peruana, destacando por su especial aroma y delicioso sabor.

Y el postre, que no hace falta decir que están elaborados en casa, una tarta de queso al horno con helado de vainilla y zumo de maracuyá. Aquí permítanme no analizar el plato dulce para no destripar la sorpresa e invitarles a reservar mesa y descubrir no solo este sino todos los tesoros que nos ofrece el Taller a diario.

En el corazón de la zona marinera tarraconense existe un auténtico Taller de los sueños.