Existen dos noches mágicas: por una parte, la de San Silvestre, por otra parte, la de Sant Joan. La primera coincide con el solsticio de invierno, la segunda lo hace con el de verano. Es entonces cuando lo divino y misterioso se encuentran con lo mundano: las brujas celebran una magna asamblea en la cumbre de la Serra del Montsant, los seres mágicos, como los duendes, doncellas o sirenas, se muestran en los lugares despoblados y los elementos naturales, desde al agua hasta al fuego, adquieren propiedades excepcionales. De estas noches es la de San Juan la que más costumbres aglutina. No en vano, Joan Amades le dedicó un sinfín de páginas en el costumarí catalá. El recorrido de esta semana nos descubre una aldea despoblada de Mont-roig en la que fue confinada una princesa, la misma que sólo puede salir en dicha verbena, eso sí, convertida en una gran serpiente que espera a quien la ayude a romper su maldición. ¿Será este el año?
Instrucciones de la ruta
Esta ruta es un paseo junto a la costa que podemos alargar tanto como queramos. Coincide con el Gran Recorrido (GR) 92 o Sendero del Mediterráneo. Estacionaremos junto a la Platja de la Porquerola, en Miami Platja, y caminaremos en paralelo a la orilla en dirección a Hospitalet de l’Infant. Las ruinas de Miramar están en primera línea de playa ocultas por la vegetación y junto a una urbanización residencial. Es importante señalar que no hay ningún acceso habilitado, conque visitar las ruinas del conjunto requiere abrirse paso por la vegetación. Si continuamos por la playa, exploraremos una sucesión de calas con nombres de lo más sugerente: Cala de les Sirenes, Cala Misteri o Cala dels Àngels, entre otras. Cuando hayamos tenido suficiente, deshacemos la senda.
Dificultad de la ruta
En tanto que se trata de un paseo, la dificultad física de este itinerario se integra en la categoría «muy fácil» del Método SENDIF de la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran. En lo que respecta a la complejidad técnica, la arena de la playa ralentiza nuestros pasos y nos obliga a armarnos de paciencia, de ahí que podamos afirmar que el terreno es más o menos complejo. Siempre existe la opción de descalzarnos para evitar que la arena nos entre en las zapatillas.
Princesa encantada de Miramar
Cuenta la leyenda que un príncipe prefería convertirse en monje de Santes Creus en lugar de suceder a su padre en el trono. Tanto es así que encerró en una torre de Miramar a la princesa con la que el rey quería desposarlo. La muchacha esperaba que alguien acudiera en su rescate, no obstante, una maldición la mantenía cautiva en un torreón que, por si fuera poco, era custodiado por un dragón de 7 cabezas. Así las cosas, sólo podía ser salvada cuando el encantamiento y el monstruo perdían sus facultades, esto es, al toque de la medianoche. Otra versión de la leyenda establece que la princesa puede romper su condena durante la verbena convertida en una gran serpiente que escapa de las ruinas de Miramar y acude a la playa. Allí espera a un valeroso caballero que, a fin de deshacer su encantamiento, debe sujetar unas mollas de pan que la serpiente le arrebatará de la boca poniendo fin a la maldición. Tal y como puede leerse en el costumari català de Amades, esta muchacha no es la única princesa que custodia un tesoro o una fortaleza. ¿Quién acudirá en su ayuda?
El origen de estas tradiciones
La verbena encuentra su origen en la hierba de igual nombre que recogían los romanos. Esta práctica obedecía a una creencia: los elementos naturales adquieren propiedades excepcionales, cuando no milagrosos, gracias a las horas de sol. Saltar las llamas y comer coca son las principales tradiciones que conservamos. El efecto purificador adquirido por el fuego auguraba buena suerte el resto del año, es más, podía curarnos de cualquier enfermedad si lo saltábamos desnudos. Por su parte, la coca ha pasado de ser redonda y con un agujero en el centro, en honor al astro rey, a un dulce relleno y fruta confitada. Su formato alargado es hijo de la tradición: cuando las ciudades fueron protegidas con murallas, los vecinos se reunían para comer este dulce en comunidad. Su forma alargada facilitaba que todos comieran.
Lo cierto es que las tradiciones y costumbres se cuentan por decenas. Una vez más, la brujería tiene un papel capital, pues se dice que la noche de San Juan es el equivalente a la Navidad en el calendario del infierno. Es sabido que los vecinos de Reus pueden convertirse en brujos si se visten con una camisa sucia y acuden a un cruce de caminos a medianoche. Por su parte, las brujas que viven junto al mar se dan cita en él y, presididas por el demonio marino, caminan por el agua como si lo hicieran por la tierra.
Romper encantamientos
Si caemos en la trampa de alguna de ellas, bastará con que o bien nos bañemos en una corriente de agua o bien nos acerquemos a una rueda de molino en funcionamiento. Ambas técnicas se utilizan desde hace siglos para romper los encantamientos de los hechiceros.