La revelación culinaria de Salou

¡Cómo me gusta hablar de Salou! Y más con la resaca gastronómica a cuestas después de un fin de semana intenso con Sabor Salou, sin duda una de las mejores iniciativas en un calendario marcado (probablemente en demasía) por cientos de jornadas culinarias. Lo dicho, no me canso de decir que Salou tiene las pilas bien puestas y todo ello es sin duda gracias a una nueva camada de restaurantes que cargan el nombre de la ciudad a sus espaldas y la alzan como un referente de la alta cocina de la la província.

Y de todos ellos el premio revelación se lo podríamos dar tranquilamente al Carbònic, ubicado en el 55 de la calle Major. Y de cómo en menos de un año de vida ha conseguido llenar el restaurante hasta la bandera la mayoría de días del año, nada fácil teniendo en cuenta que dispone de una capacidad para ciento cincuenta personas. Un rincón de buen comer en toda regla. El proyecto está capitaneado magistralmente por Jordi Perera, un veterano del turismo de la Costa Daurada que sin duda sabe lo que lleva entre manos, con una fórmula más clara que el vestido de Lady Gaga en una entrega de premios de moda: buena relación calidad y precio, personal profesional y atento, una amplia oferta de vinos; y por último un espacio con un diseño bien cuidado en el que miman hasta el último detalle. El Carbónic cuenta con tres espacios diferenciados: la zona barra/lounge para el aperitivo o un cóctel después de cenar, el propio comedor del restaurante y la terraza.

¿Mi acompañante para la ocasión? Mi hermano menor que se ríe de mi, comparándome con Homer Simpson en el capítulo que se hace crítico gastronómico. El pobre se dio un golpe en la cabeza de pequeño y debemos quererlo igual.

Recibidos por Jordi, siempre al pie del cañón y dando la bienvenida a los clientes, que nos acompañó a nuestra mesa; decir como detalle importante que la acústica es excelente, cosa difícil de conseguir en restaurantes de estas dimensiones.

La carta tiene su seña de identidad en el producto nacional y de proximidad, a la par que buscan la estacionalidad del producto; obligándose a cambiar la carta cada pocos meses. Junto a la carta, se nos ofrece una serie de recomendaciones según el criterio del xef que varía semanalmente y que tiene en cuenta esa estacionalidad de la que hablamos.

Empezamos con unas excelentes croquetas caseras de jamón ibérico, sabrosas a la par que jugosas, ideales para abrir boca; para seguidamente adentrarnos en una de las recomendaciones: las almejas al Albariño. Una cazuelita en el que el molusco marino es cocido con el vino gallego y con unos toques de lima, rematado con una mantequilla de ajo. Sin duda original a la par que delicioso.

No quisimos abusar de los entrantes para dar cabida al... (redoble de tambores) ¡Chuletón de lomo alto! Una costilla de más de kilo que tranquilamente podría pertenecer a un Mamut Lanudo como la que el bueno de Pedro volcaba el coche en los créditos iniciales de los Picapiedra. Una pieza de carne vasca con una maceración de más de veinticinco días, con un potente sabor y tierna textura, que me hace salivar otra vez al escribir esta crónica.

Y de postre, como no podía ser de otra manera, una elaboración casera. Una tarta fina de manzana tibia con helado de vainilla. Un excelente acabar para poner el broche de oro a la velada.

Recomendamos:

l Calamar de potera a la brasa

l Chuleta de lomo alto

l Tataki de atún con aguacate y arroz Black Syvaris

l Tarta de queso con naranja y fresas