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    El dolor, un reto científico y humanístico

    Unidades del Dolor. El 80% de las patologías que atienden son de origen articular o raquídeo

    17 mayo 2023 10:08 | Actualizado a 17 mayo 2023 11:19
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    Se estima que más del 80% de la población tendrá algún episodio de dolor a lo largo de su vida, la mayoría lumbar. Mejorar el abordaje del dolor en sus fases agudas reduciría sus costes y el riesgo de cronificación, ya que entre el 5% y el 20% de casos de dolor de espalda terminan cronificándose. Estos datos corresponden al último Informe de costes económicos y sociales derivados del riesgo de cronificación del dolor agudo, impulsado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y la Fundación para la Formación (FFOMC).

    Ante esta realidad, el experto y especialista en el tratamiento del dolor y consultor sobre esta materia en el Centro MQ de Reus, el Dr. Guillem Bujosa, explica que «el gran cambio que ha experimentado la definición del dolor es que, hoy en día, se considera una experiencia sensorial y emocional, asociada a un daño potencial o real, es decir, implica la subjetividad de la persona».

    Así pues, el también coordinador de las Unidades del Dolor del Hospital Comarcal de Móra d’Ebre y del Centro Rambla Center en Tarragona, añade que «es una experiencia desagradable que interfiere en todas las facetas de la vida de la persona». Dicho de otro modo, «tratar el dolor es tratar a personas, por lo que resulta una de las especialidades más humanísticas en el actual contexto social en el que la medicina cada vez es más científica e impersonal».

    Subjetividad

    Dice una conocida expresión popular que «hay dos tipos de dolor: el tuyo y el mío, y el mío es mucho peor que el tuyo». «Puede parecer una frivolidad, y seguramente lo es, pero el dicho popular nos sirve para poner de relieve una de las principales características del dolor: su subjetividad», reconoce el experto. Con ello quiere decir que «aunque el dolor es un sufrimiento que puede explicarse por alteraciones químicas, también es un sufrimiento del alma y, por lo tanto, emocional. Cuando una persona refiere que tiene dolor crónico, el especialista debe empatizar con ella».

    En opinión del Dr. Guillem Bujosa este carácter subjetivo «no tiene que servir de excusa para que la medicina rehuya su responsabilidad en el tratamiento del dolor; todo un reto científico y, también, humanístico, teniendo en cuenta el impacto que el dolor, en su amplio abanico de causas y manifestaciones, tiene en la calidad de vida de las personas, además de una de las primeras causas de visita a la Atención Primaria».

    Unidades del Dolor

    De este modo, el abordaje del dolor es una disciplina que atraviesa un momento efervescente. «Las Unidades del Dolor, como la que tenemos en el Centro MQ de Reus, son de creación relativamente reciente. Es una especialidad de naturaleza multidisciplinar, por los orígenes multifactoriales del dolor», afirma el experto. Concretamente, añade, «las Unidades del Dolor están abiertas a la asociación y colaboración de diferentes profesionales, como el neurocirujano, traumatólogo, psicólogo, fisioterapeuta y en los últimos años la incorporación de las profesionales de enfermería como lazo y garante del control de la sintomatología y la adherencia al tratamiento, dada la tendencia a la cronificación de estos pacientes».

    «Todos los tratamientos van encaminados a aliviar el dolor, aunque esto no significa que no intentemos curarlo».

    Por otro lado, y remarcando el origen reciente de estas unidades, debemos remontarnos a Estados Unidos de América, donde el médico John Bonica fue el precursor de las Unidades del Dolor, en las que trataba a heridos durante la II Guerra Mundial, especialmente a aquellos que sufrían amputaciones. En este contexto, el Dr. Guillem Bujosa explica que el dolor neuropático - refiriéndose al dolor crónico secundario a una lesión o enfermedad- junto a los dolores articulares y lumbares son los más frecuentes entre los pacientes crónicos, cuyas molestias se prolongan más de tres meses.

    ¿Se puede medir el dolor? «No existe ninguna medida objetiva per se que nos permita saber si una persona tiene o no dolor, ni en qué grado, es decir, no tenemos un aparato como un tensiómetro o un electrocardiograma, que permita registrar y ponderar el dolor, ya que son signos indirectos», afirma el especialista.

    Tratamientos

    Otro de los acontecimientos actuales es el envejecimiento de la población, por lo que «los dolores articulares causan que las personas de edad más avanzada tenga un empeoramiento de su calidad de vida». «Cuando acuden a la consulta me dicen: Doctor, yo no aspiro a una curación, pero si quiero disfrutar de la vida», afirma el especialista. A día de hoy, el Dr. Guillem Bujosa explica que «todos los tratamientos van encaminados a aliviar el dolor, aunque esto no significa que no intentemos curarlo».

    Así, las personas que acuden a una Unidad del Dolor, «vienen referidas, o bien por los profesionales de Atención Primaria, cuando el control del paciente se escapa de las competencias de medicina de familia, o bien desde el ámbito hospitalario, a través de los servicios de neurocirugía o traumatología, puesto que el 80% de las patologías que atendemos corresponde a dolores articulares o raquídeos».

    Acerca de los tratamientos, el especialista detalla que «son mínimamente invasivos, con un alto grado de efectividad si están correctamente indicados, aunque en ocasiones la intervención quirúrgica es el tratamiento más adecuado para alguna persona. Me interesa remarcar la existencia de múltiples tratamientos con un coste económico importante para la persona sin respaldo por las sociedades científicas internacionales, ni por las guías clínicas de tratamiento que, en algunas ocasiones, se aplican de forma generosa extrapolando efectos obtenidos en otros órganos a la localización lumbar sin ningún efecto beneficioso».

    De vuelta al siglo XXI, en el tratamiento del dolor, las nuevas tecnologías están revolucionando los tratamientos «aportando nuevas maneras de acercarnos a la experiencia subjetiva del paciente, para objetivarla, dimensionarla y buscar las mejores soluciones que conviene aplicar en cada caso y donde, sin ningún tipo de duda, la revolución de la inteligencia artificial y el big data nos ayudará en el manejo de las afecciones de estas personas».

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