Segonamà prepara una gira de despedida... o de hasta luego

Como tantos grupos, Segonamà se formó con la adrenalina adolescente, en el instituto. Chavales de 15 o 16 años, amigos desde la guardería y sin apenas nociones musicales, se juntaron sin más pretensión que tocar ante sus compañeros de clase, en Riudoms, en unas jornadas culturales. «Nos dijeron que si montábamos una banda podíamos tocar. No teníamos instrumentos, cogimos de nuestros hermanos y compramos una batería barata de segunda mano. De ahí nuestro hombre», recuerdan Òscar Ruiz e Ignasi Mir, cantante y guitarrista de esta formación compuesta por siete músicos del Baix Camp.

Empezaron haciendo versiones en inglés de Green Day o Simple Plan. Lo que se llevaba entonces. Luego llegó el boom del mestizaje, con La Pegatina, Bongo Botrako o Manu Chao, y se subieron al carro. Tras el concierto en el instituto, llegó otro en la inauguración del curso 2011-12 del Esplai de Riudoms, donde Ignasi era monitor. «Nos iban llamando para tocar en sitios y empezamos a cumplir objetivos. Primero nos propusimos tocar en la fiesta mayor de Riudoms. Lo conseguimos. Luego en la plaza de la Font de Tarragona. También lo conseguimos. Después de una cosa venía otra», explican Òscar e Ignasi. Segonamà había despegado y el futuro le deparaba éxito.

Pero once años, un EP y tres discos después, la banda ha decidido parar. Este verano hará una gira de despedida por los lugares que la han visto crecer sobre el escenario. Arrancará el 18 de junio en Vinyols i els Arcs y se alargará hasta octubre o noviembre, en festivales y fiestas mayores sobre todo. Tienen marcado en rojo -aún sin fecha concretada- Tarragona, Reus, Riudoms, Terres de l’Ebre, Barcelona o Valencia.

«Necesitamos hacer una parada para reflexionar. No sabemos si será un adiós definitivo, si volveremos o si lo haremos con otro nombre. Todas las posibilidades están abiertas», comenta Òscar.

«Después de una década ininterrumpida de experiencias, muchos conciertos y cambios de estilo hemos decidido que Segonamà ya no hace justicia a nuestras aspiraciones y se tiene que acabar. También por el bien de nuestra amistad. No es que nos hayamos tensionado, pero con la pandemia la relación no ha sido tan intensa como cuando estábamos de gira. Además, trabajamos al margen de la música y no tenemos tanta disponibilidad», cuenta Igansi, que aclara que los miembros del grupo -todos están desde el inicio- «tenemos muy buen rollo».

La banda cambió de rumbo con su último disco, Erial (2020): pasó de los sonidos festivos al R&B más americano. «La respuesta del público fue buena, pero es cierto que nuestras primera canciones y la últimas no tienen nada que ver. Parecen de dos grupos distintos», asegura Òscar. Esa diversidad de géneros queda clara en el single No m’amago, publicado en marzo y con el que cierran el cajón de sus composiciones. El tema se acerca a la música disco, con pinceladas de rhythm and blues, soul y funk.

«En esta gira tocaremos temas de todos nuestros discos. Serán conciertos festivos con una fusión de mestizaje y R&B . Y con la gente de pie y sin mascarilla, que ya tocaba», dicen.