«‘Stanbrook’ enseña que deberíamos ser más empáticos y solidarios»

«El cortometraje es un ejemplo de supervivencia. La historia que relata pretende recuperar un hecho histórico, prácticamente olvidado, como es un rescate masivo de personas que estaban en una situación extrema y al borde de la muerte, y del que parecía que no había salida. Pero hubo un barco mercante cuyo capitán se la jugó, junto con toda la tripulación, para rescatarlas». Con estas palabras el ganador de la séptima edición del Festival de Curtmetratges sobre salut mental, Óscar Bernàcer, ensalza el valor histórico y cinematográfico del filme Stanbrook, que se remonta al Puerto de Alicante, 28 de marzo de 1939, donde el capitán del Stanbrook, Archibald Dickson, y su tripulación, asisten a los últimos días de la Guerra Civil y en el puerto se amontonan miles de personas esperando la llegada de los barcos que les conducirán al exilio.

Así, haciendo un paralelismo entre el cortometraje y la necesidad de superar el estigma alrededor de los problemas de salud mental, el director dice que «son situaciones tan extremas que aunque tengas la fortuna de superarlas, las secuelas psicológicas quedan allí».

Por ello, realza el valor de la empatía y la solidaridad. «Me pregunto qué habría hecho yo, es decir, si me hubiese jugado la vida o les hubiese dado la espalda a las miles de personas, sin mirar atrás», asegura Óscar Bernàcer, quien añade que «deberíamos darnos cuenta de que somos unos privilegiados por el momento histórico que vivimos, por lo que deberíamos tener la mente más abierta para poder ser empáticos y solidarios, y, sobre todo, entender las razones por las que una persona huye de su país para acabar en el nuestro para tener un hilo de esperanza en el futuro».

El jurado del Festival de Curtmetratges sobre salut mental, integrado por cuatro expertos del sector audiovisual y cuatro de psicología, otorgó, el pasado domingo, el máximo galardón (1.200 euros) a Stanbrook por «la gran calidad técnica y artística, la emocionalidad que desprende y la vigencia de su temática, ya que dibuja un puente fantástico entre nuestro pasado y la situación actual de la inmigración».

Palmarés

El Psicurt clausuró el pasado domingo su séptima edición, la más participativa en cuanto a cifra de cortometrajes presentados a concurso, con la entrega de premios. Así, además del Óscar Benácer, en la Sección de Ficción, el segundo premio recayó en Imposible decirte adiós, de Yolanda Centeno (800 euros), y el tercer galardón en Sopa de lletres, de Francesca Català (400 euros).

El primer Premio al Mejor Documental fue exaequo para L’Alfonso ja no viu aquí, de Dani Planas y Alejandro Fabbri (el relato de un hombre con una patología mental desahuciado en medio del confinamiento, y que habla del estigma, la solidaridad y la manera de vincularse del ser humano), y para L’art de l’antídot, de Aina Palomer (que explica la historia de un hombre que, a través de la fotografía autogestiona su trauma y recupera su memoria e identidad), con un premio económico de 600 euros cada uno.

«El premio se repartió entre dos piezas de excelente calidad artística y narrativa que hicieron imposible que el jurado escogiese únicamente una», destacaron desde la organización del Psicurt.

Mientras, en la Sección Educurt el primer premio, valorado en 600, fue para Ella, del IES Pedro de Luna de Zaragoza, y el segundo para Essència, del IES Martí i Franquès de Tarragona (300 euros). En cambio, los premios de la Sección Educurt Express quedaron desiertos. Por último, el público otorgó su premio, mediante las votaciones después de cada proyección a lo largo de los tres días del festival, a Xoves de comadres, de Noemí Chantada (500 euros).