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    Tesoros sumergidos, a flote

    Exposición. El Museu d’Arqueologia de Catalunya exhibe objetos recuperados del Deltebre I, un barco militar hundido en 1813

    05 junio 2022 17:00 | Actualizado a 05 junio 2022 18:21
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    Una extraña suela de zapato, monedas rusas, tapones de ánfora agujereados y una botella de vino Fondillon. Todos estos objetos tienen en común que pertenecen al Deltebre I, un barco inglés del contingente militar que, en mayo de 1813, siguiendo las órdenes del general Wellington, zarpó de Alicante para atacar Tarragona, entonces en manos de las tropas francesas del general Suchet. La expedición acabó en fracaso, y una serie de barcos de transporte, entre los cuales se encontraba el Deltebre I, encallaron en la desembocadura del río Ebre, frente a la Illa de Sant Antoni. Al poco del naufragio, el barco quedó cubierto por sedimentos, protegido de la degradación natural y del expolio.

    A siete metros de profundidad, el Deltebre I permaneció en silencio «hasta que en 2009, gracias a la colaboración ciudadana –un pescador localizó el yacimiento y dio el aviso a la administración– se inició la excavación que se prolongó hasta 2016», recuerda Rut Geli, comisaria de la exposición Naufragis. Història submergida, junto con Xavier Nieto y Gustau Vivar, que se puede visitar en el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC).

    Tesoros sumergidos que salen a flote para «dar a conocer la riqueza y diversidad del patrimonio arqueológico subacuático catalán», y que en el caso del Deltebre I destaca por «ser un yacimiento excepcionalmente bien conservado y uno de los pocos que tenemos en el territorio catalán que sabemos que no ha sufrido expolio».

    $!Bombas de mortero y bombas de cañón. FOTO: Ramon Buxó Martínez

    En esta misma línea, la responsable dice que «mientras que en algunos casos la sedimentación dificulta la localización, en otros, como el que afecta al Deltebre I, ha contribuido a su protección, disminuyendo el riesgo desaparición». Si bien, los restos y objetos del barco inglés salieron a la luz «por el fenómeno de regresión que afecta el Delta de l’Ebre». ¿Qué consecuencias tiene el cambio climático? «Los últimos temporales, como el Gloria o el Filomena, cuya virulencia los expertos atribuyen precisamente al cambio climático, han generado que se destapen yacimientos subacuáticos, tanto algunos conocidos como otros inéditos», detalla Rut Geli.

    Así, Naufragis. Història submergida muestra una selección de más de 200 objetos procedentes de las excavaciones realizadas por el Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya durante sus 30 años de existencia –además del Baix Ebre, también en el Alt Empordà y el Baix Empordà–, y que se distribuyen en cuatro ámbitos Exploradores del mar; De barcos y marineros; Excavando bajo el agua y Un patrimonio a proteger.

    Así, procedente del Deltebre I destaca «una extraña suela de zapato con el talón forrado de plomo. Seguramente pertenecía al encargado del polvorín del barco, ya que cubriendo con plomo los clavos de hierro del talón, evitaba que al andar y golpear con otros elementos férricos se generase una chispa que pudiera encender la pólvora».

    $!Caja de espoletas del cargamento del Deltebre I. FOTO: Ramon Buxó Martínez

    También llaman la atención «las 62 monedas del reinado de Caterina II de Rusia (1762-1796) que fueron halladas escondidas en la bodega del barco inglés Deltebre I». «Podrían haber servido para pagar tripulantes de origen ruso, ya que sabemos, por documentos escritos, que durante la Guerra del Francés, los ingleses enrolaban en sus barcos a hombres de este origen y de religión ortodoxa». Entre el inventario del Deltebre I también se hallan desde bombas de mortero y de cañón hasta una bolsa de cuero para balas de pistola, pasando por calibradores de cañones y de balas y una caja de espoletas, entre otros.

    De hecho, entre los objetos predominan los materiales orgánicos, ya que, explica Rut Geli, «el medio acuático tiene la excepcionalidad de conservar muy bien la materia orgánica, por lo que es muy habitual encontrar piezas de madera, como poleas romanas de hace 2.000 años, poleas medievales de siglo XIV, o corchos de ánforas».

    $!Bolsa de cuero para balas de pistola. FOTO: Ramon Buxó Martínez

    De hecho, curiosos son dichos tapones agujereados. «Inicialmente, los arqueólogos pensaron que por el agujero pasaban un hilo para estirar el tapón y abrir el ánfora. Ahora, pero, sabemos que esta perforación permitía liberar los gases generados en el proceso de fermentación del vino; de este modo se evitaba que los tapones salieran disparados y que el vino se echara a perder durante la travesía».

    En el mismo barco inglés también se localizaron numerosas botellas. «Una de ellas, que preservaba su contenido, se identificó como Fondillon, un vino muy preciado elaborado en Alicante», detalla Rut Geli, quien como anécdota apunta que «dicen que Luis XIV de Francia mojaba las galletas, o que animaba la pluma de Shakespeare». Curiosidades que salen a flote para recordar «el valor histórico del mar, como principal vía de comunicación, de comercio y de intercambio cultural».

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