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    Una banda de rock con 25 cantantes

    Atípico. El nuevo Tarragona Rock Choir canta temas de Bruce Springsteen, Chuck Berry, Nirvana o Grace Potter

    18 noviembre 2022 20:53 | Actualizado a 19 noviembre 2022 07:00
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    Una veintena de voces cantan al unísono Rock and Roll All Nite de Kiss en la primera planta del histórico edificio de la Cooperativa Obrera. La sala está animada: mujeres y hombres entonan la letra mientras bailan y hasta realizan una pequeña coreografía. La música se escucha en la calle. Es miércoles, a las 20.00 horas. Empieza el ensayo semanal del Tarragona Rock Choir, un coro atípico, formado por 25 vocalistas amateurs, que se estrenó el mes pasado bajo la batuta del músico y periodista tarraconense Uri Mas y la colaboración de L’Estudi de Música. No tiene nada que ver con los coros clásicos que cantan góspel en la iglesia y visten con túnicas, su imagen es informal y su repertorio incluye temas de Bruce Springsteen, Creedence Clearwater Revival, Chuck Berry, Nirvana, Grace Potter o 4 Non Blondes.

    «Es como una banda de rock en la que el cantante son 25 personas», explica Mas. En los conciertos estarán acompañados por músicos en directo. De momento tiene cerradas dos actuaciones: el 21 de diciembre en la cantata de villancicos de L’Estudi en la plaza Corsini y el 4 de febrero en un festival de coros de rock en el Sants Teatre de Barcelona. Solo hay tres formaciones más como esta en una red nacional de coros que formó Mas en 2018 en Barcelona y a la que luego se sumaron en Sant Cugat y Granada. «Sentía que había un vacío en lo que respecta a coros especializados en música rock. Parece que cuando sales del clásico solo tienes la opción de cantar góspel, aunque con el Oh Happy Day –concurso de grupos vocales de TV3– se abrió la veda a hacer cosas más modernas», cuenta Mas.

    «Faltaba un coro así en Tarragona, con un estilo diferente, que está entusiasmando a mucha gente. Como escuela nos gusta ampliar nuestro ámbito de actuación», añade Elisabet Abelló, directora de L’Estudi.

    La media de edad de los integrantes del Tarragona Rock Choir va de la treintena en adelante. No hay límite. Tampoco hace falta ser un erudito musical ni tener experiencia como cantante. El único requisito es tener ganas de pasarlo bien. «No saber leer una partitura o no haber ido a clases de solfeo no significa que una persona no sepa de música. En realidad sabemos mucha más música de la que creemos porque constantemente, desde que nacemos, estamos escuchando música. En los conservatorios es como si ti enseñaran a leer y escribir, pero, en realidad, ya sabemos hablar antes de leer y escribir. Con la música pasa lo mismo. En el coro tenemos gente de todos los niveles: hay quien está cerca de jubilarse, otros que cantaban en la universidad pero lo dejaron cuando fueron padres...», explica Mas.

    María José Pérez, de Cambrils, no había cantado en su vida hasta que se apuntó al primer coro de rock de Mas en Barcelona. «Cogía el tren en Vila-seca los lunes a las cinco de la tarde, ensayaba en Barcelona y volvía a casa a las once las noche», recuerda. No dudó ni un segundo en unirse al de Tarragona cuando se enteró de que se iba a crear. «Me gusta mucho cantar en grupo y hacer voces. Siento mucha alegría cuando lo hago, es muy buena terapia. Es diferente a los típicos coros, es más cañero, más dinámico... Lo disfruto mucho», comenta.

    A su lado está Cristina Pérez. Toca el bajo en una banda tributo a Parálisis Permanente y es rockera. «Vi el anuncio por casualidad en la calle y quise aprovechar la oportunidad. La experiencia está siendo muy buena y me está sirviendo para educar la voz», sostiene.

    El Tarragona Rock Choir está abierto el último miércoles de cada mes a cualquiera que quiera probar de manera gratuita –para formar parte hay que pagar una cuota de 30 euros mensuales para, básicamente, sufragar gastos–. Sobre todo, faltan hombres, solo hay cinco. «Aún vivimos en una sociedad en la que se considera que las cuestiones artísticas están relacionadas con el sentimiento y la vulnerabilidad, aspectos asociados mucho al género femenino tristemente. Por eso, aunque a los hombres les guste mucho el rock y vayan a conciertos de AC/DC o The Cure al Sant Jordi, les cuesta animarse a entrar en un coro», señala Mas. Y define este género musical, no como algo endogámico y cerrado, sino como un «estilo que ha movido a millones de personas y está relacionado con las vivencias vitales de mucha gente. Nosotros intentamos huir de la estética más oscura del rock, que existe y no pasa nada, nuestra apuesta política es demostrar que el rock busca romper esquemas y no crear nuevos».

    El vestuario del coro en los conciertos se inspira en la portada del disco Born in the USA de Bruce Springsteen: camiseta blanca, pantalones vaqueros y gorra roja en bolsillo de atrás. «Cada uno se monta su atrezo como le gusta. Hay gente que viene con una chupa tejana rota, otros sin mangas, con un fular, con tirantes rojos. Es muy chulo», concluye Mas.

    El coro trata de no versionar la canción más conocida (y manida) de los grupos, busca otros menos representantivos. De Pink Floyd, por ejemplo,
    no canta ‘Another Brick In The Wall’.

    Es una de las cuatro formaciones de este tipo que existen en una red
    a nivel nacional
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