El análisis del empate del Nàstic de Tarragona en Segovia: Mucho trabajo, poco tiempo
Luis César no pudo cambiar al Nàstic en solo cinco entrenos. Los granas fueron un equipo con mucho colmillo, pero con mucha fragilidad defensiva en Segovia

Luis César tiene poco tiempo para construir el Nàstic que quiere.
El partido ante la Gimnástica Segoviana dejó un sabor agridulce en el Nàstic de Tarragona tras el punto cosechado. Por un lado, existía esa parte de mucha felicidad porque la carambola con el resto de resultados convirtió el empate en un resultado válido para obtener el billete matemático al play-off. El conjunto tarraconense disputará su tercera promoción de ascenso en los últimos cuatro años. Se dice pronto.
Sin embargo, la felicidad por la clasificación no borró del mapa una actuación grana que dejó muchas incertidumbres por el camino. Segovia fue el escenario del estreno de Luis César Sampedro como nuevo entrenador del Nàstic. El club tarraconense quería dar un golpe sobre la mesa y comenzar a ofrecer síntomas de cambio tras el doloroso cese de Dani Vidal. No se ganaba fuera de casa desde el 1 de febrero en Balaídos, y el campo de La Albuera parecía el destino ideal para poner fin a dicha mala racha.
Lo cierto es que Luis César no varió tanto la hoja de ruta del equipo como muchos pensaban. Mantuvo el sistema base, con un 4-4-2, aunque introdujo variantes en forma y nombres. Pol Domingo, en el carril derecho por la sanción a Migue Leal; Unai Dufur, en el centro de la zaga junto a Óscar Sanz; Roberto Torres, en la sala de máquinas; y Marc Fernández, a pierna cambiada, desplazando a Narro a la derecha, fueron las pinceladas que le dio el gallego a un equipo que necesita construir una idea de juego nueva sin apenas tiempo para ello.
Los dos primeros goles del Nàstic llegaron cuando ni siquiera se había cumplido el cuarto de hora de juego. Dos rápidas transiciones en las que Antoñín Cortés demostró que es el jugador más en forma de la plantilla. Él solo fabricó dos contras letales que Marc Fernández y Víctor Narro transformaron a la perfección. Conviene destacar que esos dos tantos no fueron consecuencia del juego. El Nàstic se encontró con 0-2 gracias a su colmillo. Nada más.
Con esos dos goles, el conjunto grana tuvo una oportunidad de oro para encarar un contexto favorable de partido que le permitiese implantar la idea de juego que tiene Luis César en su cabeza. Sin embargo, eso no sucedió porque aparecieron los errores defensivos que la zaga grana suele tener. El Nàstic volvió a ser un equipo endeble, frágil, que concedió ocasiones al rival con muy poco y que sufrió a balón parado, encajando dos goles en sendos córneres.
La mala fase defensiva se juntó con una nula lectura de partido y un rumbo ofensivo incierto. Los granas no supieron muy bien qué hacer con la pelota en los pies. Faltó decisión, plan, y eso desembocó en que no hubiese control del partido con el balón ni demasiadas ocasiones de gol.
Finalmente, y tras una ruleta rusa final en la que pudo pasar de todo, el Nàstic cosechó un empate con dos lecturas. El play-off ya es una realidad, pero las dudas están sobre la mesa. Luis César no quiso disiparlas en la rueda de prensa posterior al encuentro y dejó clara su preocupación con las siguientes frases: «No me ha gustado nada el partido. Estamos muy lejos de la identidad que quiero construir como equipo».
No le falta razón a un técnico gallego que ya tiene un partido sobre la mesa para analizar virtudes y errores. El Nàstic sigue siendo un equipo con mucha pólvora, pero que defensivamente concede demasiado. A ello hay que sumarle su nula capacidad de gestionar el partido con el resultado a favor. Ya van dos semanas seguidas desperdiciando una ventaja de dos goles.
Luis César tiene mucho trabajo por delante y no le sobra precisamente tiempo. El play-off está a dos semanas vista y, en ese territorio, las dudas y la indefinición se pagan caro.