El análisis del Nàstic de Tarragona-Murcia: Control sin amenaza... hasta que apareció Pablo Fernández
Luis César apostó por el control y el orden en la ida. La entrada del delantero asturiano fue clave para conseguir el empate

Pablo Fernández le dio otro aire al Nàstic con su entrada y cambió el partido.
El Nàstic de Tarragona ha sido, a lo largo de la temporada, un equipo que en casa nunca ha especulado. Siempre ha salido decidido a por el rival. Ese plan le había permitido ser el mejor local de la categoría y convertir su feudo en un auténtico fortín.
Sin embargo, Luis César decidió plantear otro tipo de partido frente al Real Murcia en la ida de las semifinales de la promoción de ascenso. ¿El motivo? Lo recuerda siempre desde que aterrizó hace un par de semanas en el banquillo del Nou Estadi: «El play-off es otra historia».
El técnico grana diseñó un encuentro propio de una eliminatoria a 180 minutos. Un pulso destinado a resolverse en la vuelta. Esa fue la hoja de ruta que marcaron ambos equipos. Los dos apostaron por planes distintos, pero con el mismo destino: mantener la eliminatoria viva. Y así fue.
Posesión sin prisa, defensa con balón
El Nàstic fue un conjunto mucho menos eléctrico y vertical que durante el curso. Luis César buscaba un equipo con capacidad de progresar, pero sin perder el control. Es decir, no quería acelerar las jugadas si eso implicaba desorden. El objetivo: defenderse con la pelota y amenazar cuando se pudiera.
Por eso, entre otras decisiones, situó a Enric Pujol en el centro de la zaga. El defensa de Gandesa aportó criterio y pausa en la salida de balón, justo lo que más necesitaba el equipo para ejecutar su plan.
Lo cierto es que los primeros 45 minutos, especialmente la primera hora, respondieron al planteamiento del técnico. El Nàstic tuvo la posesión, el control, y obligó al Murcia a replegarse durante buena parte del tiempo. ¿Qué le faltó? Progresión. El conjunto grana maduró los ataques, amansó el cuero, pero le faltó velocidad de circulación y mayor movilidad entre líneas para romper la sólida estructura del mejor equipo defensivo de la categoría. El Murcia demostró por qué solo había encajado 35 goles en 38 jornadas. Nada es casual.
Pablo Fernández iguala y el control se impone
El gol recibido justo antes del descanso fue un golpe directo al mentón. Cuando peor estaban los tarraconenses, encajaron. El entramado defensivo del Murcia cobró aún más sentido con el 0-1 y Luis César tuvo que recurrir a su mayor amenaza. Pablo Fernández, suplente por sorpresa, salió en la segunda mitad y lo cambió todo.
Ya con el asturiano en el campo, el Nàstic mantuvo el control, pero ganó presencia y amenaza. Pablo es capaz de moverse entre líneas y ser diferencial en el área. Con él sobre el césped, el conjunto grana generó más peligro. Suyo fue el remate de cabeza que precedió a su golazo desde la frontal del área.
Con el 1-1 y un cuarto de hora por delante, se podía pensar que el Nàstic se lanzaría con todo a por el segundo. No fue así. El plan era no perder el control bajo ningún concepto. El empate terminó imponiéndose y la eliminatoria sigue completamente abierta.
En el Enrique Roca ya no habrá tiempo para especular. Allí solo vale ganar. La eliminatoria se decidirá en la vuelta porque ni Nàstic ni Murcia fueron a decidirla en la ida.
El delantero asturiano sigue de dulce con el gol y marcó frente al Murcia su décimotercer gol en lo que va de temporada.

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