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Los once jugadores del Nàstic a los que el fútbol les debe una

Todos ellos persiguen cerrar la herida de hace un año en la final por el ascenso ante la Real Sociedad B

Joan Oriol, Pablo Fernández y Marc Fernández celebran el triunfo en el Enrique Roca.Foto: Nàstic

Juanfran Moreno
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2 de junio de 2024. Es una fecha que no se marcha de la mente de once futbolistas del Nàstic de Tarragona, que comprobaron que la vida puede ser más cruel que nunca cuando quiere. No avisa. De un segundo para otro, te manda a la lona y te deja anestesiado. Respiras por inercia, no por voluntad.

Ese día, el Nàstic se quedó a las puertas del ascenso a Segunda División ante el Málaga. La noche lo había tenido todo para ser un cuento de hadas, pero terminó siendo la peor de las pesadillas. Los granas, que llegaron a ponerse 2-0 en el marcador y rozaron el ascenso con la yema de los dedos, vieron cómo su rival les marcaba dos goles en la recta final. El de Cordero, en el último minuto de juego —y probablemente la última acción del partido—, sigue doliendo.

El conjunto grana tuvo que volver a levantarse. No habían pasado ni 15 días y muchos jugadores ya se veían regresando a los entrenamientos para preparar una nueva temporada. Todavía no se habían recuperado del golpe, pero hicieron de las tripas corazón y se pusieron de nuevo a las órdenes de Dani Vidal.

La plantilla ya no era la misma, pero su núcleo sí conservaba buena parte de los supervivientes de aquella fatídica noche. Alberto Varo, Pol Domingo, Unai Dufur, Joan Oriol, Ander Gorostidi, Marc Montalvo, Óscar Sanz, Jaume Jardí, David Concha, Marc Fernández y Pablo Fernández decidieron continuar su camino en Tarragona. Muchos porque su contrato así lo establecía, pero otros no dudaron en renovar. Tuvieron ofertas superiores en lo económico —como en el caso, por todos sabido, de Ander Gorostidi—, pero creyeron que su historia en el Nàstic no podía cerrarse con un final tan amargo. Ni lo merecían ellos, ni lo merecía el club, ni su afición. Seguir era una obligación.

Un año complicado

Lo cierto es que la temporada no ha sido tan idílica como la pasada. El equipo no ha mantenido ese ritmo de puntos que le permitió acabar segundo en la liga regular de Primera RFEF. Eso le costó el puesto a Dani Vidal, aunque el técnico tarraconense fue cesado con el Nàstic en puestos de play-off, a falta de solo dos jornadas para el final del campeonato.

Una decisión arriesgada por parte del Consejo, que apostó por una leyenda grana como Luis César para buscar su segundo ascenso con el Nàstic en su tercera etapa en Tarragona. A 11 de mayo, once jugadores tienen por delante once días para cerrar una herida que todavía supura. Tras conquistar el infierno de Murcia, el Nàstic ha vuelto a una final por el ascenso. El cielo está, de nuevo, a dos pasos. La Real Sociedad B será el último escollo.

Jugadores con impacto

Curiosamente, el impacto de muchos de los once supervivientes ha sido total durante toda la temporada o en tramos determinantes. Varo ya no es titular, pero lo fue en el inicio de la campaña, al igual que Pol Domingo. Unai Dufur se ha erigido como el jerarca inesperado en defensa desde la llegada de Luis César. Joan Oriol ha vuelto a ser el lateral izquierdo titular porque su nivel no ha menguado. Montalvo, Sanz y Gorostidi han vuelto a demostrar que son tres de los mejores mediocentros de la categoría. Jardí, Marc Fernández y Concha han aportado goles y talento ya hayan sido titulares o no. ¿Y qué se les puede contar de Pablo Fernández? 14 goles (2 en el play-off) que le han catapultado definitivamente a la élite, ya sea con el Nàstic o con otro equipo.

El club grana quiere subir por fútbol, pero también por corazón. Hay once jugadores que jugarán con el recuerdo en el pecho. Este año el Nou Estadi no será el juez definitivo de la eliminatoria, al acoger la ida, pero estén seguros de que esos once futbolistas —y el resto de la plantilla— buscarán reventar la eliminatoria en el Templo de la Felicidad. Ese en el que al Nàstic no le ha tosido casi nadie.

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