Rafel Navarro, un coleccionista de títulos

La leyenda del Barça femenino se agrandó de nuevo este sábado en Huesca, tras conquistar la Copa de la Reina ante el Atlético de Madrid. Anotó los dos goles Claudia Pina, quizás la futbolista del momento, y las azulgranas celebraron el triplete nacional de títulos. Habían alcanzado la Supercopa y la Liga con anterioridad.

El Barcelona ha generado unos hábitos de éxito tan insultantes en los últimos tiempos, que su derrota en la final de la Champions ante el Arsenal (0-1) ha provocado cierta sensación de vacío. El plantel que ahora dirige Pere Romeu ha malacostumbrado a la gente. Cuando no gana, todo huele a fracaso. La exageración absoluta. Así se comporta el fútbol y más con los equipos hegemónicos.

En el plantel azulgrana permanece Rafel Navarro como segundo entrenador, ahora mano derecha de Romeu, aunque antes ya ejerció ese papel con Lluís Cortés y Jona Giráldez. El de Gandesa cumple su sexta temporada en el club y presume de una colección de títulos asombrosa. Con la Copa de la Reina, Navarro acumula 19 trofeos, entre ellos tres Champions. En la entidad que preside Joan Laporta, su trabajo está muy bien visto, de hecho, este mismo verano, le dieron más responsabilidad en la secretaría técnica, concretamente en el trabajo de scouting. Navarro, además, llegó a ser candidato a primer entrenador precisamente por esa buena hoja de servicios que ha mostrado.

Discreto y muy enfocado en su papel, el de Gandesa disfruta ahora del ámbito profesional con la ilusión intacta. Ni la cosecha de títulos que decoran su museo personal, le hacen perder la perspectiva. Cada año se reinventa para darle una vuelta de tuerca al proyecto y mejorar el rendimiento del Barça, a pesar de lo complejo que resulta, ya que en varias ocasiones, la escuadra ha rozado la perfección. Sin ir más lejos, en el curso 2023-2024 se alzó con todos los premios posibles.

La ambición

«Se lo debíamos a la afición, la derrota en Lisboa fue un golpe duro», reflejaba Alexia Putellas, la capitana del proyecto, sobre el mismo césped de El Alcoraz, el estadio donde se disputó ese duelo copero ante el Atleti. En el sentir del equipo había una deuda pendiente con los adeptos y adeptas que se desplazaron a Portugal para alentar en la final de Champions y volvieron a casa con ese desencanto. Si algo ha distinguido al Barça se relaciona con su ambición. Jamás la ha perdido, precisamente por eso, su comportamiento casi siempre se ha asociado con la victoria. A nivel nacional, hoy casi nadie le tose.

En la conmemoración del sábado se repitió una estampa característica, Rafel Navarro, con sus dos hijos, Marc y Martina, sobre el césped disfrutaron de otro momento especial. Uno más para la colección de recuerdos, seguramente imborrables.

Al técnico también se le vio con Alexia e Irene Paredes, pesos pesados del vestuario, sonreír y posar para una foto histórica. La Copa ha cerrado un curso extraordinario, a pesar de que esa exigencia bestial que se le presume al Barça imponga la derrota de la Champions como un resbalón grave.

Mientras, Navarro suma un triplete más a su cosecha antes de disfrutar de unas vacaciones merecidas