La crónica del Ibiza-Nàstic
Rebollo y la pegada dictan sentencia (0-2)
El portero onubense sujeta a un Nàstic que aprovecha las paradas de su guardameta y la pegada del equipo a la contra para sumar la primera victoria fuera de casa en Ibiza y la segunda consecutiva

Álvaro García defiende a Ernesto en Can Misses.
El Nàstic de Tarragona sumó en Ibiza una de esas victorias que son más que tres puntos. Fue la conquista del feudo de uno de los cocos de la categoría. Un partido de manual en el que Dani Rebollo le dio todo el sentido al plan de Luis César. El portero onubense lo paró todo y el ataque grana volvió a lucir pegada para castigar a los ibicencos en dos contras perfectas. Jardí y Almpanis fueron los goleadores de una fiesta eterna en Can Misses.
Luis César no es un entrenador al que le tiemble el pulso a la hora de modificar el once inicial de una semana a otra. Le da igual si el equipo ha ganado, ha perdido o ha empatado. El antecedente no impide el cambio. Sin embargo, el técnico gallego rompió con su filosofía para la visita a Ibiza: a diferencia de lo que suele hacer, repitió los once elegidos en el triunfo frente al Eldense.
El Ibiza es un equipo que se desnaturaliza sin la pelota. Quitarle el cuero es el deseo de todos, pero casi nadie lo consigue. Acumula muchas piezas por delante del balón y tiene jugadores con talento para mantenerlo. Eso sí, cuando lo pierde puede hacer aguas, porque asume el riesgo y muchas veces juega a la ruleta rusa.
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Juanfran Moreno
El Nàstic entendió desde el primer momento que iba a ser un partido en el que tener largas posesiones sería muy complicado. La clave fue que interiorizó ese plan desde el inicio. No le pilló por sorpresa y eso le permitió manejarse sin miedo en el alambre. Lo mejor era que no necesitaba elaborar demasiado para generar peligro: cada contra desprendía la sensación de que algo podía pasar. Bastaba con enganchar con la delantera para que ellos hicieran el resto.
Una primera contra de manual
En ese paisaje de robo y aventura había un hombre que se relamía: Cedric Omoigui, que firmó en Can Misses, ante su exequipo, una primera parte de manual. Rebollo sacó una mano prodigiosa a una falta de Gallar en el minuto 17 y le dio sentido a lo que estaba por venir. Apenas un minuto después, Cedric recibió en la banda izquierda una transición que destrozó al Ibiza. El nigeriano comandó la contra y encontró solo a Jardí en el punto de penalti. El reusense, iluminado en este inicio de temporada, paró el tiempo y se fabricó el espacio para soltar un zurdazo pegado al palo largo de la portería de Ramón. Nada pudo hacer el meta ibicenco, al que el disparo pilló a contrapié. En la primera contra grana, el Nàstic facturaba en otra muestra de que su pegada es incuestionable.
El gol dibujó un escenario todavía más evidente. El Ibiza acumulaba posesión y amenazaba en alguna llegada, pero la figura de Rebollo se hacía cada vez más imponente. El onubense era un muro que transmitía confianza en cada acción. El conjunto grana resistía gracias a él, pero también dejaba claro al Ibiza que en cualquier jugada podía lanzar otra contra letal.
Segundo zarpazo
Así fue. El Nàstic se encontró el segundo en el momento más oportuno. Con el descanso ya encima, los granas volvieron a explotar otra transición de manual para castigar el riesgo local. Cedric volvió a leer lo que pedía la acción: recibió en la medular y soltó en el instante exacto para encontrar liberado a Christos Almpanis. El griego tiró de temple y frialdad para preparar la definición. Su disparo fue perfecto, seco y a media altura, superando a Ramón, que esperaba que fuese al palo largo, pero se coló por el primero. El Nàstic se marchaba al descanso con 0-2 y pudieron ser tres, de no ser por la intervención del portero ibicenco, que frenó otro intento de Cedric en una contra venenosa.
Rebollo lo paró todo
En la segunda mitad, el Nàstic ofreció una versión de puro oficio. Supo resistir, gestionar los minutos y mantener el rigor defensivo en todo momento. Cuando no pudo frenar las acometidas del Ibiza, apareció el de siempre. Dani Rebollo completó su mejor actuación como grana en un partido en el que lo detuvo absolutamente todo. No concedió ni un resquicio a un conjunto celeste que terminó frustrado e impotente.
El Nàstic pudo incluso redondear la noche con una goleada. Fernando Torres y Álex Jiménez tuvieron dos ocasiones claras en el tramo final que pudieron significar el 0-3. El 0-2 impulsa al Nàstic y sumerge en un mar de dudas al Ibiza. El fútbol tiene estas cosas: en apenas dos semanas los granas han pasado de verlo todo negro a bailar sobre el alambre. Dos victorias seguidas, la primera fuera de casa y en Ibiza. Rebollo, la contra y la pegada. Así, sin más.