'Admita que su hijo nunca será Messi y déjelo disfrutar'

«Hay una pérdida de respeto hacia la autoridad, y más si trabaja con tu hijo. Podemos encontrar paralelismos entre el profesor en el aula y el árbitro en el campo»

19 mayo 2017 15:45 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:45
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«El problema es real. El deporte, que es una herramienta para canalizar muchos valores como el respeto o la camaradería, se está convirtiendo en una herramienta para todo lo contrario», concede la psicóloga infantil tarraconense Enriqueta López, que señala una recomendación clave: «A los padres hay que decirles: ‘admite que tu hijo no va a ser Messi y no va a jugar en Primera, por eso déjalo tranquilo, déjalo que disfrute». Enriqueta ofrece una explicación, ligada en parte también a lo que sucede en el aula: «Hemos llegado a esta situación a medida en que se ha aumentado esa excesiva tolerancia, ese ‘a mi hijo que no le toque nadie’. Creemos que nuestro hijo es el mejor. Es igual que cuando hay una discusión entre el profesor y el niño y nos ponemos de parte del hijo sin pensar en nada más. Es el mismo proteccionismo».

En eso también coincide Maria Concepció Torres, doctora en pedagogía, secretaria general del Col·legi de Pedagogs y responsable de los estudios de pedagogía de la Facultat de Ciències de l’Educació i Psicologia de la URV: «Hay una pérdida de respeto hacia la autoridad, y más si trabaja con tu hijo. Podemos encontrar paralelismos entre el profesor en el aula y el árbitro en el campo».

Para Enriqueta López, una educación deficiente en el entorno deportivo puede acarrear problemas en el futuro: «Si mi padre me dice constantemente que soy el mejor, cuando yo tenga alguna frustración no sabré afrontarla, no estaré preparado».

La pedagoga Concepció Torres opta por cambiar el concepto de base: «El deporte se entiende excesivamente como una competición. Debería quedar claro que, a ciertas edades, solamente es un juego. Eso es fácil de decir pero no tanto de hacerlo, y más en el momento en el que hablamos de ligas y estadísticas».

Otro concepto que entra en juego es el de la proyección de los padres en sus hijos, como apunta Torres: «A veces el padre no ha podido disfrutar de esa actividad e intenta que lo haga el hijo. Hay que preguntarle al hijo si le gusta lo que hace. ¿Y si a quien le gusta realmente es al padre?».

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