Adolfo Baines: «Formaremos jugadores compitiendo»

El técnico navarro regresa al Nàstic para dirigir el filial, el CF Pobla, después de hacer historia en la liga de Andorra

01 agosto 2021 09:09 | Actualizado a 01 agosto 2021 14:54
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Hace años Adolfo Baines (Isaba, Navarra, 49 años) escogió Altafulla para afincarse tras colgar los guantes. Tarragona le cautivó en sus dos años en el Nàstic (1998-2000). Y aquí plantó sus inicios en los banquillos. Comenzó de lo suyo, entrenando porteros, para asumir la responsabilidad de segundo entrenador de Vicente Moreno en una de las mejores temporadas que se recuerdan. El ascenso a Segunda de la 2014/15. Después de aquél clímax partió de aventuras con Nogués en Argelia y, ya solo, dar su primer paso como primer entrenador en el Inter Escaldes de Andorra. Ahora regresa a Tarragona como entrenador del CF Pobla. Un proyecto que le ilusiona y que asume con el mismo optimismo con el que ofreció en Tarragona Ràdio en ese discurso de 2013 y que aún hoy, ocho años después sigue acumulando visitas en Youtube.

¿Vuelve a casa?

Se puede decir así. El último equipo de España en el que estuve fue el Nàstic. Desde que me fui en 2015 siempre he trabajado fuera. Se agradece volver, porque es duro estar lejos de la familia. Cuando recibí la llamada desde Tarragona no lo dudé ni un instante. Estoy encantado de poder estar aquí.

Ha pasado por casi todos los escalones del club.

Es una de las cosas que les comento a los chicos en estos primeros días de entrenamiento. Conozco bien la casa porque he subido peldaño a peldaño desde donde están ellos ahora hasta lo más alto que se puede, con un ascenso incluido a Segunda. Es el camino que quieren recorrer ellos y yo sé perfectamente cuál es el proceso y lo que cuesta alcanzar los objetivos. Quiero que sean conscientes de que he recorrido esa senda y ayuudarles para que ellos la puedan recorrer.

Lleva una semana de entrenamiento. ¿Cómo ha visto esta nueva hornada de jugadores?

He visto muy buena materia prima. Me habían hablado muy bien de esta nueva hornada de chicos que llegan desde abajo. Esto habla muy bien del trabajo que se ha realizado en los últimos años en la casa. Hay chicos muy interesantes. Tienen el principal ingrediente que busco como entrenador: ganas de crecer y hambre. Es fundamental. Su predisposición al trabajo es extraordinaria y además tienen talento. Como entrenador mi deber es pulirlo.

Vuelve para ser líder de un vestuario. Una labor diferente a la que ejercía cuando estaba en el club en su primera etapa.

Al final es un proceso natural. Cuando uno empieza en los banquillos comienza como auxiliar o asistente. Yo como entrenador de porteros. He tenido la suerte de poder aprender de grandes ‘maestros’ y he ido absorviendo de todos. Es lo que me ha formado y me sigo formando. Ahora tengo más responsabilidad como cabeza visible del barco y trato de volcar toda mi experiencia y conocimientos en ellos para hacerlos mejores.

¿Qué entrenadores diría que han sido su referencia?

En mi hasta ahora corta carrera tengo dos puntos de inflexión. El primero fue el día en el que Emilio Viqueira me propone ser segundo entrenador con la llegada de Vicente Moreno. Pasé a asumir algo más de responsabilidad. Entrenar porteros me encantaba pero la oportunidad que me brindó Emilio fue una ocasión de oro. Porque pude trabajar con un gran entrenador del que aprendí mucho. Interioricé muchos de los conceptos de Vicente que ahora son los que utilizo.

¿Y el segundo punto de inflexión?

Cuando me fui a Argelia con Josep Maria Nogués. El míster delegaba buena parte de las tareas diarias en mí. Ahí se me despertó la vocación de ser primer entrenador. Dije: «Si estoy llevando buena parte del entrenamiento y me siento cómodo haciéndolo, ¿por qué no asumir toda la responsabilidad?». De ahí que el segundo año con él le dijera que quería volar solo.

¿Su primera experiencia surgió en Andorra donde hizo historia?

Fue un gran aprendizaje. Mi primera vez al frente de un equipo. Con independencia del nivel futbolístico de la liga andorrana gestionar un vestuario es lo mismo hacerlo en una categoría que en otra. Tienes que gestionar personas, ganar, competir el domingo, etc. Fue un reto permanente y diario. Piqué mucha piedra que es como se forma un entrenador. Son dos años que forman parte de mi formación como técnico. Ganamos la liga y la Copa y es un motivo de satisfacción, ver que tu trabajo produce resultados.

Debutó en Champions League.

Y fue una gran alegría. No todo el mundo puede decir que ha disputado un previa de Champions... (risas). Es una ilusión poder ir a jugar fuera, en esta ocasión, en Suiza. Partido igualado que se decantó para ellos. Es mucho aprendizaje. Enfrentarte a equipos netamente superiores a ti te deja muchas lecciones.

Hablaba antes de su estancia en el Paradou, ¿Cómo fue su experiencia en el fútbol argelino?

Argelia, como muchos otros países del continente africano, son los grandes olvidados. En este caso Argelia se puede resumir en una palabra: talento. Mucho talento. ¿Cuál es el problema? Que los jugadores no tienen generalmente hábitos saludables. Cuidarse, entrenar, optimizar tu cuerpo para rendir mejor el domingo, etc. Es un país con mucho potencial, no solo en lo futbolístico, pero no acaban de explotarlo por falta de estructura, intereses creados para que una oligarquía concentre los beneficios logrados, mientras otra parte está dejada de la mano de Dios. Hay talento exportable. El Paradou vende cada año por precios importantes uno o dos jugadores al fútbol europeo. Son experiencias de vida. Estuve muy a gusto y me quité muchos prejuicios.

¿El objetivo del filial es el mismo que el de un conjunto senior?

No lo sé. Lo que sí sé es que soy muy autoexigente. No me conformo ni me voy a esconder con eso de que la Pobla es un club formado o estamos para proporcionar chicos al primer equipo. Evidentemente es una obviedad y buena parte de nuestro trabajo es hacer buenos futbolistas para que sean útiles en el primer equipo. Pero eso solo se puede hacer si el domingo compites. Y competir te acerca a ganar. Todos los entrenadores queremos ganar. No me conformo con formar, porque dentro de la formación el ser competitivo es un pilar fundamental. Vamos a formar jugadores compitiendo.

¿En este sentido es básico el entendimiento con el cuerpo técnico del primer equipo?

Albert Virgili, la persona que apostó por mí para dirigir este proyecto en la Pobla, con la validación de Sergi Parés (director deportivo del Nàstic), me presentaron al míster hacer unas semanas y me causó buena impresión. Lo he vuelto a constatar en el partido ante el Nàstic. Me parece cercano con una gran experiencia en sus espaldas, bagaje que no tengo, y espero, por mi parte, tener una relación muy cercana. Estamos al servicio siempre del primer equipo. Me gusta que exista la buena relación entre la casa grande y el equipo filial. Siempre estaré a su disposición.

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