Agujero negro en Tarragona

El Nàstic vuelve a perder en el Nou Estadi ante el Tenerife. Tete adelantó al cuadro local pero Juan Villar remontó el partido en el primer tiempo

04 marzo 2018 17:08 | Actualizado a 07 marzo 2018 10:44
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Para el Gimnàstic jugar en el Nou Estadi es como hacerlo en un agujero negro. Todo sucumbe a la oscuridad. Las ilusiones que trajeron los fichajes (la mitad de ellos en la enfermería) y la llegada de Nano Rivas se han apagado consumidos en la desesperación y la frustración que acarrea cada una de las derrotas que encajan en su feudo. 

Con la de ayer ante el Tenerife (1-2), la novena de la temporada, hasta los más optimistas se han marchitado. Perder en casa se ha normalizado. La parroquia grana, esa que se mantiene fiel a pesar de un Barça-Atlético y la amenaza de lluvia, no se merece convertir sus visitas al Nou Estadi en una penitencia.

El equipo lleva los mismos puntos que el año pasado a estas alturas de la temporada (33). Parecía difícil hacerlo peor que el curso pasado pero lo han logrado, ya que en esta ocasión el descenso está a un punto y no a tres. 

El Nàstic duró lo que tardó el Tenerife en empatar el tempranero gol de Tete. A partir de ahí se vieron las mismas dolencias que se han llevado esta temporada a dos entrenadores. Malas decisiones individuales, desorden generalizado y una debilidad mental preocupante. El equipo se hunde a las primeras de cambio.

Tenerife y Nàstic salieron con ganas de guerra. Emprendieron un duelo de pistoleros. Practicaron una verticalidad vertiginosa para llegar a las áreas sin deambulaciones. Tejera y Mesa tejían el juego tarraconense, mientras que Mula y Luis Milla dirigían los ataques canarios. La profundidad de los extremos ponía a prueba los sistemas defensivos que se volvieron frágiles a las primeras de cambio.

Golpeó primero el cuadro local. Maikel Mesa picó un balón excelente por encima de la línea defensiva tinerfeña. Avistó el pase Tete que con una volea de espaldas batió a Dani Hernández. El gol daba pie al optimismo en el Nou Estadi. 

Pero no habían pasado ni dos minutos y Juan Villar igualaba el marcador. Su tiro cruzado no encontró oposición y Dimitrievski estiró su cuerpo en vano.

El empate dejó al equipo de Nano Rivas con la sensación de que la maldición de los partidos en casa regresaba. Perdieron el ritmo del juego y desaparecieron del césped. Las líneas se distanciaron. Dieron al equipo canario la oportunidad de hacerse fuertes y los pupilos de Joseba Etxeberria lo aprovecharon para anotar el segundo.

Volvió a ser Juan Villar, que remató a placer una dejada de Longo. La jugada desde el inicio, una conducción de Mula, fue horrorosamente defendida por el Gimnàstic. Los centrales recularon hasta el punto de penalti. Con todo ese espacio, los canarios hicieron lo que quisieron. 
El equipo era una sombra sobre el césped. Los futbolistas discutían. Mesa no encontraba las líneas de pase y Tejera controlaba lejos de la zona de daño. Las piernas pesaban. Las mentes no razonaban con claridad y todo eran errores. El desorden era estrepitoso. Kakabadze era el único que despertaba entusiasmo con sus buenas conducciones por la derecha. Manu Barreiro seguía exhibiendo su brillante juego de espaldas, pero ninguno de sus compañeros hacía esfuerzos para darle continuidad al buen trabajo del gallego. 

Un doble remate de Kakabadze y un disparo flojo desde la frontal, también del georgiano, fue la única nota ofensiva grana en los últimos minutos del primer tiempo, cuando lograron despegarse de la presión canaria.

El partido pudo tener un devenir bien distinto de no ser por la pésima labor arbitral de Areces Franco. El colegiado asturiano se tragó una falta de libro sobre Jean Luc que, de haberla pitado, hubiera acarreado la expulsión del jugador del Tenerife Aveldaño. 

El árbitro asturiano tampoco vio un penalti claro sobre Barreiro y  mostró un criterio dispar en las amonestaciones. Aunque no sería justo responsabilizar exclusivamente al colegiado de la derrota. 

El segundo tiempo se reajustó algo más el Nàstic. El Tenerife se replegó para protegerse. Las ocasiones más claras llegaron en un centro de Kakabadze que peinó Barreiro y un disparo de Fali que el meta desvió a córner.

Nano no encontraba soluciones al mal partido de los suyos. Echó mano de Uche y Dongou. Pero el problema era de fondo. De estructura del equipo y de ánimo de los futbolistas. Barreiro marcó pero fue anulado por fuera de juego. 

El Tenerife pudo redondear la victoria pero el palo y Dimitrievski evitaron un resultado peor.

 

Nàstic: Dimitrievski; Kakabadze, Julio Pleguezuelo  (Dongou, min. 85), Xavi Molina, Abraham; Tejera, Fali, Mesa (Uche, min. 64); Jean Luc, Tete Morente (Muñiz, min. 71) y Barreiro.

Tenerife: Dani Hernández; Luis Pérez, Carlos Ruiz, Aveldaño, Raúl Cámara; Alberto, Luis Milla; Juan Villar (Aitor Sanz, min. 59), Acosta (Suso, min. 78), Mula; y Longo (Malbasic, min. 72).

Goles: 1-0, m.9: Tete Morente. 1-1, m.11: Juan Villar. 1-2, m.30: Juan Villar.

Árbitro: Areces Franco (Comité asturiano). Mostró tarjeta amarilla a Abraham (min.42), Barreiro (min.51), Pleguezuelo (min.64) y Tejera (min.67), por parte local; y a Aitor Sanz (min.85), por parte visitante.

Incidencias: Partido de la vigésima novena jornada de la Liga 1/2/3 disputado en el Nou Estadi de Tarragona ante 4.723 espectadores.

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