Alex Quintanilla: 'Es más difícil ser jugador que ingeniero'

El central vasco es titular en el Nàstic y socio de una empresa de ingeniería. Ha colaborado en el diseño de un respirador mecánico para combatir el Covid-19
 

13 noviembre 2020 12:24 | Actualizado a 14 noviembre 2020 09:17
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Si algo se le da bien a Alexander Quintanilla Urionabarrenetxea (Bilbao, 2 de juliol de 1990) es invertir el tiempo. Sacar partido de los minutos y las horas. Mientras se labraba un nombre en los campos de fútbol hasta llegar a la élite, utilizaba el tiempo ‘libre’ para hincar los codos y sacarse la carrera de Ingeniería Industrial especializado en fluidos. Una formación que además de labrarle un futuro postfutbolístico claro le ha dado la oportunidad de colaborar en la lucha contra la pandemia del Covid-19. Durante el confinamiento lideró un grupo de ingenieros que diseñaron un respirados más barato y eficiente. Porque sabe que hay que ser eficaz tanto fuera como dentro del campo. Seligrat así lo ha visto y le ha entregado la titularidad.

¿Ya han dejado atrás el mal sabor de boca que dejó el empate en el Prat?
En cualquier circunstancia en que pierdes puntos en el minuto 90 es complicado de gestionar en el momento. Sabíamos que por la dinámica que traía el Prat y la particularidad del terreno de juego era un partido difícil. Por eso cuando llegamos al último minuto con ventaja y ver que la pierdes fue un golpe. A medida que va pasando el tiempo, analizas con ayuda del cuerpo técnico los errores, sobre todo los conceptuales, para que no se vuelvan a repetir, y te vas focalizando en hacer bueno ese punto la próxima semana. 

¿El empate en el tiempo de descuento puede servir de lección?
Más que de lección, de recordatorio. No había ni hay dudas de que hasta que el árbitro no pite el final hay que pelear. Hay que ser consistentes los 90, 95 o 100 minutos que dure el encuentro. 

Por si no eran suficientes, una muestra de lo disputado que es este grupo es que solo un equipo ha ganado dos partidos.
Es algo que en un principio, por la particularidad de la temporada y la composición del subgrupo, ya sabíamos. Los hechos no hacen más que confirmarlo. Hace que estemos más convencidos de que no nos podemos deslumbrar ni por buenas rachas ni por malas. Focalizamos cada partido sabiendo que será muy igualado. 

Seamos positivos. El equipo defiende bien. Dos goles en contra. Uno de rebote y otro con 10. ¿No está mal?
Es cierto que el trabajo defensivo está dando sus frutos en el campo. Es uno de los pilares para que sea un buen año. Es una faena colectiva que empieza en el delantero centro y acaba en el portero. Todos los jugadores estamos involucrados. Hasta ahora nos ha ido bien. 

¿No le costó mucho adaptarse y ganarse la titularidad? 
La temporada es larga. Todos tendremos nuestros momentos. Hay que ser un jugador de equipo y adaptarse a las circunstancias. Cuando llegué ya vi que el equipo estaba trabajado y en una buena dinámica. Así es muy sencillo entrar en un grupo. Es más mérito del grupo que del mío.

Salió de Lezama y después ha recorrido muchos equipos ¿Le ha faltado poder consolidarse en un club?
El club en el que más años he estado ha sido el Barakaldo. Después de una buena temporada salió la opción de jugar en Segunda A y una vez en esta categoría te buscas la vida para seguir en ella. Es la carrera de un deportista. Hay decisiones que no están en tus manos y otras sí. Quizás sí que me hace falta dar con un sitio concreto. Ojalá sea aquí.

¿Después de medio centenar de partidos en Segunda, bajar a jugar a Segunda B es un retroceso o un impulso?
No creo que sea ni una cosa ni otra. Todos los futbolistas queremos jugar en categorías superiores. Hay muchos jugadores y de un nivel igual que lo mismo están en Segunda como en Segunda. Muchas veces es estar en el momento y en el sitio adecuado. Lo mejor es encontrarte cómodo y sacar todo el rendimiento. En el Nàstic me siento afortunado de poder estar en un proyecto ambicioso y en un club que tiene las bases para poder cumplir sus objetivos por historia y trayectoria. 

En cuanto a rendimiento, ¿qué entrenador ha sabido sacar el máximo de sus cualidades para convertirle en profesional?
Es difícil señalar una única causa como desencadenante de que un futbolista explote y pueda dar el salto al profesionalismo. En todo caso destacaría el año que estuve con David Movilla en el Barakaldo, que sacó un gran rendimiento de toda la plantilla. Luego con Sandoval que ha sido con el que más he jugado. También sacó buen rendimiento de la plantilla en una segunda vuelta impresionante con record de puntos. 

Pese a los viajes, entrenos, cambios de equipo... ha conseguido licenciarse en Ingeniería Industrial. ¿No ha debido ser nada fácil?
Es cuestión de meter muchas horas. Estudiar mucho y tener también un entorno familiar que te ayuda y te dice las cosas claras. Han sido muchas tardes en la biblioteca hincando codos. También los clubes como el Valencia que me dejaba viajar para hacer los exámenes o los compañeros de la Universidad que me facilitaban los apuntes forman parte de ese entorno colaborativo necesario. Ahora hay un modelo universitario para futbolistas que ofrecen más facilidades. Pero a mí me cogió algo tarde. Es algo de lo que me siento muy orgulloso.

Su padre, Fernando Quintanilla, exfutbolista del Athletic Club sabía de lo que hablaba cuando le recomendaba estudiar.
Sí. Tenía la experiencia propia y por eso también me ayudó en ese planteamiento de futuro. Por ejemplo, cuando estaba en el filial del Valencia y llegaron las convocatorias con el primer equipo. Todos me ayudaron a entender la situación y tener los pies en el suelo.

Durante el confinamiento puso en práctica sus conocimientos de manera altruista en el diseño de un respirador mecánico que ayudara a combatir el Covid-19.
Es un proyecto de respirador (ventijet) que en menos de un mes empezará su ensayo clínico. Todo surge a partir de la pandemia. Tenía una relación personal con un doctor jubilado, Lucas Picazo, un genio, que en los 90 patentó un modelo de respirador. Habíamos hablado mucho del proyecto antes de la pandemia. Luego resulta que con la emergencia sanitaria del Covid-19 faltan respiradores. Entonces se recuperó la idea porque aunque no había entrado en producción había sido premiado a nivel clínico. Delegó en mí para liderar el grupo que lo adaptara e hiciera posible. Las instituciones públicas se volcaron en nuestro proyecto y la verdad es que los resultados son muy optimistas.

¿Algún diseño más previsto?
Soy socio de un grupo de empresas (Enegas) y tenemos mucha actividad. Mis compañeros de trabajo y socios son los que la ejecutan y la llevan hacia adelante por ahora. Mi futuro pasa por allí. Soy muy afortunado.
Eso responde a una pregunta que futbolistas se hacen muchas veces tarde.¿Qué pasa después del fútbol?
Yo se lo digo a mis compañeros que por ejemplo están con la ‘Play’. Que si les gusta que piensen en dedicarse en serio. La cuestión es invertir el tiempo pensando en el futuro. También quiero romper una lanza a favor del futbolista que muchas veces se nos pinta como personas que solo sabemos ir detrás de un balón. Me ha sido más difícil llegar a jugador profesional que acabar ingeniería. 

Una última pregunta: ¿Le gusta el diseño del Nàstic esta temporada?¿Lo ve diseñado para ascender?
Sin duda. Rotundamente sí.

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